Han concluido las elecciones constitucionales que, para elegir Presidente de la República, Senadores, Gobernadores, Diputados Federales, Diputados Locales y Presidentes Municipales, se realizaron el 1° de julio del año en curso, con el triunfo arrollador del Lic. Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA.
Es indudable que los oportunistas de siempre, que se han visto beneficiados con el triunfo de MORENA, están de plácemes; y que millares de ciudadanos inconformes con el estado actual de cosas, celebren con alegría inmensa el triunfo de López Obrador, partiendo de la idea de que ahora sí, por fin, van a cambiar de raíz las políticas equivocadas del actual gobierno, en beneficio de las grandes mayorías de este país. Con el triunfo de MORENA, como consecuencia lógica, concluyen estos segmentos de la población que todas las organizaciones que no se adhirieron oportunamente a MORENA estaban y están totalmente equivocadas, critican de grave error el no haberse incorporado al carro de la victoria, como lo hicieron los "inteligentes" de siempre y los políticos sin principios, sin dignidad y sin moral.
Otros, queriendo enmendar su "miopía política", se han apresurado, creyendo así subirse al carro de la victoria para obtener prebendas, a poner al servicio del presidente electo su "fuerza" política, creyendo así corregir su error original, que los tiene al borde de la desgracia política.
Son los arribistas de siempre, los de columna vertebral elástica, los que fingen olvidar que entre más se inclinan más se les ven las "traseras partes", son los que con su conducta servil llevan a la ruina moral y política a cualquier partido u organización. No les importa, en la búsqueda febril de privilegios, llegar al ridículo, ser el hazmerreír de todo el mundo, que miran asombrados la transformación camaleónica de sus "líderes" y a la pérdida de todo lo que huela a dignidad. Los desplegados del Sindicato Mexicano de Electricistas y el de los Ferrocarrileros, son la prueba más reciente de lo que afirmamos.
Antorcha, congruente siempre con lo que dice y hace, ha fijado muy claro su posición: Como auténticos demócratas y leales luchadores, reconocemos el triunfo de López Obrador y declaramos públicamente no ser obstáculo para que el presidente ya en funciones cumpla sus promesas de campaña, lo que nos caracteriza como profundamente racionales.
Aceptamos su triunfo, pero nos atenemos a los hechos para aceptar nuestra posible equivocación.
Esta posición no demuestra de nuestra parte ninguna actitud oportunista e indigna ante el poder, ningún arrepentimiento, ningún abandono a nuestros principios y objetivos, ni tampoco que aceptamos, anticipadamente, que nuestro posicionamiento original ante las promesas de López Obrador, sea equivocada o sin fundamento.
Lo único que prueba este planteamiento, es la actitud madura, congruente, racional y revolucionaria de Antorcha.
No aceptamos que estemos equivocados, por soberbia o prepotencia, no lo aceptamos porque el último y verdadero criterio de verdad que nos demostrará a quién le asiste la razón será la práctica. Por tanto, no seremos obstáculo para que López Obrador actúe para ver si cumple sus propósitos de campaña y podamos, entonces y sólo entonces, reconocer lo equivocado de nuestras críticas.
Si no formamos parte del coro de aduladores es porque, desde el punto de vista teórico, sus planteamientos son muy inconsistentes: he ahí la razón y el motivo de nuestro desacuerdo con sus promesas de campaña. Si se cumplen, la práctica nos obligará a reconocer nuestro error; por el contrario, el incumplimiento de las mismas nos dará la razón y nos obligará a seguir por el camino que hoy tenemos trazado: continuar organizando al pueblo pobre de México, para que unidos y en lucha razonada se demuestre a sí mismo que la superación del pueblo es obra del pueblo mismo.
Deseamos con toda honradez que se cumplan indefectiblemente las promesas de atender primero a los pobres, que se respete el derecho del pueblo a darse la organización que a sus intereses convenga, que realmente se ataque a la corrupción obligando a las grandes empresas a pagar sus impuestos tomando como criterio para el pago de los mismos las cuantiosas ganancias que obtienen las empresas de México. Deseamos que se cumpla con una verdadera reforma educativa, que realmente eleve el nivel educativo de los estudiantes mexicanos desde el nivel prescolar hasta el doctorado, que permita elevar a nuestra nación a niveles de excelencia académica y sea generadora de verdaderos genios en todos los terrenos de la ciencia, para poder hacer de México un país libre, democrático y soberano, si verdaderamente queremos evitar las ofensas tan graves que el soberbio yanqui lanza contra nuestros connacionales que emigran a gringolandia, porque en el nuestro no encuentran las oportunidades de un trabajo bien remunerado.
Por el bien de todos, deseamos que López Obrador no tenga pretexto para incumplir sus anhelos de mejorar la vida de los pobres.
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