MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Berenice y el arte del pueblo pobre

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Berenice Bonilla López siempre vivirá en el corazón del Movimiento Antorchista Nacional porque fue una jovencita que entendió los ideales más puros del ser humano, los ideales más progresistas del hombre y se dispuso a luchar por sus hermanos de clase con el talento que desarrolló durante su infancia y juventud: la declamación de las mejores poesías escritas por el ser humano y la práctica del baile folclórico y la danza tradicional. En ambas expresiones fue una destacada artista.

Berenice Bonilla López nació el 15 de noviembre de 1996, en Huitzilan de Serdán. Fue la tercera de cuatro hermanas, todas ellas destacadas antorchistas. Vivió en el Huitzilan de Serdán que ya estaba unido de la mano con el Movimiento Antorchista (la organización llegó el 21 de marzo de 1984 de manera oficial al municipio), en el que ya había escuelas de nivel básico y medio superior, se formó en un ambiente de humanismo progresista, impulsado en primer lugar por su familia y después por las ideas de nuestra organización.

Bere no ha muerto en Antorcha. Aquí está su trabajo y su esfuerzo. Lo podemos ver ahora en los nuevos talentos culturales.

Estudió en la Primaria “Niños Héroes” de la sección primera de la cabecera municipal y luego en la Escuela Secundaria Técnica No.100. A los 14 años de edad, al momento de estudiar la preparatoria, Bere se integró de lleno a los Grupos Culturales Nacionales del Movimiento Antorchista en la ciudad de Puebla. Terminada la preparatoria, se inscribió al Instituto de Artes Macuil Xóchitl para estudiar la Licenciatura en Artes. Durante ocho años se desarrolló y formó como una artista de alta calidad: formó parte de la primera compañía nacional de danza de Antorcha, fue solista en varios de los cuadros folclóricos en los que participó, concursó en las Espartaqueadas Culturales Nacionales de Tecomatlán y cautivó con su destreza en el escenario a campesinos humildes de su natal Huitzilan de Serdán, a los indígenas de la Sierra Norte de Puebla, a los de la Mixteca poblana y a los de varios estados del país, así como a colonos humildes de las zonas marginadas de las grandes ciudades. Fue una bailarina que se ganó el corazón de cientos de miles de mexicanos cuando la vieron brillar en los eventos de aniversario de Antorcha, como el Estadio Cuauhtémoc de Puebla o el Estadio Azteca en la Ciudad de México. Por sus virtudes, fue seleccionada para ir a Cuba a una gira de los Grupos Culturales Nacionales.

Pero no es todo, desde luego. Como parte de su formación artística, Bere aprendió a pintar, a cantar, a tocar instrumentos musicales, a ser actriz y participó en varias puestas en escena de la Compañía Nacional de Teatro “Víctor Puebla”. Pero otra de sus máximas destrezas fue el bello arte de la declamación: muchos la recordamos declamando “Vano afán” de María Enriqueta Camarillo, que fue la primera poesía que declamó; “Las manos feas” de Rabindranath Tagore; “Sembrando” de Rafael Blanco Belmonte que  declamó en náhuatl y en español; “Despedida” de Paul Géraldy, “Trémolo” de Pedro Bonifacio Palacios; o “Avenida Juárez” de Efraín Huerta, con la que ganó el primer lugar en el Concurso Nacional de Declamación en la Ciudad de México.

En agosto de 2018, Berenice Bonilla concluyó su Licenciatura en Artes en el Instituto de Artes Macuil Xóchitl. Debido a su amor por el arte y por el pueblo, decidió irse a Sinaloa a enseñar baile y declamación a los niños de aquel estado.

Muchos de esos niños fueron salvados por Bere y su forma de enseñar el arte, esos niños conocieron la danza folclórica y la escuela gracias en buena parte al trabajo del Movimiento Antorchista Nacional. Muchos de esos niños eran en el futuro parte de la carne de cañón de los grupos criminales, pero Berenice Bonilla, Omar Abit Lugo, el maestro Pergentino y los antorchistas de Sinaloa los llevaron a convertirse en artistas que hoy vemos bailando y declamando aquí en los Grupos Culturales Nacionales, como Betza, o con los activistas de Culiacán en las colectas públicas, como Bianca. Y así hay varias jovencitas y jovencitos que son, en parte, producto del trabajo de Berenice y de nuestra organización. De tal manera que Bere no ha muerto en Antorcha. Aquí está su trabajo y su esfuerzo. Lo podemos ver ahora en los nuevos talentos culturales.

La noche del 6 de octubre de 2018, nuestra querida Bere nos fue arrebatada en un trágico accidente. Todos lloramos, ¡cuánto lloramos! Ahora, todos la recordamos con amor, cariño y muchos tratamos de seguir su ejemplo intentando formar nuevos cuadros artísticos que, desde su trinchera, luchen al lado del pueblo humilde de México. Gracias, querida Bere. Gracias por todo. Siempre te recordaremos por lo grande que fuiste, por lo grande que eres.

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