Hace casi treinta años, cuando por fortuna conocí la labor deportiva del Movimiento Antorchista, quedé sorprendido. Vivía yo entre las familias de jornaleros que aún habitan el sur del estado de Coahuila, en la región conocida como Lagunera, ingresé a una de las casas de estudiantes que los antorchistas han promovido y apoyado en todo el país y fue ahí, donde nos encontramos Antorcha y yo; a los pocos meses de mi llegada a la Casa del Estudiante de la ciudad de Torreón, una actividad inusual nos puso a todos en estado de emocionante alerta: la Espartaqueada Deportiva de Antorcha.
Pido disculpas adelantadas, amigo lector, si le aburre mi remembranza, pero, me atengo a los escrito por el célebre Miguel de Cervantes en el prólogo a su genial obra: "¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mio...? Aun así, quiero compartir lo que han sido para mí las Espartaqueadas de Antorcha. Continúo pues; por aquel entonces, para los antorchistas y sus amigos (yo me contaba entre ellos), era todo un acontecimiento las Espartaquedas, meses antes, los entrenamientos exhaustivos, como nadie éramos deportistas profesionales, asi es que ya podemos imaginar el esfuerzo que hacíamos semanas antes de la partida; la gestion de los camiones, uniformes y los víveres para la comida (en una Espartaqueda posterior a la que refiero, a una compañera le apoyaron solo con medio camión para el viaje, y así lo dijo en una entrevista que le hicieron en Tecomatlán, y la pregunta obligada, con sarcasmo y crítica para las autoridades, fue la siguiente: ¿y les apoyaron con la mitad de adelante o la mitad de atrás del camión?); pero para la Espartaqueda Deportiva que narro, no nos apoyaron ni con la mitad de un camión ni con víveres ni con nada, así es que hicimos lo que hacen los pobres cuando estan decididos a llevar a cabo su cometido: salimos a botear (colectar, le llamábamos allá), y lo hicimos de tal manera que logramos juntar para viajar en tren hasta la ciudad de México y de ahí en camión hasta Tecomatlán Puebla, a donde llegamos dos días y una noche después de nuestra partida. Cierto es que en las competencias no ganamos nada, pero a nuestro regreso, después de haber convivido con los cientos (ahora son miles) de participantes de todo el país, después de haber sentido el cariño y respeto de los tecomaltecos y sobre todo, después de haber conocido, saludado y escuchado al dirigente nacional de los antorchistas, al Ing. Aquiles Córdova Morán, todos nos sentíamos antorchistas, deportistas de Antorcha, y muchos como yo, sentíamos, que por lo vivido, no dejaríamos de serlo nunca.
El próximo sábado 30 de enero es la inauguración de la XVIII Espartaqueada Deportiva 2016 del Movimiento Antorchista, acudirán, según los últimos reportes, 17 mil deportistas a disputarse los primeros lugares en todos los deportes, categorías y ramas que abarcan las competencias; el seis de febrero será la clausura del evento, y estoy seguro, que como lo que hacemos los antorchistas, será todo un éxito.
Los antorchistas colimenses también participaremos, hemos reunido un contingente de 200 deportistas de todo el estado, todos son hijos del pueblo pobre de Colima, pero todos se han preparado a conciencia para ganar y sabemos que harán todo lo posible para que así sea; los antorchistas colimenses los despediremos como despedían las madres a los guerreros Espartanos cuando se disponían a ir a la batalla: "Vuelve con tu escudo, o sobre de él".
Pero sabemos que lo que hace grande a las Espartaqueadas es la fraternidad y respeto con la que se compite, al contrincante deportivo no se le ve como un enemigo al que hay que aniquilar, sino como un compañero al que hay que vencer en justa competencia.
Por mi parte, deseo a los deportistas antorchistas de Colima y de todo el país, que compitan en buena lid y con mucho entusiasmo, que a su regreso vuelvan más convencidos de que una patria más justa, equitativa y soberana no sólo es necesario sino también posible. Que al competir recuerden siempre la célebre frase pronunciada por el barón Pierre de Coubertin en la inauguración de los primeros Juegos de la Edad Moderna, en 1986 en Atenas: "citius, altius, fortius" que significa "más rápido, más alto, más fuerte", y que junto con los cinco anillos de diferentes colores entrelazados y con la antorcha, simboliza el espíritu olímpico. Que la XVIII Espartaqueada Deportiva 2016 cumpla su papel exitoso de contribuir a la organización y educación del pueblo pobre de México.
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