Negar la pobreza no significa que esta llegue a desaparecer o que no exista, a pesar de que el gobierno de la cuarta transformación con datos estadísticos nos quiera hacer creer que existe una reducción en la pobreza; es evidente que, en la realidad, las carencias de las familias mexicanas están a plena vista, y que en los últimos cinco años se sufre al doble que en años anteriores; el gobierno de López Obrador miente y quiere hacer creer que México avanza en la prosperidad y el desarrollo.
Este año las carencias en servicios de salud aumentaron de 20.1 millones en 2018, a 50.4 millones de personas en 2022, lo que obliga a los mexicanos a pagar servicios médicos y medicinas, provocando que muchos no pueden cubrir los gastos y enfermen gravemente. Eso es un aumento de la pobreza.
Hablar de pobreza implica hablar de la falta de acceso a los servicios básicos, a la educación, a una vivienda digna, a un sistema de salud digno, tener un plato de comida en su mesa, es tener lo indispensable para vivir una vida plena, es tener un trabajo bien remunerado. Además de la lamentable criminalidad, drogadicción, carencia o insuficiencia de servicios públicos como agua, luz, drenaje, calles pavimentadas, etcétera, sin olvidarnos de algo que existe y que promueve el mismo presidente de México: la división social.
El pueblo de México debe darse cuenta de que las acciones y decisiones presidenciales, no son gratuitas, son parte de la encomienda que tienen los defensores del capitalismo, quienes para distraer al pueblo trabajador de la realidad en que viven, intentan todo tipo de maniobras distractoras, procurando en todo momento arrojar dádivas insignificantes al pueblo
Aunque se quiera cubrir el sol con un dedo, la realidad terminará por salir a relucir, la pobreza no puede esconderse ni negarse maquillando informes y datos, a pesar de que tengan “otros datos”.
Es posible acabar con la pobreza, pero no a través de estar repartiendo dinero eternamente como pretenden los morenistas. Por más que el autollamado gobierno de la Cuarta Transformación aumente las pensiones para los adultos mayores, las becas para estudiantes, etcétera, no alcanzará para comprar medicinas, adquirir suficientes alimentos que no son tan baratas debido a la inflación. Los flagelos sociales tampoco se acabarán con discursos demagógicos empleando desgastadas frases como el de “por el bien de todos, primero los pobres”.
El pueblo de México debe darse cuenta de que las acciones y decisiones presidenciales, no son gratuitas, son parte de la encomienda que tienen los defensores del capitalismo, quienes para distraer al pueblo trabajador de la realidad en que viven, intentan todo tipo de maniobras distractoras, procurando en todo momento arrojar dádivas insignificantes al pueblo, en este caso los programas de transferencia monetaria directa que ya todos conocemos.
Lo que se necesita es desarrollar al país y distribuir más equitativamente la riqueza generada, incrementar los salarios, generar empleos para todos, hacer que paguen más impuestos quienes ganen y tengan más dinero e impulsar una política de gasto público responsable y no concentrando los recursos del erario en unas cuantas obras faraónicas inútiles.
El sueño del pueblo pobre de México, que hasta este momento suman más de cincuenta y cinco millones, es salir de la pobreza. Para lograr un eficaz combate a la pobreza, urge una distribución más inteligente de la renta nacional, para tal fin el pueblo trabajador debe organizarse, educarse y luchar para tomar el poder político de México. Solamente, así se podrá combatir a fondo la pobreza en nuestro país.
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