MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Asfixia económica en México

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Las desatinadas medidas económicas adoptadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la pandemia de covid-19 se han conjugado para colocar a México en situación de extrema emergencia, después de que los recursos que supuestamente se ahorrarían con el combate a la corrupción y la austeridad republicana se han agotado, resultaron insuficientes y ahora las familias del país se encuentran al borde de mayor miseria y hambre.

Fue el propio subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Hugo López-Gatell, quien reconoció justo cuando el gobierno federal anunció las medidas restrictivas a causa del coronavirus- que más del cincuenta por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y familias enteras se irían a la quiebra de tomarse acciones extremas.

Sin embargo, el mensaje no fue escuchado en tiempo y forma por el mandatario federal, quien ordenó el cierre de empresas y comercios a lo largo y ancho del país, pero sin suspender el cobro de impuestos, tampoco el cobro de servicios, manteniéndose alejado del pueblo, pensando que la sola recomendación de quedarse en sus casas para no contraer la covid-19, sería más que suficiente, sin poner en marcha un programa nacional alimentario ni cualquier medida que ayudara a sus compatriotas a enfrentar a tan peligroso enemigo.

El país se encuentra en terapia intensiva, donde la medicina efectiva para aliviar la economía nacional está en las manos del promotor de la llamada Cuarta Transformación, bastando con activar el botón para dar paso a la Reforma Fiscal.

Si bien hasta el momento los mexicanos han resistido, la pobreza está llamando a la puerta con graves consecuencias para los diferentes sectores de población, una vez que el Gobierno federal ha decidido esquilmarle recursos a estados y municipios del país, orillándolos a trabajar con las uñas y sin poder atender a los núcleos poblacionales que se encuentran desprotegidos.

Ya se puede pulsar el fracaso de López Obrador a tan solo dos años de distancia de su mandato, el poder se le escurre de las manos lo mismo que su pretendida reelección, todo por actuar de manera irresponsable en lo que se refiere al cuidado de la economía nacional, todo, por echar campanas al vuelo, pero sin ponerse en los zapatos del pueblo.

Se han comenzado a presentar las consecuencias de tan tremendas equivocaciones, por un lado, se tienen colapsados los hospitales mexicanos, trabajando con la mitad del personal médico y de intendencia, sin camas suficientes ni demás implementos o medicamentos para quienes están afectados de covid-19.

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Por el otro, la necedad y el capricho del señor presidente de echar a volar sus proyectos como el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y otras medidas de elevado costo, a pesar de que los gobernadores y alcaldes no cuentan con dinero para atender sus respectivas comunidades.

La economía mexicana se encuentra herida de muerte, el daño causado va en aumento con mayor desigualdad y pobreza, donde el estallido social está latente por la falta de empleos, mientras el enemigo por la pandemia sigue cobrando vidas, sin existir medicamento o antídoto alguno para combatirla.

Aunado a ello, se ha incentivado la delincuencia y criminalidad, producto también de esa política económica equivocada, con funestas consecuencias para las personas que anhelan vivir en paz, pero en una paz verdadera no una paz de panteones.

Tanto López Obrador como su partido Morena, se han encargado de colapsar también las inversiones, frenando la llegada de mayor número de empresarios extranjeros que pudiesen ayudar con la creación de empleos, al eliminar las dependencias que se encargaban de la promoción mexicana ante los ojos del mundo.

Ahora también han propuesto la desaparición de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y las que se tienen en cada entidad, lo que habla de entrada que las garantías individuales también se verán afectadas por la actual administración federal.

Porque se ha despreciado al propio pueblo, se han mandado a la fregada la economía, la ciencia, la salud y la investigación y se ha atropellado sin recato alguno el Estado de Derecho, en un ficticio combate a la corrupción sin un solo responsable detenido.

Se ha dejado a los mexicanos de rodillas frente a la enfermedad, sin empleo, sin esperanza, pero hay que aguantar callados para no hacer enojar a López Obrador y sus seguidores, quienes siguen pensando tener la razón, aunque mantengan al país a punto del desastre.

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