Por primera vez, don Graciano Kauil Cocom subió al escenario para hablar en su lengua materna sobre las carencias de su comunidad y la lucha organizada
Son las diez de la mañana. La gente se aglutina a las afueras del Teatro Aquiles Córdova Morán; se cubren entre las columnas para protegerse del sol, a la espera de que las puertas de este majestuoso recinto se abran.
Finalmente, a las once, uno a uno los asistentes fueron ingresando al gran teatro y tomando su lugar, pues en cuestión de minutos iniciaría el tercer día de actividades de la XXI Espartaqueada Cultural Nacional, que se desarrolla en Tecomatlán, Puebla.
“Me gustó hablar así, fuerte, y como no lo hacía me quedé sin voz casi a mitad de participación. Pero me gustó participar en Oratoria”
Los maestros de ceremonia llamaron a los participantes de la categoría Libre Campesino. A la par, anunciaron un cambio importante en la dinámica de competencia: ahora se debía practicar la oratoria como auténticos tribunos populares, improvisando sobre un tema de su dominio y relacionado con la realidad de sus comunidades.
Desde problemas sociales hasta cuestiones agrarias, pasando por temas de vivienda y las repercusiones de las obras del gobierno de Morena —como el Tren Maya, que tanto ha afectado al pueblo maya—, o la escasez de agua en Tabasco y los conflictos en Simojovel, Chiapas, fueron parte de los discursos.
Destacó la participación de los oradores de Yucatán y Durango, quienes tomaron el micrófono y, con voz estentórea, hablaron en sus dialectos sobre los problemas de sus comunidades y cómo, con el Movimiento Antorchista, han luchado por mejorar su calidad de vida. El ingeniero Aquiles Córdova Morán celebró este uso de las lenguas maternas, pues consideró valioso que se mantengan vivas.
Quintana Roo y Yucatán fueron los primeros en participar. Serio y firme, el señor Graciano Kauil Cocom subió al escenario y, en lengua maya, habló sobre las carencias de su municipio, San José Tixcacalcupul, una comunidad alejada del centro histórico de Yucatán pero cercana a Valladolid, uno de los llamados “pueblos mágicos”. A pesar de la cercanía, su comunidad carece de servicios básicos como agua, luz, calles pavimentadas, apoyo al campo y vivienda.
Es común que las comunidades no turísticas carezcan de lo elemental para que su gente viva en condiciones dignas. El desarrollo llega sólo a lugares redituables como Mérida o los pueblos mágicos, dejando de lado a poblaciones vulnerables como la de don Graciano, quien vio en Antorcha un medio de lucha para cambiar sus condiciones de vida.
Al término de su intervención, con un gesto tranquilo pero visiblemente emocionado, comentó que le gustó hablar en público y practicar la oratoria: “Nunca lo había hecho, hablar así, fuerte, y como no lo hacía me quedé sin voz casi a mitad de participación. Me gustó participar”.
Don Graciano es un hombre de poco más de sesenta años y, como muchos yucatecos dedicados al campo desde pequeños, es de buena madera y tiene aún mucho que ofrecer. Al preguntarle si volvería a participar, respondió que sí: “Fue una buena experiencia”.
Las ovaciones fueron para don Graciano, quien, si bien no obtuvo el primer lugar, consiguió el tercero, lo cual consideró un logro, especialmente siendo su primera participación en la Espartaqueada Cultural. No dudó en afirmar que volvería a hacerlo, aun si eso implica viajar decenas de kilómetros y muchas horas.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario