MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Clases en línea: una casa de paja frente a la pandemia

image

Uno de los problemas que pone al descubierto el SARS-CoV-19 es la educación. No es un problema nuevo: en la prueba PISA de 2018 nuestro país se ubicó en los últimos tres lugares del ranking de habilidades de lectura, ciencias y matemáticas, estamos por debajo del promedio de 36 países. La educación en México tiene varias complicaciones: es insuficiente, desigual y su calidad es incierta. De acuerdo con el informe "Derecho a la Educación" del Coneval, una cuarta parte de las escuelas de educación básica no tienen plantillas docentes completas, los profesores tienen bajos salarios, existe un hacinamiento escolar en la educación básica y dos de cada 10 escuelas no cuentan con el mobiliario suficiente, así, tres de cada 10 alumnos abandonan los estudios por falta de dinero.

En Yucatán, el acceso a la educación, también es un problema importante. El Inegi reportó en 2018 que la población mayor de 15 años, se encuentra por debajo de la media nacional con 8.8 años de escolaridad en promedio, apenas segundo año de secundaria. Mientras que siete de cada 100 personas no ha ido a la escuela. Así, su porcentaje de analfabetismo es del 7.4 por ciento, es decir 107,000 yucatecos no saben leer ni escribir. Estas cifras cambian si consideramos los municipios de marginación alta y muy alta en el estado, la tasa de analfabetismo se dispara hasta el 14.6 por ciento y el promedio de escolaridad baja a 6.8 años.

Las condiciones materiales de las escuelas yucatecas tampoco son buenas. Según el Instituto Nacional para el Evaluación de la Educación en 2018, el 60 por ciento de las escuelas no contaba con computadoras, el 59 por ciento carecían de biblioteca y el 60 por ciento no tenía internet.

En este contexto, ¿cómo se dará seguimiento a los casi 33 millones de estudiantes que hay en nuestro país? En días pasados el titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma, aseguró que el ciclo escolar no se perderá y se les dará atención a los alumnos a distancia y a través de medios electrónicos. En el caso de primaria y secundaria el programa "Aprende en casa" toma como base los libros de texto gratuitos y los refuerza con videos transmitidos en televisión abierta. Mientras que el nivel medio superior y superior hacen lo propio en plataformas en línea o vía redes sociales. Y apenas una semana después de haber retomado las actividades escolares, las dificultades brotan por todos lados, en especial en las zonas marginadas. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información, en comunidades rurales apenas el 23 por ciento tiene acceso a internet y el 79 por ciento no tienen computadora.

A estas carencias materiales debemos sumarle el hacinamiento en los hogares, la violencia familiar, la falta de espacio o iluminación, condiciones mínimas para estudiar; el tiempo que las tareas domésticas o en el campo, que los niños y jóvenes le restan a sus estudios en casa. Los alumnos no sólo deben sortear estas condiciones, sino que ahora que seis de cada 10 personas han perdido su empleo a causa del coronavirus (CEMEES, 2020) acceder al internet de baja calidad con un costo de 10 a 15 pesos la hora, se torna más difícil. Ni hablar del riesgo que implica salir de su hogar, pues las conexiones a internet son en lugares públicos. Como se ve, la educación a distancia viene a agregarse a la lista de frustraciones y preocupaciones en la gran mayoría de los hogares, pues, pese a lo que dice el titular de la SEP, el rezago de millones de estudiantes no se resuelve en casa.

Por el lado de los docentes, se enfrentan al reto de garantizar el aprendizaje de sus alumnos, pese a las limitaciones y la distracción que implica trabajar a partir de las redes sociales o de la televisión. Hasta ahora, no se ha hecho un planteamiento serio para enfrentar esta problemática a largo plazo, sobre todo en caso de que se alargue.

Estamos al inicio de la fase más crítica del covid-19 y el gobierno de López Obrador y la 4T muestran sus deficiencias como nunca antes, su falta de visión y su profundo desconocimiento de la situación histórica, política, económica y social de nuestro país. Se nota cómo su capacidad limitada se pretende grandiosa solo en el discurso, como un charlatán que pretende curar ciegos sin saber dónde están los ojos. Tal es el caso de preferir continuar con los costosísimos proyectos del Tren Maya o la refinería Dos Bocas, en vez de ocuparse de un plan nacional de apoyo alimenticio o de equipar a los médicos de lo necesario para hacer con seguridad su trabajo. Sin embargo, el presidente sigue sin escuchar al pueblo y a todo aquel que se atreve a alzar la voz, lo acusa de enemigo y mentiroso. Y es posible que el ciclo escolar se salve, gracias al esfuerzo de algunos maestros y alumnos que cuenten con las condiciones mínimas para su cumplir con sus tareas, pero creer que la buena voluntad y abnegación de los alumnos y docentes va a ser suficiente para compensar décadas de abandono y marginación en las comunidades rurales es dejarlos a su suerte creyendo que una casa de paja es suficiente protección frente a la tormenta que nos azota. La crisis de la pandemia coloca al pueblo de México en un momento clave para abrir los ojos. Las cosas no pueden continuar así. Seamos el polvo unido que hace la roca para llegar más fuertes y nuestra protesta se haga escuchar.

  • Etiquetas:

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más