En lo que va del año, las palabras solidaridad y fraternidad han sonado estentóreamente entre el pueblo pobre de México, el pueblo organizado en el Movimiento Antorchista Nacional, esto luego de haber sido víctima de ataques y calumnias por parte del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), llamando a la organización despectivamente como la "Antorcha mundial" e incluyéndola, sin pruebas de ninguna especie, entre los intermediarios que reciben "moches".
Aunado a que a los más de dos y medio millones de mexicanos organizados en Antorcha, se les niega obras y servicios para sus colonias y comunidades pobres; a pesar que han sido reiteradas las ocasiones que han solicitado solución, hasta el momento, el nuevo Gobierno, en lugar de solucionar sus demandas, tacha de intermediario al Movimiento Antorchista y ha hecho caso omiso al llamado a resolver los problemas de fondo que padecen millones de pobres en todo México.
Pero también el gobierno de Hidalgo, encabezado por Omar Fayad, da mucho de qué hablar y no exactamente por ser buen gobierno y apoyar a la gente, sino todo lo contrario, por represor y sordo a las demandas del pueblo, a pesar de que la entidad posee uno de los mayores índices de pobreza, teniendo en la marginación a más de un millón 500 mil habitantes sin obras y servicios.
Ante este panorama, los hidalguenses han emprendido una lucha desde hace dos años y medio en contra de Omar Fayad, sin que el gobierno del priista haga caso del clamor del pueblo pobre de Hidalgo, al que en su campaña prometió todo tipo de ayudas. O sea, que Fayad también es un demagogo.
Por lo que ahora, siendo fraternos y solidarios, sus hermanos de clase de las 31 entidades del país, desde Tijuana hasta el Sureste, se han unido a su lucha, denunciando con cadenas humanas el gobierno de Fayad Meneses, evidenciando que en Hidalgo hay un gobierno represor y que tiene en la pobreza a más de la mitad de los habitantes del estado.
Lejos de desanimarlos, de declinar su lucha y no seguir organizados, como quisiera Fayad y el gobierno federal, los antorchistas siguen firmes y valientes en su lucha por un México más justo para los pobres del país, porque saben que su lucha es correcta, que ningún gobierno irá a sus casas a tocar sus puertas para ver qué necesitan y porque han entendido que los pequeños apoyos monetarios del gobierno federal no serán la solución a sus males.
Mexicanos y antorchistas del país, hoy más que nunca el pueblo debe estar unido, sólido como una roca, fraterno y firme, porque la lucha de los pobres es justa y necesaria. Hoy son los hidalguenses reprimidos y maltratados por su gobierno, pero mañana podrían ser los bajacalifornianos, los chiapanecos, tamaulipecos o los habitantes de cualquier otro estado los que necesiten el apoyo incondicional de sus hermanos de clase. Todos deben saber que llegado el momento ahí estará una fuerza que los apoyará para luchar contra la pobreza: la de los pobres de México, organizados en el Movimiento Antorchista Nacional.
Como diría Pablo Neruda en su poema Oda al hombre sencillo:
...porque ganaremos,
ganaremos nosotros,
los más sencillos,
ganaremos,
aunque tú no lo creas,
ganaremos.
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