MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Covid-19, "no hay mal que por bien no venga"

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La pandemia del coronavirus, Covid-19, ha trastocado la vida cotidiana de las familias, la situación económica, social, psicológica y política de muchos millones de seres humanos en el mundo; se nos ha confinado dentro de casa para evitar al máximo el contacto cercano con nuestros semejantes y la propagación de este peligroso y mortal virus.

En estos días de permanencia en casa, hemos tenido más tiempo del acostumbrado para revisar diversas publicaciones relacionadas con la emergencia sanitaria, del silencioso pero inexorable avance de la enfermedad en diversos países del mundo y en nuestro suelo patrio. Día y noche estamos bombardeados con una avalancha de información que, a muchos, hasta dolor de cabeza nos proporciona, a otros los deprime, y a otros ´los hace creer que se trata del inicio del fin del mundo, provocándoles un verdadero pánico y ya no quieren salir de su casa ni a hacer las tareas más indispensables para sobrellevar esta situación.

Sin embargo, la mayoría de los jefes de familia tiene que salir a trabajar, las amas de casa tienen que salir de sus hogares para abastecerse de alimentos, e incluso tiene que salir a pagar los servicios de electricidad, de agua potable, a realizar pagos con las tiendas donde han hecho compras a crédito y que no les perdonan ningún retraso sin el respectivo pago de intereses moratorios, etc., y esto es una realidad porque no todos cuentan con la tecnología para realizar estos pagos "en línea".

Con toda la oleada de información que se nos viene encima, principalmente por las "benditas redes sociales" y diversos medios masivos de información, cada día que pasa, la ciudadanía va tomando conciencia de la gravedad del problema y sus consecuancias en muchos países, entre ellos el nuestro. Actualmente, este peligroso virus se está propagando alarmantemente en siete zonas del país: el Valle de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla, Tijuana, Mexicali y Cancún; esto hasta cierto punto es natural, pues son ciudades densamente pobladas donde hay más contacto humano y con mayor contacto con el exterior; Cancún, por ejemplo, es el destino más visitado por turistas extranjeros y nacionales, lo que incrementa grandemente las posibilidades de contagio.

Al principio, algunas de nuestras autoridades, no le dieron la importancia debida, y en lugar de informar a la población y concientizarla acerca del problema que se nos venía encima, lo tomaron a la ligera, se mofaron y declararon incoherencias a los medios de comunicación: dijeron que el covid­-19 "solo le afecta a los ricos, que los pobres somos inmunes a ella, o que se cura con un buen mole de guajolote" y ocurrencias como esas en lugar de advertir a la población, sin caer en el amarillismo, de las consecuencias que tendrá este nuevo virus.

No elaboraron un plan de contingencia integral y multifacético que tomara en cuenta todas las aristas del problema y que derivara en acciones inmediatas y concretas, proporcionar a la población todo lo necesario para poder resistir el confinamiento en sus hogares, como alimento suficiente, medios de abasto seguros; tampoco sometieron a las empresas, sobre todo a las más grandes, para evitar la especulación de precios en los productos de la canasta básica, de todos es sabido cómo los precios de alimentos básicos como el frijol, arroz, sopas, azúcar, leche, pañales, etc., subieron en más de un 50 por ciento en unos cuantos días.

¿Qué hicieron las autoridades? Clausuraron por dos o tres días algunas tiendas departamentales, dizque las multaron, sacaron la foto y la nota que publicaron en algunos medios, pero después siguieron operando como si nada hubiera ocurrido. Según los reportes oficiales, en Tulum son ya cuatro casos que han dado positivo al covid-19 y dos han perdido la vida, en Cancún estos datos se han elevado drásticamente en unos cuantos día, llegando a 200 casos positivos y 15 fallecimientos; aunque existen voces que mencionan que estas cifras son mayores.

Como yo, muchos ciudadanos temen que las medidas preventivas no se están aplicando con rigurosidad, debido, en buena parte, a la falta de conciencia y responsabilidad de los mismos ciudadanos, pero este fenómeno poco a poco va disminuyendo, sobre todo al darse cuenta la de que la enfermedad ya está presente en este destino turístico, junto con Playa del Carmen y Puerto Morelos, es decir, en toda la Riviera Maya.

Lamentablemente la población de esta zona no tiene las condiciones materiales para cumplir con el confinamiento porque no tiene alimento suficiente, medicamentos y la seguridad de que contará con los servicios públicos elementales. Es necesario que el Gobierno Federal asuma su papel de garante de la seguridad del pueblo; garantizar, primero, la alimentación y bienestar a los pobres, mientras eso no ocurra el pueblo seguirá teniendo necesidad de salir a buscar el sustento.

El panorama se vuelve desolador: la actividad económica se está paralizando, el confinamiento por la emergencia sanitaria se prolonga por mes y medio más, las autoridades de los tres niveles de gobierno están tomando medidas más drásticas como el cierre de pequeños establecimientos y comercios no esenciales de los que dependen no solo los propietarios sino también las familias de los empleados de miles de pequeñas y medianas empresas.

Aunado a ello, todos los hoteles, restaurantes, bares, centros de diversión, etc., de la Rivera Maya y toda la zona norte del estado de Quintana Roo ya no están laborando, lo que se complica porque la inmensa mayoría de la población dependen del turismo y de la derrama económica que permea indirecta o directamente a dicha zona y al estado en general. Pero si el gobierno federal no implementa medidas concretas y eficientes para garantizar la alimentación de la población, si no decreta condonación de los pagos de los servicios básicos, si no obliga a las empresas a otorgar prórrogas a sus deudores, si no se aplica un contundente y urgente Plan Nacional Alimentario y de servicios básicos, entonces "SI NO NOS MATA EL CORONAVIRUS COVID-19, NOS VA A MATAR EL HAMBRE".

Tenemos que organizarnos y coordinarnos para levantar la voz y demandar al Gobierno Federal acciones concretas para auxiliar al pueblo en estos momentos críticos, pues es éste quien con su trabajo ha construido la grandeza de este país. Somos un país rico, el problema es que dicha riqueza está mal distribuida, y este es un mal que sufrimos la gran mayoría de los países desde hace más de un siglo; tenemos que aprovechar las lecciones y las verdades que está dejando al descubierto esta epidemia para no seguir de espectadores, para no quedarnos de brazos cruzados, para no ser parte de ese gran sector de la población que ha asumido una actitud apática y conformista y que piensa que no puede hacer nada para remediar sus males. Es hora de despertar y alzar la voz como un solo hombre para aspirar a vivir en un mundo mejor.

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