MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante la irresponsabilidad gubernamental, la acción unida del pueblo

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"La perseverancia en el mal no es constancia, mas dureza o pertinacia la llaman en mi tierra"; dice así Fernando de Rojas en su obra cumbre, La Celestina, y llama mi atención por lo que acontece en nuestro país y las erróneas políticas del gobierno de la Cuarta Transformación.

En julio de 2018 más de 30 millones de mexicanos (votación más alta alcanzada por candidato alguno en una elección presidencial) subieron al poder a López Obrador. él prometió acabar con la corrupción y hacer un gobierno que vería primero por los pobres; miles de mexicanos pobres que tenían esperanzas de una mejoría se han dado de bruces con la dura realidad: el gobierno en que creyeron los burló, pues su verdadero compromiso es con los grandes empresarios y con el gobierno de Donald Trump. La aceptación del señor presidente ha ido aceleradamente a la baja en estos últimos meses, algo normal y esperable debido al tratamiento que le dio, y sigue dando, a la crisis económica y a la pandemia. Como muestra, un botón; según las encuestas de Consulta Mitofsky para El Economista, hace un mes AMLO contaba con 49.7 por ciento de aprobación y 49.5 de desaprobación; para el 25 de junio, último reporte que se tiene, cuenta con el 46.2 y 53.4, respectivamente.

Estas cifras reflejan el sentir del pueblo, que ha visto, cómo nuevamente sus esperanzas puestas en un nuevo gobierno se desvanecen; muestra también del desencanto popular han sido las múltiples manifestaciones ocurridas desde el inicio de la pandemia, y en las que participan amas de casa, campesinos, colonos, obreros, estudiantes, médicos y enfermeras, quienes alzando la voz, mostrando pancartas, colgando lonas y trapos blancos en sus casas y lugares de trabajo salen a pedir que el gobierno de la 4T los vea y atienda sus necesidades, y provea los recursos para enfrentar la pandemia, como insumos para hospitales y personal médico, así como apoyos alimenticios y monetarios que permitan a las familias sobrellevar la situación, pues millones han perdido sus empleos. Estos gritos de ayuda, impotencia y desesperación, el viento se los llevó... jamás fueron escuchados y menos atendidos por los gobernantes.

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Al día de hoy, aún no se ve un horizonte claro para los mexicanos, pues a pesar de encontrarnos en uno de los momentos de mayor número de contagios y fallecidos, el señor presidente ha decidido, por su cuenta y riesgo, que la pandemia terminó, mostrando así su poca capacidad de análisis y comprensión de la realidad, creyendo que esta cambiará sólo porque él lo decreta (tiende normalmente a dar salidas mágicas, e irrealizables, a los problemas); pero las cosas no son así. Es verdaderamente espantoso, verlo y decirlo, pero el señor y su equipo están literalmente jugando con la salud y la vida de millones de seres humanos.

Adicionalmente, llevado por esta necedad de hacer siempre lo contrario de lo que la realidad dicta, ha decidido seguir con sus giras, valiéndole un cacahuate el riesgo de contagio y muerte al que expone a quienes asisten. Podría surgir la duda de por qué insiste en estas actividades, si en verdad son tan urgentes esos recorridos; la respuesta es clara, no lo son, pero lo hace por una poderosa razón, para él: las elecciones de 2021.

No importa que la economía se venga abajo, que mueran miles; no importa que el pueblo padezca hambre y carencia de servicios elementales; no importa que niños y adultos mayores sigan muriendo de enfermedades curables por falta de atención; no importa que se haya incrementado el número de jóvenes adictos a las drogas; mucho menos importa que la delincuencia siga cobrando vidas; aquí, lo único que realmente importa es conservar el poder, a costa de lo que sea y de quien sea. Así razona el presidente de la República.

Pero él solo, no es nada. El poder que tiene, y quiere conservar, es el que el pueblo le dio con su voto, y ese mismo pueblo es el único que puede quitárselo, y lo hará en las elecciones intermedias del año próximo, también con su voto. Así que, ya basta de ver a nuestra gente morir de hambre; basta de ver a niños y ancianos pidiendo limosna en las calles; basta de tener que soportar que millones de mexicanos vivan hacinados en casas de cartón. Hoy México debe decir: ¡ya basta!, pero sobre todo debe unirse, organizarse, luchar y avanzar hacia un nivel superior de desarrollo, donde exista una distribución equitativa de la riqueza, donde todos tengamos acceso a los servicios básicos, a la cultura y al deporte; hacía ese puerto nos guía el Movimiento Antorchista. Súmense a nosotros, luchen con nosotros por la creación de ese mundo mejor. Todos están invitados.

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