MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Covid-19: irresponsabilidad y demagogia

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La televisión, la radio, la prensa, las redes sociales y de internet o cualquier otro medio masivo de comunicación, en estos momentos, está plagado con información sobre el coronavirus. Todos los días el Gobierno federal, a través del Subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, nos informa dosificadamente sobre el número de contagiados y muertos por el coronavirus, el tiempo estimado que durará la cuarentena, las medidas que se implementarán en cada fase de la contingencia sanitaria para impedir la propagación del virus, la necesidad de lavarse las manos, mantenernos confinados en nuestras casas, etcétera, etcétera; por tanto, toda la población está pendiente de lo que sucede con el Covid-19.

Ahora bien, la irresponsable actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien retrasó intencionalmente la aplicación de las urgentes medidas de seguridad que requería adoptar la población, quien continuó con sus giras políticas abrazando y besando a la gente, promoviendo incluso un video donde abiertamente llamaba al pueblo de México a salir de casa con la familia a comer en las fondas, minimizando el problema de la epidemia y, en el colmo del ridículo, invocando con sus escapularios al "detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo" como medida espiritual para combatir al virus; provocó que varias personalidades del país expresaran su opinión sobre la magnitud de la pandemia que azota al mundo entero y cómo debería actuar el gobierno mexicano para atender esta compleja y delicada situación; exsecretarios de salud, académicos, investigadores y comunicadores han exigido al Gobierno federal implementar medidas para combatir en serio dicha contingencia: especialistas reconocidos como Julio Frenk, José Narro Robles, Salomón Chertorivski, Guillermo Soberón Acevedo, Miguel ángel Celis y Julio Boltvinik, entre otros.

Sin embargo, el pasado 5 de abril, AMLO presentó lo que debió ser un plan emergente de reactivación económica para hacer frente a la crisis causada por el Covid-19, pero sordo a éstas y muchas otras voces, en tono triunfalista, se limitó a informar de los avances de su gobierno, planteo limitadas e insuficientes medidas económicas para contener la pandemia, reitero la continuación de obras como la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe ángeles en Santa Lucia, ratificó la continuidad de su política social sustentada en los programas de transferencia monetaria y, finalmente, cerró su discurso con dos afirmaciones que, sin duda, ilustran su distorsionada visión de la realidad: dijo que después de la India, México es el país con menos infectados por el coronavirus y el tercer país con menos defunciones por número de habitantes ¿en verdad considera el Gobierno federal que está enfrentando exitosamente la pandemia del coronavirus? y, por otro lado, se comprometió a crear dos millones de empleos para diciembre de este año. Me pregunto, con un crecimiento económico de 0.1% en 2019, con una pérdida de 346,878 empleos tan solo del 13 de marzo y el 6 de abril de 2020, como lo informó recientemente la Secretaría del Trabajo, y bajo el desalentador panorama económico que trae consigo una contingencia sanitaria de esta magnitud ¿en verdad considera AMLO y su gobierno que en los próximos nueve meses se crearán dos millones de empleos? Espejismo puro.

De la inaplazable necesidad de asignar recursos extraordinarios al sector salud para crear una mayor y mejor infraestructura hospitalaria, para dotar de equipo e insumos a los médicos y a los enfermos de Covid-19, así como las medidas para alimentar a millones de mexicanos que viven en la extrema pobreza y cuya situación se agrava al quedarse sin trabajo o bien porque laboran en la economía informal y hoy, por mandato del gobierno, deben confinarse en sus casas para impedir la propagación del coronavirus: de esto no se dijo una sola palabra. No hubo pues ningún plan emergente de apoyo a los mexicanos más pobres: solo mentiras y demagogia.

Un plan emergente que ante la pandemia no atienda con apremio al sector salud ni proporcione alimento a la población más humilde para que pueda resguardarse en casa, es una irresponsabilidad imperdonable, sobre todo después del discurso que ofreció AMLO el pasado 26 de marzo en la Cumbre Extraordinaria del G-20, realizada a través de una videoconferencia simultánea, donde dijo al mundo entero que: "En cuanto a la recuperación económica, consideramos que debe darse preferencia a los pobres [...] y apoyar a los que viven de la economía informal..." sin embargo, en los hechos, para el pueblo pobre de México el gobierno morenista no tiene contemplado ningún tipo de apoyo.

Lo que sabemos los mexicanos es que el Gobierno federal sigue sin implementar medidas que de verdad vayan a combatir en serio el Covid-19. Por un lado, los hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) y demás institutos de salud pública, carecen de equipo especial para la protección de los doctores, enfermeros, camilleros, laboratoristas, choferes de ambulancia, así como para el personal administrativo, de limpieza y mantenimiento; los médicos no cuentan con trajes aislantes, cubrebocas N95, lentes protectores, ni guantes impermeables, no se les ha capacitado para aplicar los protocolos adecuados en el manejo de pacientes con Covid-19; no hay espacios preparados para el correcto aislamiento de los enfermos, ni camas ni ventiladores suficientes para asistir a los enfermos. Decenas de valientes médicos han muerto por falta de previsión por parte de las autoridades. Pero además, observamos con asombro e indignación cómo el Gobierno pretende enmascarar el número de fallecidos por el Covid-19 con el pueril diagnóstico de una supuesta "neumonía atípica". De manera que, sin la realización masiva de pruebas para detectar con precisión a los portadores del virus y con la manipulación de esta "neumonía atípica", resulta evidente que el Gobierno federal oculta la verdad sobre el número real de personas contagiadas y fallecidas por la pandemia.

El sistema de salud en el país, de por sí maltrecho, hoy ante el coronavirus se enfila a toda velocidad hacia un colapso de pronóstico reservado. Lejos de asignar en lo inmediato recursos extraordinarios al sector salud para crear una mayor y mejor infraestructura hospitalaria en atención a los médicos y enfermos del Covid-19, el gobierno morenista está pensando en la aplicación de una Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, en la cual se establecerán los criterios de atención a pacientes enfermos de Covid-19, donde los médicos, ante la falta de equipamiento, tendrán que priorizar la vida de los jóvenes sobre la vida de los adultos mayores. El Gobierno de la Cuarta Transformación no está pensando en proteger y preservar la vida de los mexicanos, sino en discriminar quién vivirá y quién tendrá que morir.

Por otro lado, si se quiere que el confinamiento en casa se cumpla a cabalidad como medida para impedir la propagación del coronavirus, el Gobierno debe contemplar a los trabajadores que están perdiendo su empleo y a la población que sobrevive de la economía informal, es decir, el 60 por ciento de la Población Económicamente Activa que supera los 36 millones de personas. ¿Qué van a comer estos millones de mexicanos pobres que hoy, ante la contingencia sanitaria, están impedidos para salir de casa a ganarse el sustento para sus familias? Se requiere, por tanto, un programa nacional de distribución de alimentos y agua potable para toda la población que carece de un ingreso fijo y que tampoco recibe ninguna ayuda del gobierno.

No es momento de destinar el dinero de los mexicanos para realizar obras como la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe ángeles en Santa Lucía, esos proyectos pueden esperar. Lo que los mexicanos demandamos, ante esta inédita pandemia que nos obliga a quedarnos en casa, es que una parte importante de los recursos económicos del país se destinen al sector salud, para alimentos y agua potable, que hoy, más que nunca, requieren los pobres de México.

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