A estas alturas para nadie son ajenas las frases “primero los pobres” y “se debe combatir la corrupción, como causa de la pobreza”, repetidas por el presidente todos los días, y coreadas por sus subordinados y aliados en todos los niveles y sectores, con una fe que raya en el fanatismo, y siempre en función de algún interés u obligación. En todos los discursos y en la mayoría de las acciones proselitistas del gobierno le han sido de utilidad al primer mandatario, pues hasta el momento continúa, más o menos, con su popularidad. La encuestadora Mitofsky, que lleva el registro promedio semanal de la aprobación de AMLO desde su ascenso a la presidencia de México, publicó el pasado 12 de diciembre de 2021 que el promedio de aceptación fue del 66.1%, que representa un aumento del 3.1% con respecto al promedio del mes de noviembre de 2018. Esta propaganda ha hecho un efecto adormecedor en las clases populares que, a pesar de la inflación creciente, la falta de empleo, las terribles carencias en salud, siguen confiando en que López Obrador cambiará sus condiciones de vida y mejorará al país.
Veamos si la realidad confirma, aunque sea un poco la validez de los planteamientos de la 4T, o si sólo se trata de frases demagógicas.
De acuerdo con datos del Coneval sobre el estudio de la Medición de la Pobreza en 2020, el 43.9% de los mexicanos nos encontrábamos en la pobreza, un equivalente a 55,320,156 (cincuenta y cinco millones trescientos veinte mil ciento cincuenta y seis compatriotas), que significan un 2% más con respecto a 2018; en este mismo periodo la pobreza extrema en el país aumentó un 1.5%, que ya en 2018 era del 7.0%. Entre 2018 y 2020 el aumento o disminución en las carencias de las familias más vulnerables estuvo de la siguiente forma: el acceso a los servicios de salud aumentó un 12%, el acceso a la seguridad social disminuyó un 1.5%, en la calidad y espacios de vivienda disminuyó un 1.7%, en el acceso a los servicios básicos en la vivienda disminuyó 1.7%, en la alimentación nutritiva y de calidad aumentó 0.3%, y el rezago educativo aumentó un 0.2%. No solamente no se ha disminuido la pobreza, sino ha aumentado y poco se le ha resuelto a la población en sus carencias más inmediatas.
En lo referente al combate a la corrupción es claro que la evolución de los resultados, en estos tres años transcurridos, es similar a la de la pobreza. Los presuntos corruptos más relevantes en estos tres años resultan ser funcionarios o exfuncionarios del propio gobierno, cuyo caso más reciente fue el de Santiago Nieto ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, que, debido al escándalo de su lujosa boda en la Antigua, en Guatemala, tuvo que renunciar. A partir de esto se dieron a conocer sus múltiples propiedades, adquiridas en un periodo de 25 meses, con un valor de 40 millones de pesos y también una acusación presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR) por enriquecimiento ilícito. ¿Casualidad? ¿Estará sujeto a una investigación rigurosa? Claro que no, como es costumbre, el presidente salió a defender a su incondicional diciendo que era víctima de calumnias. Ante este pronunciamiento presidencial, los facultados para aplicar la ley en México en estos momentos, mandarán al archivero la denuncia. Con lo antes dicho y en los demás casos de evidente corrupción, se deja ver que, en la 4T, uno de los encargados en “barrer las escaleras de arriba para bajo”, no solamente no hizo su trabajo, sino que ensució más la parte de arriba.
Las familias pobres, en su mayoría, debido a la pésima educación pública, no conocen y poco entienden los datos sobre la economía nacional e internacional, pero padecen una realidad que les demuestra de manera práctica el carácter antipopular de las medidas de la 4T, pues son los desposeídos los más afectados por el encarecimiento de la canasta básica, en razón de una inflación galopante, padecen los problemas de hambre y desamparo, pues día con día vuelven a sus hogares con incertidumbre y contando las monedas que les quedan. Se están dando cuenta, poco a poco, de la realidad y van dejando a un lado el discurso oficial. Falta que éste al percatarse de la realidad se transforme en organización y educación, y enseñe a los mexicanos que, sólo gobernando el pueblo para el pueblo, podrán resolverse de raíz las condiciones que hacen de su vida una situación insufrible.
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