A estas alturas, los coahuilenses ya debemos estar plenamente enterados de que al señor presidente, Andrés Manuel López Obrador, promotor de la llamada Cuarta Transformación, y los miembros de su partido Morena, poco o nada le importamos; ellos únicamente andan en busca de afianzar el poder político de la nación para hacer lo que se les venga en gana, sin ápice de pensar en el bienestar colectivo. Lo único que buscan es satisfacer su ego personal. 

También debemos estar ciertos de que un voto de confianza de las familias de esta entidad para los morenistas que andan como alma que lleva el diablo, sin respetar tiempos ni leyes de ninguna especie, sería tanto como condenar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos a vivir en un ambiente de constante miedo, de mentiras, ficticio y sin más futuro que mayor miseria y tremenda inseguridad.

Se puede observar, por ejemplo, cómo anda de la ceca a la meca el que se dice conquistador de Coahuila, Ricardo Mejía Berdeja, quien como subsecretario de Seguridad en el país, se hace que la virgen le habla cada vez que hay asesinatos en diversos estados; y se enrosca como caracol acapulqueño para no dar la cara frente a esos hechos, pero sí lo hace para promover su imagen entre los habitantes de Coahuila.

Ya es momento de que alguien le ponga un freno a estos absurdos morenistas que piensan que, distribuyendo el titipuchal de dinero proveniente, quién sabe de dónde, vean a la gente como sus súbditos, y que todo lo que digan se debe hacer a regañadientes.

Porque los de Morena se han pasado por las horcas caudinas a la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, todos los ordenamientos legales y electorales, pensando que de esa forma habrán de consolidar el nuevo régimen que hará de México una mejor nación ante los ojos del mundo entero.

Para comenzar, hoy el panorama de México no es el de una cuarta transformación, sino el de una transformación de cuarta categoría, donde quienes se oponen son fustigados y considerados enemigos de la patria, sin pensar siquiera que somos más los que anhelamos una patria de libertad y justicia que quienes, desde su llegada al Gobierno mexicano, se han encargado de mandar todo a la fregada para poner sus propias condiciones, es decir, nos han quitado el buen futuro de las manos para fincar su imperio.

Ese imperio al que pertenece Mejía Berdeja, el de la ficción a través del internet, el del engaño de decirse coahuilense y tener el corazón entregado a los acapulqueños donde se habla además de su cercanía con personas altamente peligrosas.

Coahuila es muy diferente a los deseos y ambiciones de los morenistas, es una entidad nutrida de hombres y mujeres que no tan solo están dedicados a arrancarle frutos al desierto, sino que, además, son altamente politizados, que saben perfectamente del trabajo que han realizado quienes realmente se preocupan por su bienestar.

Aquí, señor Ricardo Mejía, sabemos distinguir quién nos pretende engañar y quien nos viene a contar las muelas con engaños y ficticias bondades que nada tienen que ver con la realidad que vivimos, entonces ya no gasten el dinero que proviene quien sabe de dónde, mejor debería retornar a su patria chica a seguir nadando en el mar, junto a los peces gordos.