MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Antorcha invita al alcalde Diego Castañón a que visite la colonia antorchista Macario Gómez

image

A pocos meses de haber asumido la responsabilidad de dirigir y administrar los destinos y recursos de la comuna de Tulum, como presidente municipal, el licenciado Diego Castañón Trejo, después del inesperado y lamentable fallecimiento del contador público, Marciano Dzul Caamal, quien era amigo de los antorchistas tulumnenses y, por consiguiente, amigo de la dirigencia municipal y estatal del antorchismo quintanarroense, los antorchistas ratifican su atenta y cordial invitación a su nuevo presidente municipal para que visite a la colonia Antorchista de Macario Gómez, ubicada en el kilómetro 19.5 de la carretera estatal Tulum – Cobá – Valladolid y conozca de manera directa y personal las principales carencias y necesidades de este asentamiento humano, donde viven y están construyendo sus viviendas más de 350 familias trabajadoras, que día a día, desde hace 15 años, trabajan y contribuyen al desarrollo y consolidación de este importante destino turístico, conocido como la joya de la Riviera Maya.

Tulum, la cabecera municipal, es una ciudad en pleno crecimiento y desarrollo, en donde se encuentra el tercer destino turístico más importante de la península de Yucatán que abarca, como todos sabemos, a tres entidades federativas (Campeche, Yucatán y Quintana Roo), región donde tuvieron lugar asentamientos humanos y centros ceremoniales y comerciales muy importantes de una de las antiguas civilizaciones mesoamericanas, la cultura Maya. En esta ciudad se registra el segundo mayor porcentaje de crecimiento poblacional, el 5.3 por ciento anual, superado solo con el 7.9 por ciento de la ciudad de Playa del Carmen (cuando el promedio nacional es apenas del 1 por ciento).

Pero no solo la población está creciendo sino también sus carencias y sus problemas. Ciertamente la actividad turística y de servicios relacionados a ella es el pilar fundamental que sostiene la economía del municipio, seguido de la industria de la construcción en tiempos actuales. 

Según estimaciones de organismos económico-financieros la “industria sin chimeneas” en Quintana Roo, contó con la visita de 19.7 millones de turistas, que generaron, en 2022, una derrama económica de 19 mil 426 millones de dólares (equivalente a 374 mil 300 millones de pesos anuales, según los últimos reportes y la inmensa mayoría de esta riqueza es generada por miles de manos quintanarroenses de nacimiento o radicación, que día a día trabajan arduamente para mantener en funcionamiento y la productividad de la economía del estado. 

Con el monto de esta riqueza generada en tan solo un año, se pagaría la construcción de otro Tren Maya (el actual ya lleva casi tres años) y hasta sobraría; pero la mayor parte de esta riqueza, que es generada año con año, no se queda en nuestro país, mucho menos se invierte, por ejemplo, para el desarrollo de la ciencia y tecnología que ayude a nuestro país a ser menos dependiente de los llamados países desarrollados, o se invierte para mejorar nuestro sistema educativo o nuestro sistema de salud (que si se hiciera, sería similar al de Dinamarca o de calidad y cobertura universal como el de Cuba).

No, nada de esto, la mayor parte de esta riqueza generada, va a parar a las cuentas personales de los dueños de esos hoteles, restaurantes, etcétera, a bancos de Suiza, Bahamas, o en las grandes bolsas de valores para multiplicarse especulativamente en la compra-venta de miles o millones de acciones, pero no se destina a inversión productiva que haga de nuestra patria, una nación más independiente, próspera y equitativa, donde no exista tanta pobreza ni tanta desigualdad económica y social, como existe en la actualidad.

Aunado a esto, tenemos la existencia de una terrible explotación de nuestras riquezas naturales y de nuestro principal y más productivo recurso social, como lo es la fuerza de trabajo existente en nuestro estado. 

Para aclarar esta afirmación que, para algunos, pareciera exagerada, pues refutarán esta tesis, diciendo que había una “terrible explotación” de los trabajadores, cuando se hacía trabajar en condiciones inhumanas a los esclavos, o en las primeras etapas del capitalismo, cuando los obreros trabajaban jornadas laborales de 12 a 16 horas diarias, ¡eso sí era explotación!, dirían. 

Pero, no solo eso, ni solo por eso, eran terriblemente explotados, sino, porque el valor que estos trabajadores generaban y quedaban materializados en los productos y/o mercancías creados por ellos, la mayor parte de ese valor creado era apropiado por los amos de los esclavos o por los capitalistas, es decir, por los dueños de los medios de producción, según el modo de producción del que se tratara.

En la actualidad, pero de manera más refinada y científica, se sigue explotando a los trabajadores (no solo del sector turístico, sino de todas las ramas de la economía nacional), nuestros trabajadores laboran en mejores condiciones materiales (en muchos establecimientos fabriles, turísticos, de servicios, comerciales, etcétera), tienen aire acondicionado, música ambiental, jornada de 8 horas diarias, prestaciones sociales, salarios que le permiten comprar, aunque sea a crédito, una Smart TV, teléfono celular, servicio de internet y/o televisión por cable, una casa de Infonavit, etcétera. 

Ciertamente, la explotación no existe por trabajar en condiciones inhumanas, sino, en la gran diferencia de la proporción de la riqueza (generada por los trabajadores) de la que se apropian los patrones, los capitalistas, solo por el hecho de ser los dueños de los hoteles, restaurantes, bares, fábricas, etcétera, y de la pequeña proporción, en forma de salario, con la que se les paga a los trabajadores, esa diferencia es simplemente abismal, aún más acentuadas en nuestros días; y es en esta gran desigualdad, en el disfrute de la gran riqueza creada, donde radica la terrible explotación del trabajo asalariado de una gran mayoría, a favor y en beneficio de una reducida minoría, principalmente, de los más grandes capitalistas (los dueños de cadenas o consorcios de hoteles, restaurantes, líneas aéreas, de transporte terrestre y marítimo, de cadenas de tiendas comerciales, departamentales, franquicias, etcétera. 

Tulum no es ajeno a esta realidad. Los habitantes de colonias populares (regulares e irregulares) de la cabecera municipal y de su periferia (como la colonia antorchista y otras más), así como de las comunidades rurales, como los pueblos de la zona de transición y de la llamada zona maya, de donde salen cientos o miles de trabajadores a laborar en la “industria sin chimeneas” en la cabecera municipal y en toda la Riviera Maya.No es necesario explicar, describir y demostrar, la infinidad de carencias y necesidades que padecen las localidades donde habitan esos miles de trabajadores, que día con día, hacen funcionar las diversas actividades económicas de este municipio.

Por lo anterior, ratificamos nuestra cordial invitación al presidente municipal de Tulum, licenciado Diego Castañón Trejo, a que visite la colonia antorchista de Macario Gómez, para que conozca y constate directamente las carencias y necesidades que tiene dicha colonia, para que juntos, comunidad organizada y gobierno, busquemos las alternativas de solución, por lo menos, de las necesidades y carencias más apremiantes.

El antorchismo sabrá reconocer y agradecer puntualmente, el apoyo que pueda brindar el alcalde de la joya de la Riviera Maya. Damos nuestro mayor voto de confianza a las autoridades municipales para avanzar en la solución de las principales demandas de esta colonia.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más

FOTOGALERÍAS