La rusofobia no es un concepto nuevo, surgió prácticamente paralelo al nacimiento del primer Estado socialista en la historia del mundo, y hemos sido testigos del desarrollo de esta narrativa a lo largo de prácticamente todo el siglo XX y parte del siglo XXI.
Podemos remitirnos a varios ejemplos donde los rusos han sido ilustrados como los malos más malos del mundo mundial por la industria ideológica más poderosa de todas, la estadounidense: probablemente uno de los ejemplos más comunes es el de “Ivan Vasilyevich Drago” el monstruoso luchador antagonista de la cinta “Rocky IV” de 1985 y “Creed II” en 2018, un némesis del boxeador “Rocky Balboa” interpretado por Sylvester Stallone y reinventado más recientemente en la secuela espiritual del semental italiano. Antes visto como un enemigo peligroso y ahora interpretando a una figura en decadencia, tal y como los yanquis han querido transmitir la imagen en su momento de la Unión Soviética y hoy de la Federación Rusa.
La industria del ratón tampoco ha sido ajena a la fabricación de un villano ruso, y en su caso fue “Ivan Antonovich Vanko”, interpretado por el actor estadounidense Mickey Rourke en la película de “Iron Man 2”. En el filme se supone que “Vanko” es un físico ruso, hijo de un ex científico que por un resentimiento irracional trata de cobrar una vieja venganza contra el carismático protagonista. Así se quiere ilustrar al villano ruso, sin una motivación real o seria.
Otro villano ruso es “Andrei Sator” antagonista de “Tenet”, la película más reciente del director Christopher Nolan estrenó en 2020. Este oligarca ruso fue caracterizado por el actor inglés, Kenneth Branagh y retrata a un hombre muy peligroso que tiene un poder inimaginable. Lo curioso es que lo que todos estos actores tienen en común es que aunque todos interpretan a villanos rusos, ninguno de ellos es de nacionalidad rusa. Esta es la más reciente configuración del ruso, un OLIGARCA, así llaman los gringos a los multimillonarios que no trabajan bajo sus intereses, los empresarios estadounidenses son benefactores, visionarios, salvadores como Musk, los malos son los rusos. Es una formula: Rusia = Mal.
Los tres personajes que enumeré anteriormente son solo tres botones de un abrigo más definido, un mecanismo ideológico que funciona a través de la maquinaria propagandística más pulida del mundo, Hollywood, y como bien lo sabemos, aquella tierra basada en las ilusiones trabaja bajo las reglas del imperio norteamericano. Es la ilusión el motor del capitalismo, pero solo es eso, una ilusión, un ideal, una fantasía.
Antorcha y los antorchistas conocemos muy bien el tratamiento ideológico que el Imperio yanqui ha hecho contra Rusia en el pasdado, y hemos estado muy al pendiente de cómo desde la reciente intervención de Rusia en la región del Donbass para salvaguardar la vida de los rusos amenazados en aquel territorio, los orquestadores de la guerra se han lanzado no solamente contra el país, sus empresarios y gobernantes, sino también contra sus pobladores y sus figuras históricas.
Cito de la gaceta de la UNAM lo siguiente: “La situación ha llegado a extremos tan absurdos y ridículos que las autoridades de la Universidad Bicocca, en Milán, Italia, prohibieron a un profesor dar un curso sobre Fiódor Dostoyevski, uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, fallecido hace más de 140 años…
Otro ejemplo de este sentimiento antirruso es el del famoso director de orquesta Valery Gergiev, quien primero debió renunciar por presiones a su puesto de director musical del Festival de Verbier, en Suiza, y al cabo de unos días fue cesado como director titular de la Orquesta Filarmónica de Múnich”.
La amenaza anti rusa, como lo vemos, es ridícula y real, tal y como lo avala la universidad más importante de México. Los antorchistas no caemos ya en el ridículo juego de manipulación montado por los estadounidenses y reconocemos que Rusia, al igual que a la extinta Unión Soviética, es un país imprescindible y muy valioso para la cultura humana. Tratar de borrar o amenazar en cualquier grado el aporte cultural de Rusia al mundo es en sí un crimen con el que los antorchistas no seremos cómplices.
Es en este contexto que el Movimiento Antorchista Nacional a través de su comisión cultural ha organizado el XVIII concurso nacional de dibujo y pintura, que en esta ocasión tratará de brindar un merecido homenaje a los pintores exponentes del realismo e impresionismo ruso. Pintores rusos de la talla de Lariónov, Goncharova y Malévich ya empiezan a exponerse en humildes galerías y escuelas a lo largo del país, todos ellos interpretados por jóvenes estudiantes y pintores aficionados que han entendido la vital importancia de no permitir la muerte de artistas rusos. La historia bien nos ha enseñado que las masacres así comienzan, silenciando la crítica, el arte, la cultura, Antorcha no será parte de eso, esta es la pequeña contribución de los Antorchistas contra la guerra de las ideas y a manipulación.
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