MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Urge garantizar la subsistencia de las familias mexicanas

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La Fase 3 de la contingencia sanitaria, que implica el contagio masivo por el coronavirus, pone ante la terrible disyuntiva a la población de hacer caso a la única medida que ha implementado el gobierno federal para contener la pandemia, de quedarse enclaustrada en sus casas (a riesgo de sufrir una mortandad en sus hogares ante la falta de pruebas aplicadas por el gobierno que tienen el monopolio de las mismas y no las realiza masivamente, a pesar de que muchas veces la gente presenta síntomas de la enfermedad), o salir a trabajar con el alto riesgo de ser contaminada.

Otros aspectos del problema no menos preocupantes, son el hecho de que, en primer lugar, no todos los mexicanos tienen una vivienda, y en caso de tenerla aunque no sea de su propiedad, éstas no cuentan con los servicios básicos para poder asearse y mantenerse mínimamente fuera de peligro, ni el espacio suficiente para conservar la sana distancia recomendada; por otro lado, las familias han perdido su empleo y los pocos ingresos que les permitían sobrevivir, de tal suerte que, quedarse en casa hacinados, sin poder saber si algún miembro de la familia está contagiado de coronavirus, sin agua para asearse, ni lavarse las manos, sin drenaje, sin luz y sin alimentos, forman un cuadro verdaderamente apocalíptico para las familias de bajos ingresos que son la mayoría de este país, en el que, según las cifras del Consejo Nacional para la Evaluación de las Políticas Públicas (Coneval), existen más de 60 millones de pobres, y según estimaciones de investigadores del Colegio de México, la cifra rebasa los 100 millones, del total de 130 que somos.

Abandonados a su suerte los menesterosos, como están, no tiene otra alternativa que arriesgarse a salir a buscar el sustento diario, porque de quedarse encerrado meses sin alimentos el desenlace fatal es seguro.

Esto hace necesario que, por parte del gobierno, se implemente un Programa Nacional de Apoyo Alimentario, que garantice que cada uno de los mexicanos que lo necesite, sin excepción, sin ningún tipo de discriminación, reciba este apoyo, fundamentalmente en especie, en la puerta de su casa, de tal manera que se garantice la sobrevivencia de los habitantes que son el recurso más importante con que cuenta una sociedad, pues son los generadores de los satisfactores que ésta necesita para su existencia y, por tanto también de la riqueza. Por parte de los ciudadanos hace falta que, haciendo uso de sus derechos constitucionales, exijan al gobierno, federal ante todo, que los recursos que administra, propiedad del pueblo porque somos los ciudadanos quienes hemos llenado con el pago de impuestos las arcas públicas, se gasten en lo que el pueblo requiere y necesita en estos momentos, que es su propia subsistencia.

Resumiendo: De haberse tomado las medidas de detección de personas enfermas cuando era posible rastrear los casos importados y ponerlos en cuarentena, por parte del gobierno, hubiera ahorrado el enclaustramiento de todos los mexicanos; aún hoy, si se aplicaran suficientes pruebas masivas para detectar a los enfermos sería más segura la medida de enclaustramiento decretado por las autoridades que se han quedado pasmadas y piden a los mexicanos que se cuiden solos. El gobierno, en sus tres niveles, pero sobre todo el federal, debe implementar un programa de apoyo alimentario garantizando la sobrevivencia de las familias mexicanas durante su encierro, esto haría posible el adelgazamiento de la cadena de contagio masivo, evitando que colapsen los hospitales, los cuales, además de ser insuficientes, carecen de infraestructura, de personal e insumos, por la desaparición de programas, con reformas caprichosas a la ley, que han dejado en el desamparo no sólo a los beneficiarios directos, sino también al personal médico, el cual ha empezando a diezmarse, porque no cuentan con la protección indispensable, ni los protocolos necesarios, siendo abandonados por las autoridades de salud y el gobierno de la República.

No hay de otra, ante tan terrible panorama, no queda más que organizarse y luchar. En esta época de pandemia, mediante herramientas virtuales como las redes sociales, es posible que aun estando encerrados en casa, podamos hacer escuchar la voz de los pobres y marginados, uniéndonos todos los pobres, para exigir con base en la ley, nuestro derecho a que el dinero del pueblo, que administra el gobierno, se gaste no en otra cosa sino en salud de calidad que eleve las esperanzas de vida de los enfermos, empezando por dotar de pruebas de detección suficientes a la población, luego por brindarles el equipo aislante necesario para que pueda protegerse el personal hospitalario, pero sobre todo en el programa de apoyo alimentario para que la gente pueda permanecer en sus casas sin morir de hambre.

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