En una entrevista que le realizó a finales del año pasado un reconocido canal de televisión mexiquense al maestro Aquiles Córdova Morán, dirigente nacional del Movimiento Antorchista, hay algo que dijo el entrevistado que hoy quiero transcribir aquí, por resultarme sumamente relevante ante lo que estamos sufriendo los mexicanos como consecuencia de las medidas económicas, políticas y de seguridad que está aplicando a nuestro país el recién presidente electo de los Estados Unidos. Dejo la cita.
¿A cuántos mexicanos inocentes, incluso mujeres y niños, se propone, entonces, también 'borrar de la tierra' el presidente Trump?
“Yo creo que los mexicanos haríamos muy bien en preocuparnos bastante más de lo que lo hacemos respecto a lo que pasa en el mundo entero, meternos un poco más a lo que ahora se ha dado en llamar, se ha puesto de moda, geopolítica. Necesitamos preocuparnos más por la geopolítica, porque, aunque algunos, o quizás la inmensa mayoría de nosotros crea que no le atañe la geopolítica, que es un asunto de especialistas o de gente que vive en las bibliotecas nada más, me atrevo a decir que deberíamos reflexionarlo porque no es así, es un error pensar así” (ACM, 2 de octubre de 2024).
Grosso modo, se dice que la geopolítica pone el foco en el estudio de los diversos sucesos políticos acaecidos a nivel mundial (es decir, la política entre países), así como en los efectos que estos hechos generan en la sociedad. Y, para entender un poco la opinión que quiero dejar aquí, me parece que, con que sepamos por hoy esto nos es suficiente.
Y para hacer caso a la recomendación de la cita referida, y animar a mis escasos lectores a estar atentos a todo cuanto sucede y sucederá en la política a escala mundial, intentaré dejar aquí un ejemplo de geopolítica donde, de no responder pronto a sus consecuencias con estratégica y humanismo verdadero de nuestros gobiernos, el reguero de sangre inocente causada por los enfrentamientos entre las organizaciones criminales, puede ser aún mayor de lo que hemos visto.
Veamos. Tan luego protestó Donald J. Trump como presidente de los Estados Unidos, se puso a firmar las órdenes ejecutivas con las que su nuevo gobierno se propone someter al mundo. A una de ellas me quiero referir hoy: declarar a los cárteles criminales de México como organizaciones terroristas. Es decir, que el imperialismo norteamericano arrogantemente anunció con esto, que contra todo derecho internacional enviará a nuestro país fuerzas militares especiales para combatir a los terroristas.
Y aquí tenemos ya una consecuencia, la amenaza en ciernes ya es una realidad. A partir del 3 de febrero pasado, la fuerza aérea de Estados Unidos comenzó a enviar aviones militares al espacio aéreo mexicano con capacidad para intervenir comunicaciones, sobre todo en la región del noroeste del país. Los especialistas dicen que Trump busca ubicar enclaves controlados por las organizaciones de narcotraficantes como posibles puntos de incursión militar estadounidense.
Pero el desconocimiento de la geopolítica ya hace lo suyo. Hay quienes ven en todo esto la salvación de los mexicanos; el fin de los “abrazos, no balazos”; el orden, la seguridad y la paz traída por las balas de los inmortales “rambos” modernos. Leí hoy el trabajo de un columnista de El Universal que lo tituló así: “Que Estados Unidos espíe narcos todo lo que quiera…”; como ponderando las bondadosas y humanitarias intenciones del imperio del norte.
En la columna referida se lee así: “…al final los despliegues aéreos militares de Estados Unidos sobre México tienen un objetivo concreto: se trata de poner sobre la mesa del Despacho Oval una gran charola de caramelos bélicos (posibles operaciones militares), para que el presidente Trump opte por algunos y cumpla con sus estridentes compromisos de campaña en el sentido de que neutralizará a los cárteles, e incluso, de ser necesario, los borrará de la Tierra, estén donde estén”.
Pero yo me temo mucho que la realidad será muy distinta a la que imaginan los propagandistas de la bondad gratuita de los Estados Unidos.
No dudo nada que las intenciones belicistas de Trump contra los cárteles de acá se llevarán a cabo; sobre todo porque me llama la atención que la presidenta Sheinbaum ha negado todo cuanto puede, que las incursiones espías aéreas de Estados Unidos violen las leyes internacionales. Aquí el asunto debe ser, entonces, a qué precio vamos a pagar los mexicanos, el que el imperialismo norteamericano venga hasta acá a combatir y “borrar de la tierra” a los cárteles “estén donde estén”.
Primeramente, hay que decir, que las organizaciones criminales tienen en su seno, incluso a la fuerza, a jóvenes y adultos mexicanos en su estructura delincuencial básica (me atrevo a decir, aunque no tenga las pruebas para eso, que habrá comunidades enteras en poder de los cárteles), que, por ese mismo hecho, son ya parte de la “organización terrorista”. ¿A cuántos mexicanos inocentes, incluso mujeres y niños, se propone, entonces, también “borrar de la tierra” el presidente Trump?
En segundo lugar, ante el inmenso poder militar que tienen ya algunos cárteles, según han informado algunos medios de difusión, ¿qué le hace suponer a Trump que podrá acabar con todos ellos sin ningún daño colateral?; es decir, ¿cuántos mexicanos inocentes van a morir entre las balas cruzadas? Y finalmente, ¿cuántas personas, familias, colonias, poblaciones o estados, van a ser tomados como rehenes por ambos bandos, para usarlos como escudos humanos ante la refriega de las batallas de exterminio?
El día 14 de febrero, irónicamente día del amor y la amistad, cientos de familias de Villa de Álvarez, Colima, reunidas para disfrutar del paso por la calle de la tradicional “cabalgata de las mujeres”, en el marco de los festejos Charrotaurinos de la ciudad, escaparon despavoridas para salvar su vida y la de sus pequeños hijos, porque un comando armado los “rafagueó”; el saldo fue, según la Fiscalía del Estado, de 14 heridos (tres niños) y un muerto.
Aunque las versiones de los hechos ya son muchas, yo sólo puedo decir que, conforme a lo que nos enseña la geopolítica, aquí tenemos ya en vivo y a todo color, por lo que se ve, lo que significa y significará para los mexicanos la política de Trump. ¿Qué dice a todo esto el gobierno del segundo piso de la 4T?
Lamento mucho los hechos y me solidarizo con las víctimas a las que les tocó ahora. Pero por lo que se ve, ya nadie está a salvo. Urge la unión y la solidaridad organizada de todos los agraviados para salvar la vida.
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