MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

No habrá “Prosperidad Compartida” si no se erradica la pobreza

image

“La corrupción, las redes clientelares electorales y los intereses personales dentro del gobierno” son consideradas como principales causas del aumento en los índices de pobreza y pobreza extrema. Al menos así lo considera el Observatorio Legislativo de Quintana Roo, que deja al descubierto o al menos realiza una radiografía de las condiciones en que se está aplicando la política pública, que para muchos se ha convertido en clientelar para beneficio del partido en el poder.

El Banco Mundial identifica como factores clave del fracaso en políticas de erradicación de la pobreza la corrupción tanto estatal como municipal en Quintana Roo.

Interesantes son, sin duda, las aseveraciones que sostiene el Observatorio Legislativo de que el futuro no debe depender de padrones de beneficiarios de programas sociales federales que abarquen desde la infancia hasta la vejez, sino en expandir la base de contribuyentes para que las personas puedan costear sus servicios y acceder a la seguridad social.

La asociación civil hace referencia y cuestiona la política pública de “Prosperidad compartida”, introducida por el Banco Mundial en 2013, destacando que en una economía tan próspera como el turismo en Quintana Roo, el número de personas en situación de pobreza y pobreza extrema aumentó entre 2018 y 2024. 

Aquello podría considerarse algo ilógico tomando en cuenta la gran derrama económica que el turismo deja en la entidad, pero también puntualiza que los beneficios no llegan a la gente de escasos recursos económicos.

Según el documento, actualmente en el estado hay más de 800 mil personas viviendo en pobreza y 172 mil en pobreza extrema; cifras que contrastan con las contabilizadas antes de la pandemia, cuando se registraban 474 mil 800 personas pobres.

El texto subraya, además, que el propio Banco Mundial identifica como factores clave del fracaso en políticas de erradicación de la pobreza la corrupción tanto estatal como municipal. Asimismo, se critican las políticas de bienestar al considerarlas soluciones temporales y circunstanciales ante largos períodos de abandono gubernamental.

No obstante, advierte que el futuro no puede edificarse sobre ellas debido al elevado riesgo de que sean utilizadas como herramientas electorales y clientelares. Y no hay ninguna duda de que ello ocurre, puesto que, desafortunadamente, un gran porcentaje de la sociedad, en fase adolescente, adulta y de la tercera edad, está siendo objeto de dependencia de los “regalos” que reciben vía becas de diferentes programas y los adultos de la Pensión del Bienestar.

Y se tiene que estar de acuerdo con lo puntualizado por el Observatorio, que reitera la necesidad de transformar “Prosperidad compartida” en algo más que un discurso político, promoviendo la creación de indicadores específicos para evaluar el impacto real antes y después de las acciones gubernamentales.

Sin embargo, difiero cuando se afirma que fenómenos como la corrupción y la inseguridad frenan el progreso de las comunidades, como lo sostienen laureados del Premio Nobel de Economía y autores de obras como Por qué fracasan los países y Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, porque no es así.

Si nos vamos más a fondo, nos daremos cuenta de que la corrupción es solo una manifestación del problema principal que frena la “prosperidad compartida”, que tanto han anhelado los quintanarroenses y todos los mexicanos. Algo así como causa y efecto, pero la causa de que en nuestro país haya tanta pobreza y desigualdad no es precisamente la corrupción, sino la injusta distribución de la riqueza. 

Esa es la causa del problema, que ha contribuido a que sigamos viviendo en un país injustamente desigual, sin oportunidades para todos, donde millones de personas siguen padeciendo hambre, enfermedades y desempleo. 

Si esta situación no cambia para bien, ya no serán solo 90 millones de mexicanos en pobreza, la cifra de desafortunados se incrementará paulatinamente.

Desde luego, el fenómeno de la pobreza y miseria que impera en el país y en el mundo entero trae como efecto, muchas veces, el problema de la corrupción, que es muy dado entre los servidores públicos y que con este gobierno de la Cuarta Transformación es muy notorio.

Persisten también los altos índices de inseguridad, delincuencia organizada, robos a mano armada, drogadicción, entre otros muchos males que han descompuesto a nuestra sociedad.

Sin duda, la población en extrema pobreza la tiene cada día más difícil porque ninguna autoridad gubernamental atiende su grave situación económica para frenar el crecimiento de los cinturones de pobreza. Al mismo tiempo, la falta de acceso a la salud, educación, salarios justos y bien remunerados, así como vivienda, no hace otra cosa más que lacerar a las personas que viven con carencias.

Lo peor de todo es que el gobierno estatal invierte muy poco para contrarrestar este problema, lo que deja ver la enorme brecha de desigualdad que existe.

Acceder al bienestar compartido significa luchar por un entorno de bienestar social. Digamos “no” a modelos económicos, sistemas de gobierno y figuras políticas que toda la vida han lucrado con las necesidades de la gente, a la que ofrecen las perlas de la virgen, pero que, a la hora de ascender al poder, abandonan a la miseria.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más