Desde que la morenista Xóchitl Flores Jiménez arribó al poder municipal de Chimalhuacán, Estado de México (1 de enero de 2022), no ha habido ninguna evaluación especializada –ni la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) ni el Semáforo Delictivo del Estado de México– que indique que la inseguridad haya disminuido en ese municipio mexiquense perteneciente a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
?Por el contrario, cada vez que esos organismos publican los resultados en torno a la inseguridad que prevalece en el país y la entidad mexiquense, los resultados son del todo negativos para Chimalhuacán.
Aunque desde el primer trimestre del año 2022 los resultados indicaron que la inseguridad había aumentado en la localidad, para el presente análisis no tomaremos en cuenta el primer año de gobierno morenista dado que a toda autoridad hay que darle un periodo de gracia para que recompongan las cosas. No obstante, las cosas en Chimalhuacán no sucedieron así.
La más reciente evaluación de la ENSU, correspondiente al cuarto trimestre de 2023, indica que en Chimalhuacán el 79.9 % de los ciudadanos perciben inseguridad en su localidad; o sea, ocho de cada diez ciudadanos se sienten inseguros en su municipio. Sólo debajo de Naucalpan, Ecatepec, Toluca y Tlalnepantla.
En Chimalhuacán, a pesar del miedo que les provoca enfrentar a los delincuentes, a las amas de casa y jefes de familia no les ha quedado otro camino que tomar en sus manos la seguridad de sus barrios y colonias.
Es decir, de los 125 municipios mexiquenses, Chimalhuacán resultó ser el quinto municipio en el que hay más percepción de inseguridad en el Estado de México.
Y cómo no se va a sentir insegura la gente si cuando va caminando por la calle o van en el transporte público, la delincuencia se apodera de su teléfono celular, les roban los pocos pesos que portan o, de plano, se introducen violentamente en sus hogares para llevarse lo poco de valor que tienen.
De acuerdo con datos del Semáforo Delictivo del Estado de México, en el primer semestre de 2023, Chimalhuacán ocupó el primer lugar en inseguridad al cometerse 249 robos a negocios y 44 delitos de extorsión, con lo que la violencia aumentó en 28 % y ocupó el segundo lugar en muertes violentas.
Tras poco más de un mes de que Delfina Gómez Álvarez llegó a la gubernatura del Estado de México, anunció con bombo y platillo el lanzamiento de un programa de seguridad llamado “Estrategia Especial para la Construcción de Paz en los 50 municipios prioritarios”, entre los que enlistó a Chimalhuacán. Pero la medida no ha tenido los resultados que aseguró que tendría.
Hasta la fecha, definitivamente, no ha funcionado la estrategia que la gobernadora morenista aseguró que estaría “en manos de autoridades federales, estatales y municipales”; por el contrario, los asaltos en vía pública y en casas habitación van a la alza al igual que las extorsiones y asesinatos de los chimalhuacanos que se han negado a pagar derecho de piso.
El pasado domingo 14 de enero, poco después del mediodía, fueron acribillados dos empleados de una cocina dedicada a la venta de caldos de gallina, cuyo dueño se negó a pagar el famoso “derecho de piso” que cobra la delincuencia como condición para dejar trabajar “en paz” a los comerciantes.
Por eso, cansados de que sus familias sean víctimas de la delincuencia, vecinos del barrio Acuitlapilco, en ese municipio —considerado uno de los más peligrosos del mismo— han tomado en sus manos la protección de sus familias. Sí, diariamente se turnan para vigilar y hacer rondines en los lugares que perciben como más inseguros no sólo por los robos a peatones y casa-habitación, sino por las crecientes extorsiones que padecen los comerciantes, tanto establecidos como ambulantes.
La principal actividad productiva de los chimalhuacanos es el comercio (58.97 % de la población se dedica a él y el 23.52 % labora en servicios no calificados), toda vez que no existen fuentes de empleo que satisfagan a toda la población y han desaparecido las actividades agrícolas porque la mancha urbana las desapareció. Los comerciantes no aceptan las extorsiones de la delincuencia pues eso es mermar el dinero que les queda para que su familia viva.
Para revertir el problema de la falta de empleos, durante varios años los presidentes municipales emanados del Proyecto Nuevo Chimalhuacán realizaron miles de gestiones ante las autoridades federales y el gobierno del Estado de México, a fin de que autorizaran la fundación de un parque industrial al que bautizaron como Centro de Recuperación Ambiental del Oriente Mexiquense (Cerao), mismo que estaba proyectado para generar 40 mil empleos en el municipio (entre directos e indirectos). No obstante, no lograron hacerlo realidad debido a los obstáculos impuestos por los Gobiernos federales anteriores y también del Gobierno morenista.
A pesar del miedo que les provoca enfrentar a los delincuentes, a las amas de casa y jefes de familia no les ha quedado otro camino que tomar en sus manos la seguridad de sus barrios y colonias.
Muchos se preguntarán por qué no dejan que la Policía municipal haga su trabajo y los proteja, pero la gente sabe que eso no sucederá pues tienen malas experiencias: los policías no realizan las actividades preventivas a que están obligados; no hacen rondines ni limpieza de lugares en los que se esconden los delincuentes ni funcionan las cámaras de seguridad y no funcionan las alarmas vecinales que debieran estar conectadas directamente al edificio de la Policía para que sus elementos rápidamente asistan a las víctimas. Lo más grave, es que no acuden a los llamados de peligro de la ciudadanía. A todo eso, hay que agregar que el 50.3 % de la población asocia con actos de corrupción a las “autoridades” policiacas.
Por eso, para proteger a sus familias, tomaron en sus manos la seguridad de sus barrios y colonias: cuidan las zonas más peligrosas (calles oscuras, parajes con arbustos crecidos en los que frecuentemente se esconden los maleantes). Con los recorridos que iniciaron el pasado mes de diciembre, los chimalhuacanos buscan inhibir la delincuencia que les quita lo poco que tienen, infunden miedo a las jovencitas y extorsionan a comerciantes.
En el barrio de Acuitlapilco, uno de los más grandes y peligrosos del municipio, los delitos de extorsión, asaltos y robo de autos han aumentado en la zona. Debido a ello los vecinos han cambiado su estilo de vida, pues ahora se encierran en sus casas antes de que el día se oscurezca.
Con las guardias ciudadanas, los chimalhuacanos esperan inhibir los delitos. Además de que en la práctica ellos están ejerciendo una participación ciudadana a favor de la comunidad, siguen exigiendo la intervención de la alcaldesa Xóchitl Flores Jiménez, quien en dos problemas fundamentales que aquejan a los chimalhuacanos ha dado muestras de que no sabe gobernar: la creciente inseguridad que afecta a todos y la también creciente escasez de agua que también afecta a los más de 730 mil habitantes.
Dicen los chimalhuacanos en guardia que viene el cambio de gobierno municipal; que esperan que la gente no vuelva a votar por Morena, ni por Xóchitl Flores Jiménez, ni por su esposo Miguel Benito —que dicen los nativos que es quien realmente gobierna—, ni por ningún otro morenista porque sólo se preocupan por su propio bienestar y no hacen nada para solucionar los problemas de inseguridad y escasez de agua potable.
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