Cuando hago referencia al término hipotético, no es con la intención de desestimar o menospreciar la importancia de este método de investigación, más bien como un recurso para que trascienda la importancia por encima del verbo sobre los dichos sin fundamentos acerca del tema hoy en boga, me refiero a la construcción del Tren Maya.
Quisiera exponer cuatro puntos para no caer en generalidades sobre el tema, con eso planteo las siguientes cuestiones, ¿Cuánto gasto le representa al país?, ¿Es factible la construcción en Quintana Roo y en qué región afectaría más?, ¿Quiénes tendrían acceso a trasladarse en ese tren?, ¿Qué sector se vería beneficiado? A todas estas cuestión quisiera responder con la mayor fidelidad posible a la realidad y con datos que ayuden a pasar de lo hipotético a lo científico sin dejar de lado el sentir de la opinión ciudadana como de otras vertientes de la opinión pública incluso, la de los mismos ambientalistas, pero dejando claro que existen leyes de la naturaleza, también las emanadas del Estado, por lo que una revisión un poco más a fondo nos permite saber cuándo se está errando sobre algo en lo concreto.
Veamos, la hipótesis es una herramienta fundamental del pensamiento científico y filosófico, por tanto, sirve de base para los modelos y proposiciones teóricas. En su definición se argumenta que sirve como piedra angular para la búsqueda y construcción de respuestas en la generación de conocimiento.
Tomando en cuenta lo ya mencionado y dando recurso al tema del Tren Maya vemos que, en el marco inicial, es muy importante usar el recurso de la hipótesis, pero solo como posibles planteamientos, porque todo lo demás lo hace la ciencia, con sus respectivos métodos de investigación específicos, ya conocidos por los especialistas de su clase, repito, por los especialistas, es acaso Andrés Manuel López Obrador un especialista en temas de infraestructura, medio ambiente, por supuesto que no.
Estoy casi seguro de que los promotores del Tren Maya conocen varias de las implicaciones y complicaciones técnicas, mismas que en campo se han vuelto evidentes complicando seriamente el avance del proyecto. Esta obra según el Gobierno federal tendría que ser inaugurada en 21 meses; a la velocidad que van, difícilmente pueda ser inaugurada en la fecha prevista, preguntándose muchos por qué tanto atraso, ¡Puej!, dijera López Obrador.
Ciertamente, la realidad golpea y golpea fuerte, tan duro como la vara de cocohite. Con respecto al costo del Tren, el mismo Presidente de la República afirmó que cuando se proyectó la realización de la obra, el presupuesto ascendía a los 120 mil millones de pesos, con el paso del tiempo ha venido variando y aumentando el costo de obra, ya que según un informe del Fondo Nacional del Fomento al Turismo, (Fonatur), estima que el gasto gubernamental aumente considerablemente, así lo detalló Rogelio Jiménez Pons, primer encargado de la obra, pero eso no es todo, el mismo Jiménez Pons, en una reunión con legisladores federales detalló que el costo aumentó pasando de 140 mil millones de pesos a los 200 mil millones de pesos. En síntesis, esta obra le representa un gasto público muy importante al país, de casi un 27 por ciento.
Otro cuestionamiento que ha sido escándalo nacional y motivo de serias críticas es: qué tan factible es la construcción del Tren Maya por el impacto ambiental, en zonas concretas de la región, refiriéndome solo a la parte de la Riviera Maya, en el tramo Tulum-Playa. Según datos sustentados por investigaciones, mencionan lo siguiente: el tipo suelo se compone principalmente de roca caliza, o saskab (tierra blanca), la cual contiene carbonatos de calcio y magnesio que son ligeramente solubles en agua. En este mismo tipo de suelo se encuentran cuerpos subterráneos denominados cenotes. La hipótesis más aceptada acerca del origen de cuevas y cenotes propone una secuencia de pasos en un proceso llamado carstificación (o karstificación), que consiste en la combinación de al menos tres mecanismos: disolución, colapso y crecimiento de la roca caliza. Así lo describe el investigador Emiliano Monroy Ríos (hidrogeólogo). Cabe mencionar que estoy analizando las características del suelo y subsuelo de la región con investigaciones publicadas por expertos en el tema, ahora veamos.
La carretera federal de Quintana Roo, en su tramo Cancún-Tulum, desde hace varios años se ha caracterizado por el agrietamiento y hundimientos, lo que pareciera un tema de infraestructura, pero la constante de este tipo de eventualidades pone en preocupación a los expertos, pues tras el más reciente hundimiento detectado a principios de año el diario Novedades de Quintana Roo que publica lo siguiente: Para Jerónimo Avilés Olguín, fundador del Instituto de la Prehistoria de América y reconocido naturalista con publicaciones científicas, este tipo de fisuras que han aparecido de manera repentina son síntomas de que pudiera ocurrir un nuevo colapso en un momento indeterminado. Agregó que, a unos 400 metros al norte del punto donde se encuentran las fisuras, existe el Sistema Crustáceo, el cual se trata de un río subterráneo al que han mapeado en unos cinco kilómetros de longitud; dicho ecosistema alberga diversas especies endémicas, entre ellas al Remipedio, el único crustáceo venenoso del mundo.
Para concluir esta primera parte del análisis quisiera aclarar que mi intención no es atacar a quienes están a favor del Tren Maya, pero es necesario analizar lo que la realidad nos dicta, pues, creo que en Quintana Roo, la realidad es distinta a como la visualiza el Presidente, considerando sus puntos de vistas que hasta el momento no muestran veracidad con respecto a los riesgos de su realización en la zona de la Riviera Maya.
El llamado a mis lectores va enfocado a evitar tragedias futuras, a que seamos más críticos, sobre todo a quienes conocen la región y han podido ver y conocer lo que ocurre en nuestros suelos. Vaya, estos datos no me los saco de la manga, en el sentido más crítico objetivo posible, como antorchista, me pronuncio tratando de aportar mi punto de vista. Que quede patente que los antorchistas vemos al mundo desde su calidad objetiva científica, pues estamos seguros de que todo hecho puede ser analizado de esa misma forma, los antorchistas promovemos la ciencia del cambio por el bien del hombre.
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