Han concluido dos ciclos escolares en condiciones de pandemia a causa de la Covid-19, y se percibe que en México las autoridades educativas simplemente no quieren resolver la catástrofe que este virus está causando en nuestro país; además de la lamentable pérdida de vidas entre menores de edad, el virus sigue causando estragos entre el estudiantado, lo anterior lo hago en referencia a dos asuntos en particular: el primero, la determinación de autorización del Presupuestos de Egresos de la Federación (PEF) 2022 y el segundo, la preocupante estadística de mexicanos que abandonaron sus estudios en el ciclo escolar 2020-2021.
Es lamentable que las prioridades del actual gobierno morenista siga subestimando y dejando en último lugar a la educación, sabiendo de antemano que es parte fundamental del desarrollo de toda nación. En promedio en distintos países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en 2018 el gasto en instituciones educativas ascendió a cerca de 9,300 dólares por estudiante en nivel preescolar, 10,500 dólares en primaria y secundaria, de 17,100 dólares en media superior. Nuestro país pertenece a esta organización, sin embargo el presidente de la nación, junto con la secretaria de Educación Delfina Gómez, no han querido acatar las indicaciones sugeridas por este organismo y siguen realizando recortes cada año en perjuicio de la niñez y juventud mexicana. Como es sabido por todos, diputados morenistas avalaron y aprobaron el paquete fiscal de 2022, que les envió el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y este centró la mayor cantidad de recursos en programas sociales y de subsidio, alrededor de 108 mil millones de pesos (81.6%), le sigue el sector salud con 54.8%, las fuerzas armadas con 47.4% y en última posición el monto a invertir en educación será de 18.3%.
La OCDE, en su reporte anual “Going for Growth” 2021, publicado hace unos meses, recomendó a los Gobiernos en Latinoamérica (Argentina, México, Colombia, Brasil y Costa Rica), que deberán asegurar que el gasto en educación esté bien focalizado para proveer una verdadera red de seguridad social y mejorar el desempeño de sus instituciones. Los especialistas de esta organización con sede en París agregaron que para sanar las heridas económicas que la pandemia sigue infligiendo, los países latinoamericanos tendrán que gastar para mejorar su educación. Sin embargo, esta indicación realizada por esta organización fue ignorada por funcionarios educativos así como por el mismo presidente.
Es innegable que la ciencia, innovación y desarrollo de nuevas tecnologías son importante en el crecimiento de las naciones, sin embargo antes de llegar a esas etapas se debe contar con un sistema educativo sólido que permita formar ciudadanos capacitados que lleguen a convertirse los artífices del quehacer científico de un país. De acuerdo con datos proporcionados del Banco Mundial, Cuba es la nación que más porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB), destina a la educación de sus ciudadanos, su inversión asciende al 12.9% de su PIB, le sigue Timor Oriental con 11.3%, Dinamarca con 8.7%, y muy lejos de ellos queda México con su escasa inversión en educación. Otro país que destaca en cuanto a inversión en educación es China, en 2020 gastó 5.3 millones de yuanes (817 mil millones de dólares) y aumentó un 5.6% comparado con el año anterior y es en esta nación donde más científicos e ingenieros se gradúan, comparado con Estados Unidos, Europa, Japón, Taiwán y Corea del Sur juntos.
Más de 5.2 millones de estudiantes en México entre 3 y 29 años abandonaron sus estudios, una cifra muy alta y que desafortunadamente traerá consecuencias negativas para nuestro país. De estos 5.2 millones, 3 millones pertenecen a educación básica y de esos 3 millones, 1.3 abandonó la escuela a causa de la Covid-19 y 1.6 por falta de recurso. De los 5.2 millones que no terminaron el ciclo escolar 2020-2021, 3.6 millones no se inscribieron al siguiente ciclo porque tenían que trabajar, el 25.3% dejó los estudios porque los padres se quedaron sin empleo, en tanto que el 21.9% no continuó estudiando porque carecía de computadora, tablet, celular o no tenía conexión a internet. Antes de la pandemia más de 4 millones de niños y adolescentes en México no iban a la escuela y unos 600 mil estaban en riesgo de abandonarla. Estos son cifras alarmantes y que eran conocidas por funcionarios educativos, la pregunta es ¿por qué no hicieron nada al respecto? La respuesta es porque no les interesa que la población esté educada ya que un pueblo educado es un peligro para el actual sistema ya que aprenderá a elegir a su gobernante y eso no le conviene a muchos que hoy están en el poder. Organismos internacionales y nacionales evidencian las deficiencias en este pilar fundamental para el país y la población, por lo que seguirán exhibiéndose vergonzantes indicadores sobre baja escolaridad, abandono escolar, analfabetismo, etc., y como si no fuera suficiente, está la infraestructura ruinosa de las escuelas públicas, carente de los más elemental para realizar una jornada digna, muchas carecen de pupitres, sanitarios, electricidad y muchos alumnos tienen que soportar los rigores del clima y las malas condiciones de sus aulas.
La educación sigue estando al servicio de la clase adinerada de nuestro país y del mundo, con el único fin de generar cuanta mano de obra barata sea posible, sin reparar el daño que esto ocasiona a la niñez y juventud. La única manera de poder evitar que nuestro país siga teniendo estos malos resultados solo será a través de la organización para que de esta manera preparemos a los hombres y mujeres sensibles, colaboradores, preocupados por el bien común, que tengan como único fin mejorar las condiciones de vida de millones de humildes, que su interés esté centrado en crear un mejor país donde todos tengamos lo necesario para poder vivir dignamente y esto es posible.
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