La pobreza, marginación y abandono ancestrales de la Sierra de Guerrero se agravaron tras el paso del huracán “John”, que destruyó carreteras y caminos de terracería, dejando incomunicados a cientos de pobladores que, a pico y pala, continúan abriendo brechas para salir en busca de alimentos.
Tras casi dos meses del fenómeno meteorológico, muchos caminos siguen destrozados, y no hay recursos suficientes ni estrategias visibles para encontrar soluciones urgentes y definitivas a estos problemas.
Tras casi dos meses del huracán “John”, muchos caminos siguen destrozados, y la falta de recursos y estrategias agrava la situación de los pobladores.
En octubre de 2022, diputadas y diputados del Congreso del Estado aprobaron la creación de la Sierra como la octava región económica de Guerrero. Esta comprende importantes territorios de municipios como Ajuchitlán del Progreso, Arcelia, San Miguel Totolapan, Coyuca de Catalán, Teloloapan, Cuetzala, Apaxtla de Castrejón, Heliodoro Castillo, Leonardo Bravo, Eduardo Neri, Coyuca de Benítez, Atoyac, Tecpan de Galeana, Petatlán, La Unión y Coahuayutla.
La oficialización de la Sierra como octava región representó una esperanza para los habitantes de esa área geográfica. Sin embargo, dos años después, la situación no ha cambiado ante el limitado presupuesto del gobierno estatal y la magnitud de las demandas.
No se previó el apoyo de recursos federales para atender esta gigantesca encomienda, ni siquiera hay recursos del Fonden para paliar el problema de caminos y carreteras destrozados por “John”. A esta situación se suma la violencia, que provoca el desplazamiento de familias y pueblos enteros, una bomba de tiempo que amenaza con explotar.
Las Margaritas, municipio de Heliodoro Castillo (Tlacotepec), es uno de los 198 pueblos de catorce municipios que conforman la Sierra. Está a 2 mil 348 metros de altura y, a pesar de que actualmente está habitado por unas sesenta personas, se encuentra entre las veinte localidades más pobladas de Tlacotepec.
Según datos del Inegi, tiene un Centro de Salud, un plantel preescolar, una escuela primaria y gestionan un telebachillerato para que los jóvenes no tengan que trasladarse a Los Capulines, ubicado a una hora.
Su camino de terracería fue reabierto esta semana tras el retiro de piedras, lodo y tierra. En lo más espeso de la región, la gente continúa abriendo sus sinuosos caminos y, en el caso de los más destrozados, haciendo vías alternas.
La visible devastación de los caminos contrasta con la majestuosa vegetación. Transitar por estos caminos es toda una odisea: incontables hoyos, escurrimientos de agua y despeñaderos que parecen no tener fin.
Los pocos tramos pavimentados ya no existen en la octava región o son muy pocos, situación que dificulta el tránsito vehicular, lo que se comprueba con la escasa circulación de autos en la zona. Los servicios básicos también se vieron afectados; de ello dan cuenta los incontables postes de energía eléctrica derribados.
Las coincidencias del recorrido que continuó por Capulines, Campo Morado, Pueblo Viejo, Los Morros, La Laguna, El Frío, El Limón, El Morro, Escalerilla, La Guitarra, Tejamanil, Campo de Aviación, Torre Camotla, entre otros pueblos, son: Caminos en pésimo estado, decenas de casas abandonadas por el desplazamiento forzado y los innumerables escurrimientos de agua, producto de la gran cantidad de árboles.
En la zona donde se cultiva melón, mango y se reforestan con pinos parcelas donde antes se cultivaba amapola, John dejó aislados a más de diez mil habitantes del filo mayor de la Sierra, que sobrevivieron varios días sin víveres ni agua potable y que, a pala y pico, retiran piedras y derrumbes de los caminos, que en su mayoría siguen destrozados.
Aunque ya hay presencia de maquinaria pesada arreglando algunos tramos, camiones de la CFE reparando el cableado eléctrico y personal de la empresa Birmex llevando medicina a los centros de salud más recónditos, el trabajo no será nada fácil por los caminos en mal estado y por los insuficientes recursos para repararlos en su totalidad.
Para reparar la Sierra y ayudar a su gente, es necesaria la voluntad política de la presidenta de la república, Claudia Sheinbaum, y de la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, ambas de Morena.
La región ocupa casi la cuarta parte de la entidad, tiene la mayor diversidad y riqueza ecológica, pero falta ayuda gubernamental para que la gente tenga un trabajo bien remunerado, acceda a programas estatales y federales, para que continúe la rehabilitación de caminos a fin de facilitar la llegada de medicamentos, servicios y productos diversos.
Principalmente, es necesario realizar acciones reales que generen paz y frenen el desplazamiento forzado de familias enteras a causa de la delincuencia organizada.
Sí se puede brindar paz para mejorar las condiciones de vida de las personas que han sobrevivido a los embates de la delincuencia, generando miedo, pobreza y desolación.
Las autoridades federales y estatales tienen los programas y medios para llegar a los lugares más recónditos de la Sierra, allá donde no llegan los rayos del sol debido a la densidad de árboles y el frío es intenso.
Sí se puede y es necesario; sólo se requiere voluntad política por parte de los gobiernos morenistas, federal y estatal, porque no sólo se trata de oficializar la región, sino de brindar condiciones reales para el progreso y la tan anhelada paz de los pobladores de la Sierra, donde el huracán “John” evidenció la falta de estrategias del gobierno morenista.
Pobladores de esta región se manifestaron este diez de diciembre en las oficinas de la Secretaría del Bienestar en busca de apoyo oficial.
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