Mucho se habla de la educación de los niños, jóvenes y adultos, pero poco se hace al respecto. Existen en nuestro estado cientos de escuelas de nivel básico, y algunas cuantas de nivel medio superior y superior, donde a los alumnos se les enseña a ser profesionistas, técnicos o simplemente a no ser analfabetas. En la mayoría de las instituciones ya no se educa a los jovenes de manera integral, ya no se les enseña danza, baile, poesía, oratoria, teatro, pintura, etc., y a los que sí se les enseña es porque hay de por medio dinero o una organización preocupada por la difusión y la enseñanza cultural del pueblo pobre.
Es el caso del Movimiento Antorchista Nacional, que es muy criticado por los servidores del sistema, políticos, varios medios de comunicación y empresarios que han visto afectados sus intereses por el trabajo arduo y constante de los antorchistas en esta materia y en la lucha por la mejor calidad de vida. Muchos se han de preguntar, y cómo es que perjudica el antorchismo a estas personas, si ellos tienen todo el dinero y el poder para vivir sin preocupaciones, pues precisamente porque estas personas son las menos interesadas en que el pueblo se eduque, en que el pueblo se organice y luche, ya que de lograr este objetivo, perderían el control del país, no podrían explotar a su antojo, ni robar a manos llenas, en pocas palabras, no estarían gobernando.
Un pueblo educado y que además sabe poesía, oratoria, música, danza, baile, teatro, pintura, etc., es un pueblo sensible ante el dolor ajeno, al sufrimiento que causa la pobreza con todos sus males, si el pueblo conoce a poetas revolucinarios como Miguel Hernández, Pedro Bonifacio Palacios, León Felipe, Pablo Neruda, etc., sabrá que su pobreza no es causa de que sea obra y gracia del espiritu santo, que tampoco viene de que sea un flojo, o de la " gran capacidad intelectual y creativa del señor empresario", sino de la explotación de que es víctima él y sus semejantes, la explotación en el campo y la ciudad, de obreros y campesinos. Todo eso lo enseña la poesía, la oratoria, el teatro, la pintura revolucionarias.
¿Y quién o quiénes le enseñan esto al pueblo? ¿A los hijos de los obreros y campesinos? El Gobierno no, por lo menos no a los pobres. No hay presupuesto para contratar maestros que enseñen las bellas artes, nuestros músicos se mueren de hambre, nuestros bailarines se ven obligados a trabajar en otras ramas de la industria, y los que llegan a tener suerte de enseñar en una escuela, es con un salario que apenas alcanza para mal vivir.
Pero el problema no radica únicamente en la cultura, hasta en la educación más elemental, la educación básica, media superior y superior es realmente insuficiente. No hay escuelas en las colonias pobres, y un claro ejemplo es la Alianza Real de Escobedo, donde el Movimiento Antorchista de Nuevo León ha solicitado desde hace cuatro años un terreno y clave oficial para la Preparatoria Lic. Ponciano Arriaga, y es día en que aún no se tiene. Pero eso sí, el gobierno ya mandó a poner una preparatoria técnica, donde está preparando a los obreros del futuro, para que saliendo de esa escuela, los jóvenes se vayan a trabajar a las fábricas, pedreras, y demás industrias del estado.
Pero los antorchistas no hemos dado marcha atrás, muy por el contrario, aumentamos la matrícula estudiantil, y además de educación de carácter meramente académico, a los jóvenes se les ensaña a bailar, cantar, declamar y ha sostener un discurso ante cientos de personas, pues sabemos que ésa es la mejor educación, en nuestra escuela, aunque con aulas de maderas y muchas deficiencias, estamos preparando a los líderes del pueblo trabajador, a los libertadores de Nuevo León, y eso es lo que verdaderamente molesta a las clases en el poder. Por eso compañeros estudiantes, hay que ir a Tecomatlán, Puebla, no solamente a participar, sino a seguir educandonos, a seguir organizando y luchando por un futuro mejor para ustedes y su familia. En hora buena compañeritos de la Preparatoria Lic. Ponciano Arriaga, mucho éxito a todos ustedes. Lo que cuenta no sólo es participar y ganar; lo que cuenta más es educar.
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