MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

De una estación de trenes a una Casa de Cultura 

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Son las tres de la tarde, el sol está a su punto en el municipio de Espita, Yucatán, poco a poco la gente se va aglutinando, es la hora para iniciar el taller de bordado potosino en la Casa de Cultura, un lugar donde también se imparten talleres de urdido de hamaca, danza folclórica, música, poesía, entre otras actividades recreativas.

Espita, un municipio con una población 12 mil 320 habitantes en 2020, es considerado como la Atenas de Yucatán, al cobrar relevancia por servir de refugio a familias que huían del conflicto que representó la Guerra de Castas, el levantamiento indígena maya, que se prolongó de 1847 a 1901.

Su población se dedica especialmente a las actividades primarias, que es la que representa a la mayor parte de la población económicamente activa, misma que tuvo complicaciones durante el tiempo de pandemia, al no recibir ningún apoyo gubernamental, quedando en el olvido durante la contingencia. 

Ante esta situación, es como la Casa de Cultura llamada la “Atenas de Yucatán” implementó cursos gratuitos para el pueblo en general, pero en particular para las amas de casa, para que una vez que consoliden el taller, puedan autoemplearse y vender lo aprendido, teniendo un dinero extra. Además de que las clases buscan impulsar y prevalecer la cultura yucateca. 

Sin embargo, las amas de casa podrían dejar de recibir los talleres, ya que la nueva administración panista que encabeza Martha Eugenia Mena Alcocer intenta hacerse de la propiedad, para uso y administración municipal, por lo que se suspenderían las actividades. 

Y es que la Casa de la Cultura, es fruto de la lucha tenas y aguerrida del pueblo espiteño que la gestionó, de la mano con el Movimiento Antorchista en la entidad ante el Gobierno federal para que la antes estación de trenes tuviera un uso que beneficiara a los vecinos de la zona como una forma de atender la necesidad de los espiteños tanto económica como de esparcimiento.  

Es así como desde el 2019 la antes estación de trenes es hoy por hoy una imponente Casa de Cultura que lleva con mucho orgullo el nombre de la “Atenas de Yucatán”, que representa el trabajo arduo, tenaz y sobre todo de la lucha organizada del pueblo de Espita, que, desde entonces, hasta al momento, ha impartido cursos totalmente gratuitos.

¿Dónde estaba la presidenta cuando la estación estaba vandalizada y en ruinas? El pueblo recuerda, el cargo, sólo tres años y usted apenas lleva un mes de Gobierno y ya está maltratando a sus gobernados. No quiera adjudicarse logros que no son suyos y hoy querer quitárselos al pueblo. 

Por el trabajo que representa la Casa, la lucha que se tuvo, los espiteños tienen que defenderla contra cualquier injerencia municipal como la de la presidenta Martha, porque un logro así debe administrarla el pueblo y debe de ser para él mismo. Así como los mismos talleres que le dan desarrollo a los espiteños.  

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