Ya mucho se ha dicho sobre el tema, pero nunca será suficiente para resalta la tragedia que viven ahora nuestros hermanos tabasqueños, así como destacar la indiferencia de la que son objeto por parte del Gobierno federal y estatal.
Es verdaderamente escalofriante y a la vez asquerosa la apatía del presidente Andrés Manuel López Obrador ante esta situación, pues la incertidumbre persiste y su indiferencia también. Al parecer este Gobierno se ha empeñado en hacer creer al país que todo va bien ante cualquier problema, surgido durante los dos años que lleva su mandato, siempre ha encontrado la justificación perfecta para salir al paso y, con la ayuda de los medios de comunicación, dar la sensación de que las cosas van viento en popa, pero la realidad cruda e implacable como es, le va dando golpes a su gestión, aunque no duda en ningún momento en echarle culpas al pasado.
La situación de Tabasco nos refleja dos cosas: la primera es que a pesar de que es un fenómeno repetible, es decir, que se ha presentado innumerables veces, no ha habido una determinación del Gobiernos estatal y federal por resolverlo de raíz, no de ahorita, sino de siempre (aquí tiene razón el Gobierno actual de culpar al pasado, aunque él mismo forma parte de ese pasado), aun cuando hay antecedentes de estudios técnicos elaborados exprofeso.
Segunda: estamos en un Gobierno que mantiene los mismos intereses del pasado, nos lo dice su actuar frente al problema, su indiferencia lo refleja y lo remarca la falta de una política seria a fin de atacar el fenómeno, pues ante la agudización de la catástrofe, tomó la mala decisión de inundar la zona más pobre para "salvar” Villahermosa (ahora es vox populi que en realidad, así evitó anegar la refinería de Dos Bocas, uno de sus megaproyectos), en lugar de convocar a los expertos en la materia para resolver esta cuestión.
Pero la administración morenista, no solamente no quiere atacar el problema de raíz, sino que ha abandonado a la población en desgracia. Un número inmenso de familias tabasqueñas lo han perdido todo: casa, muebles, ropa, ¡todo! Y el Gobierno de "primero los pobres” literalmente los abandona. No se oye por ningún lado la voz de los diputados morenistas que aprobaron la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden); callan ante los gritos de auxilio de los damnificados.
Ante el fatal panorama que nos arroja la realidad de nuestros hermanos del Sureste, y la indiferencia gubernamental, surge la voz solidaria del pueblo organizado. El Movimiento Antorchista Nacional ha hecho suyo el grito de auxilio de Tabasco y lo ha replicado a lo largo y ancho de la República. Los activistas y plenistas se han dado a la tarea de recolectar víveres para ayudar a las familias en desgracia, es así como se ha logrado recabar más de 200 toneladas de ayuda, mismas que ya se hicieron llegar y se sigue trabajando en ello. Pero no nos hemos quedado solo en eso, el día que termino de escribir estas ideas (11 de diciembre), se hizo entrega al Congreso local un documento con 18 mil firmas, donde se planteó que se construya la infraestructura necesaria que solucione el problema de raíz.
Basta de demagogia, no más "mejoralitos&rdquo, es necesario exigir a todos los niveles de Gobierno que Tabasco no se vuelva a inundar, la mano solidaria del antorchismo nacional siempre estará tendida para esta causa.
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