Es común ver a jóvenes que quieren salir adelante y prepararse para ello; sin embargo, no todos pueden acceder a ella, pues hay quienes tienen que trabajar para costear sus estudios o quienes no pueden porque su condición socioeconómica no les permite acceder a instituciones del nivel superior. Tal parece que, en nuestro país, a medida que se concentra la riqueza en pocas manos, el sistema concentrador de riqueza también a la educación la convierte en mercancía.
El Gobierno de la república durante su campaña prometió cambiar la política educativa en México. Instauraron las Universidades para el Bienestar “Benito Juárez”, cuya misión era llevar educación superior a localidades apartadas y marginadas, pero fracasaron en el intento, al tratarse de un proyecto mal direccionado. En realidad no conocen lo que le hace falta al país en materia educativa, que en este sexenio ha dejado mucho que desear.
Los recortes a la educación han lastimado mucho a las universidades públicas. Por un lado, se dice que se va a incentivar a la educación superior creando universidades “al servicio del pueblo” como dicen en el discurso, pero este proyecto ha sido como todos los emprendidos por la 4T; no tienen pies ni cabeza y sólo sirven de puente para la corrupción.
Para el año 2023 se le aumentaron 18 millones de dólares al presupuesto para las universidades, pero si comparamos con el recorte sufrido en el 2022 por 100 millones de dólares, este aumento no fue nada con respecto a este año si lo comparamos con el recorte del año anterior.
Para el año entrante creo que la cosa seguirá igual, la educación no se verá favorecida en el Presupuesto de Egresos de la Federación, pues ahorrarán para la campaña que ya se está orquestando desde la cúpula de poder.
La política educativa también ha fracasado, así como la política en seguridad. Estos fracasos se deben principalmente a que no están atacando de raíz el problema fundamental de nuestro país, que es la injusta distribución de la riqueza nacional. En vez de hacer una inversión seria en materia educativa, se les recorta presupuesto, se desaparecen programas educativos como las escuelas de tiempo completo, y se invierte en nuevos proyectos que no tienen futuro.
A decir verdad, hay una crisis en el sistema educativo mexicano, y no es por falta de capacidad de nuestros maestros y maestras, sino que la inversión es muy pobre; tenemos un sistema educativo que no está al servicio del pueblo: al contrario, está al servicio del gran capital, para seguir educando a los hijos de los trabajadores como los obreros calificados que necesita el sistema para seguir haciendo crecer las grandes ganancias de lo empresarios.
Se necesita una educación distinta, con verdadero humanismo y que se fomente más la investigación científica para sacar del atraso en el que se encuentra nuestro país. Eso se puede lograr, pero se tiene que cambiar el modelo económico vigente por uno más justo y equitativo: los de la 4T, no lo van a hacer; tiene que ser el pueblo organizado y consciente de su realidad, sólo así podrá cambiar las cosas que están mal.
El Movimiento Antorchista ha formado escuelas con verdadera formación integral, peleando siempre por mejoras a las instituciones para impartir una educación de calidad y que además estén al servicio del pueblo.
Por ejemplo, el reciente triunfo de una alumna del Instituto de Tecnológico de Tecomatlán, Azucena Cordero Aguirre, obtuvo el primer lugar de entre 254 Tecnológicos participantes en la Evaluación 1 del Evento Nacional Estudiantil de Ciencias Básicas (Enecb) en el área de Ciencias Económico-Administrativas. Tomando en cuenta que el Tecnológico Nacional tiene más de 640 mil estudiantes, entre los que Azucena destacó con el primer lugar.
Esta escuela fue fundada por el Movimiento Antorchista y dirigida por profesores que pertenecen al movimiento social; Antorcha tiene un proyecto magisterial que lo está poniendo en práctica. Sin duda es un ejemplo de la preocupación y ocupación por mejorar la educación en nuestro país que tanta falta le hace.
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