MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ahora el maíz transgénico es el motivo de conflicto con EE. UU.

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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2020, publicó un decreto para prohibir la importación de maíz genéticamente modificado, llamado transgénico, que desde hace muchos años se importa de Estados Unidos (EE. UU.) para uso agroindustrial, pecuario y consumo humano para satisfacer la demanda interna.

Desde entonces, generó una inconformidad en los productores de maíz y en los representantes comerciales del vecino país del norte, debido a que en el marco del T-MEC se establece que ninguno de los tres países firmantes, puede impedir la importación de cualquier producto de manera unilateral y sin ninguna justificación. En dicho decreto se estableció que paulatinamente se iría dejando de importar maíz transgénico y, para enero de 2024, se prohibiría definitivamente.

Pues bien, por las presiones de los gringos, AMLO flexibilizó su postura mediante un nuevo decreto del pasado 13 de febrero, dejando anulado el anterior, en el que pone un nuevo plazo del 31 de marzo de 2025 para aplicar la medida y permite que haya importación de maíz amarillo transgénico solamente para uso industrial y pecuario hasta que México pueda ser autosuficiente, y prohíbe la importación de maíz blanco transgénico, que se venía utilizando para consumo humano y el uso de un herbicida llamado glisofato utilizado en la producción de granos. Según el decreto, el prohibir el uso humano de los maíces transgénicos tiene como objetivo estar en “congruencia con las políticas de autosuficiencia alimentaria del país”, por el derecho a la salud y al medio ambiente para los mexicanos; al mismo tiempo afirma que los maíces nativos, que son una riqueza biocultural de las comunidades campesinas y del patrimonio gastronómico del país, garantizan una alimentación nutritiva suficiente y de calidad. 

Sin embargo, este nuevo decreto, lejos de contentar a los maiceros de Estados Unidos, han aumentado su enojo y radicalizado su postura ante los representantes comerciales de ese país porque México “no ha ofrecido ninguna evidencia científica” de que hay riesgo en el consumo humano del maíz transgénico, además, por lo que implica para sus intereses económicos.

“Es hora de hacer cumplir agresivamente el T-MEC iniciando una disputa formal contra estas medidas. Debemos de comprometernos con el Gobierno de México desde una posición de fortaleza, no de debilidad” (sinembargo.mx, del 18 de febrero de 2023). Ese fue el planteamiento de los miembros de la Cámara de Representantes a la Representante Comercial de EUA. Katherine Tai y al Secretario de Agricultura Tom Vilsack.  

Hay que decir, en primer lugar, que el presidente de México se caracteriza por tomar decisiones al margen de lo que opinan los especialistas y de lo que establece la realidad y la ciencia. Y el conflicto que ha activado AMLO con Estados Unidos, con motivo del maíz transgénico, es uno más. 

Veamos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (ONUAA), o más conocida coml FAO, ningún país en el mundo puede ser autosuficiente en alimentos, por las condiciones naturales y tecnológicas los países no pueden producir todo lo que consumen internamente y ha establecido que el índice de autosuficiencia alimentaria de un país se da cuando alcanza a producir el 65% de sus alimentos, el resto tiene que importarlo. 

La fortaleza de México no está en los granos, por causas estructurales basadas en la pulverización de la tenencia de la tierra que impide aplicar la tecnología para aumentar la productividad. Históricamente nuestro país no ha sido autosuficiente. En 2022 se importaron 16.6 millones de toneladas de maíz. Juan Caros Anaya del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) señala que “tenemos pequeños productores de menos de cinco hectáreas que representan el 70% del grupo y solo participan en 36% de la producción; tampoco hay programas que fomenten la tecnología, la productividad y el financiamiento". Entre 2019 y 2021, con AMLO solamente se logró el 63.1 % de autosuficiencia de maíz mientras que en el sexenio pasado fue de 68.5%, el estancamiento en el gobierno de AMLO se debe a los cambios abruptos en la política pública y la predominancia de la ideología sobre el pensamiento científico” (lasillarota.mx, del 01/02/2023); que aunado al crecimiento de la demanda se hace necesario acudir a las importaciones. Actualmente, la producción nacional de maíz es de 27.363 millones de toneladas y el consumo estimado es de 43.376 millones de toneladas, por ello la importación de maíz representa el 40.23%.

Los principales impactos de los cultivos transgénicos en el mundo se pueden resumir en que su cultivo ha permitido elevar los volúmenes de producción mediante el incremento de la productividad gracias a que los productores de este grano cuentas con grandes extensiones de tierra y capital suficiente. Esta ventaja la ofrecen los maiceros de Estados Unidos y su producción le permite exportar grandes volúmenes que han contribuido al abatimiento de la carencia de alimentos en el mundo, pero también Argentina, Brasil y Ucrania, se han convertido en importantes exportadores del grano transgénico en la última década. 

Por otra parte, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), afirma que “no está demostrado que haya causado daño a los humanos el maíz transgénico y el uso del glisofato en la agricultura. Y defiende la importación del transgénico, porque en ese organismo están representados los grandes industriales agroalimentarios de nuestro país y argumenta que su prohibición sí tendría un impacto negativo en la producción de alimentos” (sinembargo.mx, del 18 de febrero de 2023). 

Por su parte Ana Gutiérrez, Coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), comentó que el decreto que prohíbe la importación de maíz transgénico para consumo humano “nos mete en problema con nuestros socios comerciales, pues se necesita evidencia científica para sustentar la decisión del Gobierno Federal” (lasillarota.mx).

La decisión de AMLO, aunque tiene razón de que el maíz transgénico y el uso del glisofato causan daños a la salud, lo cual fue corroborado desde hace más de cinco años por estudios realizados por científicos de la UNAM y validados por expertos de Alemania en septiembre de 2017 (Buzos 797, 04/12/2017); se basa en que considera que la autosuficiencia alimentaria se debe lograr mediante la producción de los pequeños productores, pero ignora que esos productores representan una limitante estructural que les impide aumentar la productividad con tecnología y por otra parte, ignora que, debido a lo anterior, son las grandes empresas trasnacionales y nacionales las que se han beneficiado, creando cadenas productivas que van desde la producción del grano hasta la producción de carne, huevo y productos industrializados, los cuales consumimos desde hace tiempo. 

Además, hay que considerar que la demanda crece constantemente y los gobiernos no han aplicado una verdadera política de apoyo al campo, en especial el de AMLO, que canceló los pocos que había, lo que ha repercutido en un estancamiento en la producción nacional y en su lugar creó la SEGALMEX, que ha sido ineficiente y metida en denuncias de corrupción. 

En esas circunstancias lo decretado por AMLO tiene varias implicaciones, no solo para los productores norteamericanos, sino fundamentalmente para México. De inmediato EE. UU., establecerá una controversia con México de la cual no saldrá bien librado; además, de llevarse a cabo la prohibición del maíz transgénico para consumo humano y no contar con el volumen que lo sustituya propiciará el incremento del precio de la tortilla, así lo pronostica un reporte titulado “Viene un “tortillazo” para marzo, subirá aún más precio de tortilla” (vanguardia.com.mx del 23/02/2023) y los harineros y tortilleros encontraran la manera de burlar la vigilancia que pueda establecer el gobierno para evitar que el maíz transgénico llegue a la mesa de las familias mexicanas. En este punto, por ejemplo, el Colectivo “Sin maíz no hay país” pidió a las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) y Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) “establecer controles a partir de leyes y reglamentos que incluyan sanciones y asignar un presupuesto para que se cumpla con la inspección de origen y destino del maíz importado” y para lograrlo recomienda el etiquetado del producto procesado que contenga transgénicos, para que “las personas sepan lo que están consumiendo”.

Otra posible consecuencia es que los norteamericanos tienen en sus manos muchos mecanismos para presionar a México, dado que pueden poner condiciones por cualquier pretexto a las exportaciones que hacemos de aguacate, atún, miel, cárnicos. Ya que nuestro país ocupa el séptimo lugar mundial en exportaciones y el principal destino es Estados Unidos. Así hay que interpretar la amenaza de los integrantes de la Cámara de Representantes. Pero AMLO, con su afán nacionalista de buscar la autosuficiencia en todo, nos lleva a un pasado que ya no existe.

Urge apoyar en serio al campo, con recursos, acompañados de tecnología, asistencia técnica y financiamiento y no solamente declarar de palabra la autosuficiencia alimentaria.

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