México cuenta con una superficie de 137.8 millones de hectáreas (Ha) cubiertas por algún tipo de vegetación forestal. De éstas, 65.7 millones de Ha (47.7%) corresponden a superficie arbolada por bosques, selvas, manglares y otras asociaciones vegetales; 56.3 millones de hectáreas (40.8%) están cubiertas de matorral xerófilo, es decir, vegetación de zonas áridas y semiáridas; y otras áreas forestales cubren 15.8 millones de Ha (11.5%) de acuerdo a datos aportados por la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
La importancia de los bosques radica en los componentes y procesos que integran a los ecosistemas y que proporcionan múltiples beneficios al ambiente, la fauna y la sociedad. Desde el punto de vista de la ecología, los bosques ayudan a la regulación del clima y al amortiguamiento del impacto de los fenómenos naturales: mantienen la provisión de agua en calidad y cantidad; generan oxígeno; controlan la erosión, así como la generación, conservación y recuperación del suelo; coadyuvan en la captura de carbono y la asimilación de diversos contaminantes; protegen la biodiversidad, de los ecosistemas y las formas de vida; propician y permiten la polinización de plantas y el control biológico de plagas; son el espacio en donde se lleva a cabo la degradación y el reciclaje de desechos orgánicos; permiten la apreciación del paisaje y la recreación; son fuente importante de materias primas; son reservorio genético de la vida y proporcionan infinidad de sustancias de gran utilidad a la humanidad para el combate de las enfermedades. En resumen, aportan enormes beneficios económicos, sociales y ambientales.
Como podemos leer, los ecosistemas forestales desempeñan un papel fundamental en nuestras vidas, papel que se ve amenazado por los innumerables incendios que años con año se reportan en nuestro país. Christoph Neger, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, detalló que en nuestro país hay una incidencia importante de estos fenómenos, pues al año se registran más de siete mil con una afectación promedio de 443 mil hectáreas, que equivalen a dos veces y media la superficie de Ciudad Universitaria, aunque las cifras varían. Es decir, hay épocas en las que no llega a las 100 mil hectáreas afectadas, pero en otras alcanza hasta un millón.
En lo que va del año, en el país se han registrado 4 mil 129 incendios forestales en 30 entidades federativas, afectando una superficie de 159 mil 674 hectáreas. De esta superficie, el 92 por ciento correspondió a vegetación en los estratos herbáceo y arbustivo y el 8 por ciento a arbóreo. Las entidades federativas con mayor número de incendios son: México, Ciudad de México, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Chihuahua, Chiapas, Jalisco, Morelos y Veracruz, que representan el 84 por ciento del total nacional. Las entidades federativas con mayor superficie afectada son: Nuevo León, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Chihuahua, México, Durango, Michoacán, Puebla y Coahuila, que representan el 74 por ciento del total nacional. Del total de incendios forestales, 404 (10%) correspondió a ecosistemas sensibles al fuego, afectando una superficie de 19 mil 951 ha (13%) del total nacional.
En mayo del 2020 el grupo parlamentario de Morena proponía en el pleno del Congreso la eliminación del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que fue creado a finales de los años 90 y que hasta esa fecha había servido como un mecanismo presupuestario para enfrentar cualquier desastre natural (incluyendo los incendios forestales); para octubre del 2020 el Senado de México votaba por la eliminación del fondo fiduciario para desastres naturales Fonden, junto con otros 108 fideicomisos, incluyendo el Fondo para la Prevención de Desastres Naturales (Fopreden), el Fondo para el Cambio Climático y otros del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). La aprobación de la propuesta pone en duda el futuro de la cobertura de catástrofes del país y de un bono catastrófico por 485 millones ólares.
El presidente Andrés Manuel y legisladores de su partido argumentan que esos fondos son símbolo de corrupción y prometen que será más eficiente que el Gobierno asigne los recursos de forma directa. Forbes asegura que, con dicha acción, México ha quedado sin capacidad de reacción ante desastres naturales y la realidad la podemos ver a la vuelta de la esquina, una vez que ha comenzado la temporada de incendios y que los estados más afectados han demostrado que no están preparados para afrontar éste o futuros fenómenos.
En redes sociales se denuncia la falta de presupuesto en la Cofom, Conafor y Ayuntamientos para hacer frente a tan grande catástrofe, mientras que por otro lado encontramos publicidad respectiva a las próximas jornadas electorales con las que se renovará la Cámara de Diputados y ante este caudal de propaganda, los mexicanos debemos reflexionar nuestro voto y dirigir nuestro apoyo a aquellos candidatos que no sigan poniendo en riesgo la vida económica y social de nuestro país como hasta ahora lo viene haciendo el partido de la mal llamada “Cuarta Transformación”.
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