MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Covid-19 en México: urge plan nacional de apoyo alimentario

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Desde que se declaró emergencia sanitaria internacional por la expansión del Sars-Cov-2 o Covid-19, el virus ha infectado a miles de personas en más de 100 países, causando hasta el momento de mi redacción la muerte de 140 mil 773 personas en todo el mundo. La declaratoria de pandemia era necesaria, de acuerdo a la evaluación de la Orgamización Mundial de la Salud, porque los gobiernos de los países no estaban dimensionando la gravedad de esta nueva enfermedad ni estaban haciendo nada para detener su propagación. Algunos, como Estados Unidos, porque lo veían favorable a sus intereses, al estar el centro de la pandemia en China, su principal rival en el terreno económico y político; otros, los países europeos, porque les parecía que China estaba a miles de kilómetros de sus fronteras y el virus no llegaría tan lejos. Sin embargo, la terca realidad se impone, haciendo pagar muy caro a esos gobiernos los "niveles alarmantes de inacción" como dijo el director de la OMS, mejor dicho, quien está pagando los platos rotos son los pueblos, la clase trabajadora de esos países.

Ahí están para muestra los casos de Italia, España, y el mismo Estados Unidos con sistemas de salud colapsados, crematorios que no se dan abasto, muertos que se cuentan por miles; o el dramático caso de Ecuador con cadáveres en las casas y en las calles, porque no hay suficiente espacio en los panteones. Nada de lo que aquí se menciona es con el afán de exagerar o distorsionar lo que está pasando en el mundo, desafortunadamente son hechos ciertos, avalados por datos duros de organismos internacionales, por declaraciones de los distintos gobiernos, y por las imágenes que circulan a través de las redes sociales, que dejan testimonio de la dramática situación a la que se enfrentan seres humanos de las más diversas nacionalidades.

Los países que reaccionaron a tiempo para enfrentar y derrotar a la nueva enfermedad Covid-19, no cayeron en la inacción que criticaba el director de la OMS. China es el caso más relevante, tomó medidas drásticas, desde la primera fase de la pandemia, en las democracias occidentales las calificaron de atentado a las libertades individuales, a pesar de las criticas malintencionadas, fueron medidas exitosas: el cierre de fronteras, aislar a la provincia de Hubei del resto del país, decreto la suspensión de toda la actividad económica, la aplicación de pruebas masivas para detectar a los enfermos y aislarlos, aumentar la infraestructura hospitalaria (construyo en 10 días el hospital Huoshenshan, un edificio de 25 mil metros cuadrados con mil camas y mil 400 empleados), el aislamiento estricto de toda la ciudad de Wuhan, la medida de que la gente se mantuviera en su casas fue posible porque el gobierno implemento una red de entrega a domicilio, del abasto necesario para todas las familias, durante el tiempo que duró el régimen de aislamiento, además de otras medidas igualmente eficaces para romper la cadena de contagios y contener la propagación del virus.

En el caso de México, la actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador, ante la pandemia de Covid-19, en lo fundamental ha sido de minimizar la gravedad de la pandemia ante los ojos del pueblo y plantear soluciones francamente ridículas, para evitar el contagio, aconsejando usar estampas de santos o tréboles de la suerte. Pero lo más preocupante no son las ocurrencias sino la evidente inacción del presidente de la 4T. Su falta de visión a la hora de tomar medidas adecuadas a la dimensión de la pandemia que azota al planeta entero y de la que los mexicanos no tenemos manera quedar exentos. Esta falta de acción es evidente en todas las áreas del gobierno ante la pandemia del Covid-19, para no abusar de los posibles lectores mencionaré un aspecto como botón de muestra, veamos.

El miércoles 18 de marzo falleció la primera víctima del Covid-19, sin embargo el deceso no hizo que el gobierno decretara la fase dos de la pandemia, fue hasta el 24 de marzo cuando en su conferencia mañanera AMLO anunció oficialmente que México entraba en la Fase 2 de la pandemia, y fue hasta ese momento que se habló más claramente de que la población se mantuviera en aislamiento voluntario, en esa ocasión sus palabras fueron "...El pueblo de México está hecho para resistir adversidades y para salir adelante".

Desafortunadamente la frase es más romántica que apegada a la realidad, porque resistir y salir adelante sin contagiarse del Covid-19 manteniéndose en su casa, es algo que no podrán hacer quienes trabajan en la informalidad, sin ingresos fijos, quienes viven al día, en pocas palabras "si no trabajan, no comen". Y no hablamos de cifras menores, ya que el 60 por ciento de la Población Económicamente Activa, representa alrededor de 11 millones de trabajadores, que si se quedan en su casa y atienden la medida de la cuarentena, se enfrentan a una disyuntiva terrible: salir a trabajar y contagiarse del virus, poniendo en riesgo su salud, su vida y la de sus familiares o quedarse en su casa a padecer hambre; si cada uno de esos once millones de trabajadores tiene un promedio de cuatro integrantes por familia, la cifra alcanza los 44 millones de personas sufriendo las consecuencias de esta disyuntiva.

Siguiendo el ejemplo de otros países, el gobierno mexicano debería tomar medidas, encaminadas a mitigar los efectos del aislamiento de la población sin ingresos seguros. Ya mencioné las acciones que tomó el gobierno chino para darles condiciones a los habitantes de la ciudad de Wuhan, durante el tiempo de confinamiento. La India, es otro caso digno de mención, en este país el gobierno decretó, además de otras acciones: el aislamiento obligatorio, acompañando la medida con el acuerdo de brindar bonos alimenticios para las familias de escasos recursos, del 62 por ciento de su población, es decir, 800 millones de personas.

En esa misma línea de acción, el gobierno del Salvador proclamó la cuarentena obligatoria en todo el país, al mismo tiempo que anunciaba la entrega de apoyo económico alimenticio para el 75 por ciento de la población más pobre, alrededor de un millón y medio de personas. Los gobiernos de estos países actuaron con firmeza decretando de cuarentena obligatoria, haciendo caso a la opinión de los científicos y expertos, quienes sostienen que esta medida es la única posible de aplicar en todo el mundo, eficaz para disminuir y en lo posible contener la pandemia del Covid-19. La población aceptó la obligatoriedad del confinamiento porque la medida fue acompañada con alternativa para garantizar su alimentación, y demás necesidades básicas.

A los mexicanos se nos dice que el confinamiento es voluntario, pero aún si se llegará a declarar obligatorio, es previsible que no funcionará, porque 44 millones se enfrentan a una disyuntiva atroz: morir por el Covid-19 o morir de hambre. Si el Gobierno Federal, encabezado por AMLO, cierra los ojos y se cruza de brazos ante hechos tan graves; los hombres y mujeres de buena fe no pueden caer en la misma inacción de la 4T, aunque las medidas de distanciamiento para evitar contagios les impidan realizar acciones de protesta masiva, no se deben quedar callados ni paralizarse, deben levantar la voz por todos los medios a su alcance para exigir la puesta en marcha de un plan de apoyo alimentario a nivel nacional, para las familias más pobres; no deben convertirse en cómplices por omisión, de quienes teniendo todo el poder y recursos para enfrentar con eficacia el combate a la pandemia han decidido exponer al país a padecer lo mismo que sucede en Italia, España, Estados Unidos o Ecuador. Vale.

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