MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La buena literatura educa y explica la realidad

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Gwynplaine, personaje central del drama narrado en el libro "El hombre que ríe" del escritor francés Víctor Hugo, en su única y desafortunada intervención en la Cámara de los Lores, exponía: "Yo soy el que viene de las profundidades, Milores, vosotros sois los grandes y los ricos", "vengo a advertiros.Vengo a denunciar vuestra dicha: Está hecha con la desgracia ajena.Vosotros tenéis todo y eso se compone de la nada de los otros"."El sufrimiento no es una palabra señores dichosos"."¡Ay, abajo que tormento"! ¡Cuántos condenados que son inocentes"! "Hay seres que viven en la muerte.Hay muchachas que comienzan a los ocho años con la prostitución y terminan a los veinte con la vejez"."Hay en las minas hombres que mastican carbón para llenarse el estómago y engañar el hambre"."¿Sabéis que los pescadores de arenque comen hierba cuando falta la pesca?", "no hay camas en las chozas y los padres cavan hoyos en la tierra para acostar en ellas a los niños, de modo que en vez de comenzar en la cuna comienzan en la tumba"."Aumentáis la pobreza del pobre para aumentar la riqueza del rico"."¡Cómo, quitar al trabajador para darlo al ocioso, quitar al andrajoso para darlo al harto, quitar al indigente para darlo al príncipe"!

Lo anterior es solo un mínimo extracto de la novela mencionada, en la que se dibuja la pobreza de los miserables de Inglaterra, en los años de mil seiscientos noventa y tantos, bajo el reinado de Jacobo II.

De entonces para acá han pasado muchos inviernos, mucha agua ha corrido bajo los puentes, han cambiado muchas cosas y muchos regímenes de gobierno se han sucedido, pero ¿en el México actual, se puede pensar que todo eso es un pasado cruel e inhumano que ya no podemos ver?

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Conozco, nadie me lo ha contado y esto no es una novela, familias completas, con mujeres, niños y hombres que viven de la basura; el lugar donde duermen, cocinan, hacen sus necesidades, donde nacen, viven y mueren es en un mísero pedazo de tierra cercano al basurero en donde la fetidez del aire es insoportable, donde se convive con perros, cerdos, zopilotes, ratas, moscas y todo tipo de alimañas y en donde la insalubridad es la constante.Ahí los niños no piensan a qué escuela van a ir o qué van a aprender, sino que tienen que trabajar desde la más tierna infancia ayudando a sus padres en la recolección de basura para poder mal comer y mal vivir.En esos niños la deformación física por falta de alimentos y moral, por la incultura y deformación social, es también, como con Gwynplaine, de por vida.

Pero la tragedia no es solamente para los que se ven obligados a vivir cerca de los basureros; todas las ciudades de México, en las zonas suburbanas, tienen cientos de colonias, donde miles, a veces millones de miserables no están lejos de vivir tal y como lo describe Víctor Hugo, en donde la prostitución infantil, ahora no solo de niñas, sino también de niños, es aberrante.

Y, si hablamos de la vida de los indígenas, todos sabemos que muchísimos indígenas tarahumaras de Chihuahua viven en cuevas y tampoco tienen qué comer.Casi lo mismo puede decirse de los Tzeltzales y Tzotziles de Chiapas, de los Lacandones de Yucatán, de Zapotecos de la sierra sur de Oaxaca, del náhuatl de la sierra norte de Puebla… todos ellos y más, viven, comen y se curan de milagro.

Solo quienes no conozcan, no hayan visto o cierren los ojos ante tanta desigualdad, no se conmueven con la desnutrición, abandono, miseria y desamparo de nuestros indígenas.Solo un ser insensible puede vivir tranquilo sin hacer nada por ayudar a superar a estos seres humanos iguales a nosotros.

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Sí, han pasado muchos años desde que se escribió la novela del gran escritor francés, pero la vida de millones de seres humanos se debate entre la miseria más espantosa y la opulencia de unos cuantos que lo poseen todo, mismos que muestran el mayor desprecio hacia los oprimidos.

Y no se me diga que ahora con la 4T las cosas están cambiando; al contrario, la cantidad de pobres se ha incrementado en casi 10 millones de mexicanos y se estima que a finales de año esa cifra pueda llegar a 12 millones de pobres en México.Tampoco se diga que, con los apoyos a los adultos mayores, discapacitados o los ninis, los pobres viven mejor, ¡eso es una zarandaja! ¿Cómo se puede comer, vestir, curarse, pagar servicios y otros gastos con 1,275 pesos mensuales? Dicho apoyo llega, casi siempre, retrasado y es totalmente insuficiente para comprar lo más elemental de la sobrevivencia, no se diga, por ejemplo, en estos tiempos de pandemia en los que se requiere comprar medicinas, que además han aumentado enormemente su precio y dicho recurso es totalmente insuficiente.En estas condiciones las familias humildes tienen que echar mano de otras fuentes de ingresos o simplemente dejarse morir por enfermedades, muchas de ellas totalmente curables.

En el México actual cualquiera que tenga el valor, la sensibilidad y la capacidad de escribir como Víctor Hugo, puede hacer palpable y visible, una sociedad inhumana despótica, despiadada y cruel, como la que el escritor francés nos narra en ese magnífico libro.

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