El desarrollo del imperialismo encabezado por Estados Unidos sigue acelerando la miseria mundial, devastando el planeta y llevando a niveles irrisorios la concentración de la riqueza social. De acuerdo con la ONU, a nivel mundial un mil 100 millones de personas viven en pobreza; de ellas, 40 % están en situación de guerra.
A este dato se suman estimaciones de Oxfam, las cuales detallan que el 1 % más rico de la población en el mundo concentra mayor riqueza que el 95 % de todos los habitantes.
El bloque Brics representa una alternativa real frente al dominio hegemónico de Estados Unidos; con proyectos sólidos y una visión de desarrollo global.
Todas estas condiciones son consecuencias innegables de una visión disfrazada de progreso establecida por el bloque de países capitalistas monopólicos y sus oligarquías con sed de ganancias y acaparamiento de los mercados.
Hoy, prácticamente todos los organismos e instituciones de carácter “mundial” que rigen y regulan temas económicos, políticos y de seguridad global están liderados por Estados Unidos, que hasta hace algunos años veía el camino libre para dirigir sin una oposición real el orden mundial.
Durante décadas y aún en la actualidad, desafiar la autoridad de los norteamericanos ha significado ser aplastado por su bloque, sufrir sanciones económicas y, en última instancia, ser invadido bajo la bandera de la libertad, tras ser señalado como una amenaza terrorista en la mayoría de los casos.
Los ejemplos están a la vista: de acuerdo con la Sociedad China de Estudios de Derechos Humanos (CSHRS), de los 241 conflictos bélicos registrados desde la Segunda Guerra Mundial, desde 1945 hasta el año 2001, el 81 % de estos enfrentamientos; es decir, 201, fueron iniciados por Estados Unidos.
Hoy naciones como Cuba y Venezuela enfrentan el sometimiento económico por establecer políticas socialistas desaprobadas por los norteamericanos, solo por mencionar dos casos.
En el documento “Desastres humanitarios severos causados por guerras agresivas de Estados Unidos contra países extranjeros”, la CSHRS describe a los norteamericanos como la nación que tiene el mayor gasto en materia militar en el mundo. Tan solo en el año 2022 su gobierno destinó 877 mil millones de dólares, lo que representó el 39 % del gasto militar de todo el planeta.
Una evidente señal de que sus métodos imperialistas para impulsar su economía mediante guerras y abrir mercado a través de la conquista de países apoyando o imponiendo gobiernos progresistas sigue en pie.
Ante esta devastadora realidad que recarga la balanza del orden mundial hacia un solo lado, ha surgido una alianza internacional, un bloque de países que ha logrado plantar cara al imperialismo yanqui y sus abusos globales, dando un viraje hacia la influencia mundial y tomando protagonismo cada vez con mayor fuerza.
Ese contrapeso está representado por países como Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Irán, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí; las denominadas BRICS.
Esta unión internacional que tiene a la cabeza a países como China y Rusia ha levantado las alertas de la hegemonía estadounidense que incluso ha calificado como amenazas para el orden mundial las actividades implementadas por estas dos potencias a la cabeza de las Brics.
Y es que su crecimiento ha sido tal que los países pertenecientes a este bloque representan el 40 % de la población mundial; es decir, unos 3 mil 300 millones de personas, además de que todas estas naciones juntas conglomeran el 37.3 % del PIB mundial.
Aunque son autodenominadas como economías emergentes, la realidad es que su músculo económico crece con fuerza. De acuerdo con datos del propio Fondo Monetario Internacional, se proyecta que para el 2028, las BRICS representarán el 33.6 % de la producción mundial. Y es que se han vuelto una alternativa que da esperanza a las naciones que no están de acuerdo con el manejo unipolar de las alianzas comerciales y económicas de occidente. Cabe señalar que, de acuerdo con datos de la agencia internacional de noticias BBC, en 150 años el mundo ha sufrido más de catorce recesiones de gran impacto en la economía mundial, una muestra evidente de que el esquema financiero defendido por la hegemonía americana no ha podido disminuir el impacto de las crisis.
Ante este panorama, los proyectos de las BRICS para fortalecer la economía mundial y evitar el abuso sistemático a naciones, se asoman como alternativas viables. En 2015 crearon el Nuevo Banco de Desarrollo, establecido en Shanghái, China, que financia proyectos de desarrollo para las naciones miembros. Otra de las propuestas más importantes es la desdolarización mundial que ya ha mostrado avance internacional e, incluso, ha encendido las alertas del régimen americano. El actual presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, señaló durante su campaña presidencial: “Muchos países están dejando el dólar. Conmigo no van a dejar el dólar. Si dejan el dólar no harán negocios con Estados Unidos porque vamos a imponer aranceles de 100 % a sus mercancías”.
Sin duda, la obstinada búsqueda del control global que defienden norteamericanos y sus aliados no tiene otro camino más que acentuar las crisis inherentes del capitalismo, aumentar la miseria y seguir generando inestabilidad de la economía mundial. Es tiempo de que el sometimiento internacional cambie de la mano de las BRICS, que propone con fuerza y bases un nuevo equilibrio de la balanza mundial. Las BRICS están plantando cara a un régimen que ha dañado con vileza a la humanidad. Basta con mencionar lo que rezan los estatutos de este nuevo bloque mundial; entre sus objetivos se encuentra: (…) construir un mundo armonioso de paz duradera y prosperidad común. Nosotros, por supuesto, coincidimos con esto.
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