MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Alcemos la voz por los que ya no están, víctimas de desaparición forzada

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Las desapariciones forzadas son una lastimosa muestra de la descomposición en la sociedad, que refleja el antagonismo de los poderosos, económica y políticamente, contra los pobres y opositores al sistema preponderante. Tan solo en lo que va del sexenio del presidente morenista, Andrés Manuel López Obrador, se tienen registro de 81 mil 634 personas desaparecidas de manera forzada, de los cuales 35 mil 748 casos siguen sin resolverse, según datos oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Secretaría de Gobernación.

Esta cifra ya superó el registro del sexenio anterior, sin embargo, la sociedad ha cuestionado que estos números son maquillados por las instituciones del Estado, o sea, que probablemente sean muchas más víctimas.

Pongo dos hechos que han estado a la vista de propios y extraños y que han marcado a nuestra sociedad, pues a pesar de las promesas del esclarecimiento de las investigaciones para dar con la verdad y encontrar a los culpables, en estos cuatro años del Gobierno federal actual, solo hemos escuchado excusas y justificaciones.

Sin duda, la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, que ocurrió la noche del 26 de septiembre y en la madrugada del 27 de septiembre del 2014, es un hito que ha causado un profundo dolor para millones de mexicanos, y que significó un antes y un después del sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto porque, a partir de ese hecho, su administración fue fuertemente señalada y finalmente se fue en picada. Actualmente la 4T ha convertido este caso en un burdo circo político para hacerse propaganda inhumana.

Otro caso que estremeció a muchas miles de mexicanos, es la desaparición forzada de don Manuel Serrano Vallejo, padre de la dirigente social, Maricela Serrano Hernández, militante del Movimiento Antorchista Nacional; hecho que ocurrió el seis de octubre del año 2013 en un contexto en el que los antorchistas exigían al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, hoy senador de la república, la solución de demandas sociales; además existía un constante golpeteo de conocidos gánster políticos en contra de la administración municipal de Ixtapaluca liderada en ese entonces por los Antorchistas.

Estos dos casos tienen algo en común. Ante la exigencia colectiva, el termómetro social llega a su punto más álgido que el sistema político revienta en contra, lanzando un claro mensaje: “si los pobres se atreven a organizarse, si los pobres de atreven a luchar contra el Estado, serán castigados a sangre fría, serán desaparecidos para que nadie más siga el ejemplo de revelarse”.

En este sentido, los movimientos sociales tienen que ser valientes para no detener la lucha social por sus causas y continuar alzando la voz haciendo conciencia al colectivo mexicano que es necesario erradicar los males sociales provocados por la injusta distribución de la riqueza en México.

Como hace años, me solidarizo con este tema tan sensible que ha golpeado a nuestra sociedad. Los antorchitas recordamos a don Manuel Serrano Vallejo, cada seis de octubre; no lo olvidamos y seguiremos clamando justicia por él y por todos los que han sido víctimas de estas terribles injusticias. Nuestro respeto y gloria eterna para ellos.

Como dijo el poeta Pablo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. Los cambios sociales son necesarios y ahí estaremos los antorchistas luchando por lograr un México más justo, democrático, y equitativo.

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