Cada año, en octubre, todos los mexicanos tenemos la pesada tarea de escuchar los curiosos y rebuscados mensajes de gobierno de los representantes de cada municipio, estado y de la nación. Todos se desbordan en magnánimos logros, avances, promesas futuras, pero muchas se caen a pedazos en la realidad.
Hace tres semanas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmaba que México y Brasil serán las naciones que más afectadas se vean con la actual crisis económica, “una presión más y más fuerte en sus posiciones de deuda externa y el aumento del coste de la vida es un problema que se agrava”, destacaron en entrevista.
Por su parte, AMLO continúa con su afirmación de que México está feliz, feliz, y sus megaproyectos siguen en pie a pesar de que se manifiestan cómo un fracaso catastrófico, por ejemplo el Tren Maya, que ecológicamente está afectando a la zona, a sus habitantes y a la poca naturaleza que queda.
Los proyectos del presidente ponen en jaque a todo el país, con la impuesta austeridad franciscana para financiarlos, dejando a un lado rubros importantes como la salud y la educación, mismos que se han manifestado abiertamente en contra de estas políticas arbitrarias que recortan, reducen y abandonan a estos sectores poniéndolos en situaciones económicas sumamente críticas para resolver las necesidades básicas.
Sumado a este problema se encuentra el incremento desmedido de la violencia, tan solo en esta semana hubo asesinatos a plena luz del día en restaurantes -en Jalisco-, iglesias -en una boda en Sonora-, en las calles, en las escuelas.
Hay desempleo, desigual repartición del erario público que deja desprotegidos a sectores mayoritarios y muy marginados.
Las mañaneras no son más que una burla ante las necesidades y las exigencias de este país a un mesías que se comprometió a gobernar en favor de los pobres.
Está claro que en la mayor parte de las actuales administraciones le quedan a deber mucho a nuestro pueblo, empezando por la cabeza del país. Para muestra de esta inconformidad dejo unos ejemplos, en la zona conurbada a la capital de Puebla, los eventos de informe se llevaron a cabo atrincherados en espacios cerrados, con varias vallas y policías de por medio para la contención de los inconformes en San Pedro Cholula y San Martín Texmelucan, prácticas parecidas a las tomadas por el presidente de la nación.
En el primero hubo enfrentamientos de los pobladores con la policía ante la denuncia por la ineficiente gestión y falta de transparencia de las autoridades. En el segundo, hubo relativa paz, no obstante, fueron los mismos miembros del cabildo que al recibir el informe denunciaron la mala administración sin dejar pasar el incidente del tanque elevado que al desplomarse dejó al menos 5 muertos.
Insisto en que ambos casos tienen la misma raíz en cuanto a la mala distribución de la riqueza de este país que en parte obliga a los actuales gobiernos a ejercer menos recurso, claro está que en ellos también queda hacer eficiente ese recurso.
Es urgente cambiar la política de este país, de lo contrario la peor parte se la llevará el pueblo, en quién pesa la crisis económica.
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