Hace seis años, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), el cual generaría miles de empleos directos para Texcoco y sus alrededores. Además, prometió convertir los terrenos en un Parque Ecológico y proteger el medio ambiente.
También mencionó que, con esta medida, se resolvería la saturación del aeropuerto actual. Sin embargo, el parque todavía no está terminado, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez sigue saturado, el AIFA está vacío, operando con números rojos y, al final, todo resultó más caro de lo proyectado por los “expertos” en los que confió el presidente.
La refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles tienen algo en común con el parque texcocano: no están terminados y, lo peor, están generando pérdidas.
En octubre de 2018, AMLO anunció la cancelación del NAIM, argumentando que su construcción estaba plagada de “corrupción”. Esta decisión surgió de una “consulta popular”, donde le preguntó a los asistentes a un pequeño mitin si estaban de acuerdo con la cancelación.
Entonces, prometió ahorrar 100 mil millones de pesos, exponer los contratos “irregulares” y proteger el medio ambiente, pero mintió.
Según la revista Expansión, el costo final del Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) fue de 104 mil 531 millones de pesos. ¿Hubo ahorro? No. Pero eso no es todo.
La cancelación del NAIM nos costó 331 mil 996 millones de pesos, según la Auditoría Superior de la Federación (ASF). A esto súmele otros 2 mil 200 millones por gastos anuales de operación del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, más 7 mil 214 millones en gastos de remodelación del mismo.
En total, 448 mil 141 millones de pesos. ¿No que nos íbamos a ahorrar 100 mil millones? Por su culpa, estamos pagando 348 mil 141 millones de pesos extra, el precio de las ocurrencias de Andrés Manuel, el transformador de la patria.
¿Y los contratos sucios? ¿Los empresarios y políticos corruptos involucrados? ¿Quiénes son? ¿Dónde están? ¿No que los iba a desenmascarar?
En marzo de 2022, López Obrador firmó un decreto para declarar el área del NAIM como zona de protección de recursos naturales. Este parque no sólo tendría una función ecológica, sino que también involucraría a las comunidades locales.
Se planeó que los campesinos de Texcoco y áreas circundantes serían parte activa en el manejo del parque. Ellos podrían usar la tierra para actividades agrícolas y ganaderas, cuidando al mismo tiempo el área protegida.
¿Y los campesinos de Texcoco y Atenco ya se vieron beneficiados? En las fotografías que se han tomado con drones, no se ven espacios agrícolas, sino campos de fútbol.
A pesar de los buenos propósitos, seis años después y a punto de irse, el proyecto del Parque Ecológico del Lago de Texcoco aún no se ha completado. El presidente sigue estampándole el “sello de la casa”: está inconcluso, a la mitad o, de acuerdo con sus palabras, “en su primera etapa”.
En una visita reciente del diario El Universal, se observaron numerosas obras en marcha: grúas, camiones y trabajadores operando a marchas forzadas.
El parque sigue en construcción con áreas llenas de maquinaria y materiales de construcción. Aunque hay un notable progreso, todavía no está listo para su apertura. La zona está vigilada por policías estatales y en las cercanías hay paradas de autobús para los trabajadores que están finalizando detalles y limpiando el lugar.
Hasta ahora, se han invertido 5 mil 507 millones de pesos en el parque, con un avance del 88 %. La Dirección General de Operaciones del Lago de Texcoco informó que el parque podría abrirse entre agosto y septiembre de este año.
El parque incluirá 260 hectáreas de infraestructura deportiva y social para fomentar la convivencia comunitaria, el deporte y la educación ambiental. Este proyecto ha generado más de 11 mil empleos directos e indirectos, lo cual fue un beneficio importante para la economía local durante su construcción.
La pregunta sería: ¿cuántos empleos generaría el Aeropuerto de Texcoco contra los que generará este parque en operaciones?
El pasado 31 de julio, se entregó un contrato por 5 millones 180 mil pesos para la activación del parque a una empresa llamada Iraltus S.C. Esta empresa realizará estudios y encuestas para definir cómo funcionará el parque. ¿Cómo es que todavía no lo saben si desean operarlo?
Para ello, dicen, van a levantar una lista de necesidades mediante fotografías y encuestas, y la elaboración de políticas y manuales para el funcionamiento del parque. También se desarrollará un plan de protección civil que se implementará entre agosto y octubre de 2024.
La refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles tienen algo en común con el parque texcocano: no están terminados y, lo peor, están generando pérdidas.
Si ese dinero lo fueran a pagar Carlos Slim y su club de amigos multimillonarios, les aseguro que no permitirían que las cosas se hicieran así, de manera improvisada y sin un plan de negocio serio.
Esperamos que en los próximos meses, finalmente se pueda abrir este espacio tan esperado y prometido, pues ya nos costó muchísimo. La transformación de los terrenos del antiguo aeropuerto en un parque ecológico suena bien, pero estar cerca de canales de aguas negras, con el aroma que se desprende, no parece ser el mejor atractivo turístico para otra de las grandes ocurrencias del presidente.
Según siete de cada diez mexicanos, lo ha hecho bien. No entiendo qué toman en cuenta para esa evaluación, pero la realidad nos dice que las cosas no se están haciendo bien y este parque es otra muestra.
Los mexicanos necesitamos despertar, unirnos y organizarnos, para evitar que los gobiernos actúen con base en ocurrencias o en intereses que benefician a unos cuantos y no a las grandes mayorías. Finalmente, ¿quiénes serán los que se beneficiarán con este parque? ¿Los más humildes de Texcoco? Permítanme dudarlo.
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