El municipio de Corregidora, en el estado de Querétaro, se ha consolidado como un actor clave en el crecimiento económico, social y cultural de la región, con una población en constante expansión y una economía vibrante. Según el Censo de 2020 del Inegi, Corregidora alberga a 223 mil 398 habitantes, con un crecimiento poblacional del 4.3 % anual entre 2010 y 2020.
Este rápido aumento ha impulsado el desarrollo de infraestructura y ha generado una demanda significativa de servicios y oportunidades laborales.
La economía de Corregidora se sustenta en un 70 % en el sector terciario, especialmente en comercio, educación y servicios inmobiliarios. Esto ha propiciado un crecimiento anual del PIB del 5 % en la última década.
El crecimiento económico de Corregidora no ha beneficiado a toda su población, ya que las zonas más vulnerables siguen en el abandono mientras las áreas exclusivas continúan recibiendo inversiones.
Además, la tasa de desempleo se mantiene baja en 2.5 %, frente al promedio nacional de 3.5 % (Inegi, 2020), lo que refleja el carácter trabajador de la población del municipio.
Esta bonanza económica también se refleja en el aumento de viviendas habitadas, que pasaron de 35 mil en 2010 a más de 61 mil en 2020.
A pesar de su crecimiento y desarrollo, Corregidora enfrenta una serie de desafíos que por muchos años han estado en el olvido. Uno de los principales problemas es la desigualdad socioeconómica que persiste en muchas zonas del municipio.
Existen áreas con altos índices de desarrollo y servicios de calidad, donde se invierte constantemente recurso para su mantenimiento, limpieza y progreso, como El Pueblito, Pirámides, Tejeda, Vista Real, Balvanera Polo y Country Club, al mismo tiempo que otras comunidades aún carecen de acceso adecuado a agua potable, electricidad, servicios básicos y sobre todo pavimentación de caminos, como La Negreta y sus 32 colonias, Los Ángeles, Charco Blanco, Cerrito Colorado, La Cueva, El Romeral, El Jaral e incluso Ampliación El Pueblito, que representan aproximadamente 51 mil 800 habitantes.
Esta brecha de desarrollo ha creado zonas marginadas dentro del mismo municipio, donde los beneficios del crecimiento económico no se distribuyen de manera equitativa.
Por más de quince años, estas comunidades han permanecido en el olvido; sólo son recordadas en los periodos electorales. Roberto Sosa, actual alcalde municipal, ha visitado este año más establecimientos de comida que a la gente que votó por él en 2018, 2021 y ahora en este 2024.
Sosa ha reparado más veces la avenida Camino al Cerrito, que lleva al Centro de Atención Municipal, mientras que en la 20 de Enero, donde sin falta vino a pedir el voto y regalar lonas de su última campaña, no pavimentó ni una calle.
¿Cuánto se le debe a la gente de Corregidora, que por muchos años ha carecido del vital líquido como en la Benito Juárez; de calles dignas como en Valle Dorado; de limpieza, como en La Negreta, que está hecho un verdadero basurero; de seguridad, como en Santa Bárbara, donde difícilmente se puede caminar tranquilo; de educación digna, cuando la respuesta a las demandas de las escuelas es “aquí no tengo secretaría de educación”? Se le debe mucho.
El desempeño de Roberto Sosa Pichardo como alcalde de Corregidora ha estado marcado por un enfoque desequilibrado en el desarrollo del municipio. Su gestión se reduce a un trato desigual a la población: mientras las zonas más urbanizadas han visto mejoras en seguridad y conectividad, las áreas rurales y periféricas continúan rezagadas, agravando la desigualdad socioeconómica.
Los esfuerzos de la administración de Sosa parecen centrarse en beneficiar a los sectores de mayor ingreso, mientras que miles de familias en las colonias marginadas viven en condiciones de abandono.
Esta falta de atención a las comunidades más vulnerables subraya una falta de visión integral en su Gobierno, donde el crecimiento económico no está beneficiando a toda la población. Su administración ha privilegiado el desarrollo de zonas exclusivas, mientras que las necesidades urgentes de los sectores más desfavorecidos siguen sin resolverse, tras seis años de Gobierno.
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