Mientras gran parte de la población estaba atenta a lo que pasaba y decían los medios internacionales y a su vez algunas entidades ya comenzaban a tomar algunas medidas, el presidente de la República insistía en que dichas medidas eran exageradas, al grado de burlarse de la pandemia mostrando ante todo el mundo el grado de ignorancia diciendo que sus amuletos los librarían de todo contagio agregándole que el ahora "héroe nacional", el subsecretario Hugo López-Gatell, dijo que el presidente era inmune al contagio porque tenía una protección moral. México se colocaba de esa manera como el centro de la burla internacional que nos recordaba aquella polémica frase de Dalí como consecuencia de su visita a México: "De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas"
Fue hasta finales de marzo que el Gobierno federal comenzó a aceptar que el país es parte del planeta Tierra comenzando a tomar medidas. El 20 de marzo la Secretaría de Educación Pública suspendió las clases presenciales a nivel nacional; el 23 comenzó la campaña de Susana Distancia encabezada por el Subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Hugo López-Gatell. Y a regañadientas y como niño chiquito el señor presidente tuvo que acatarse a las medidas y aceptar que el universo no giraba alrededor de él, claro, sin dejar de decir que México era un ejemplo para el mundo por ser de los países que actuaron a tiempo ante esta crisis. Aquellos que creen que esto es una exageración no esperen a pasar por el mismo ridículo presidencial.
A causa de estas medidas muchas fábricas comenzaron a cerrar trayendo como consecuencia un aumento en el número de desempleados y, por lo tanto, de la pobreza. Según las estadísticas del Coneval, la pobreza en Baja California se ha ido acrecentando en los últimos 10 años, del 2008 al 2018, con un 23.3 por ciento (848.4 miles de personas) en situación de pobreza y con el 1.6 por ciento (59.3 miles de personas) en pobreza extrema; datos que no cambian mucho para 2019. Pero con la contingencia del covid-19 este problema se agrava. El pueblo mexicano tiene que sumar a su ya precaria vida, medidas que lo ponían en una horrible disyuntiva: salir a la calle con riesgo a contagiarse o quedarse en casa y morirse de hambre.
¿Ante esta crisis qué actitud tomó el gobierno estatal de Jaime Bonilla? A pesar de que la ola morenista lo llevó al poder, todos los días desde su página oficial de Facebook da un reporte general a la ciudadanía en donde el gobernador ha criticado a López-Gatell -quien a su vez recibe todo el respaldo de López Obrador- de no informar correctamente sobre el número de contagiados y muertos por covid-19, al igual que ha manifestado la falta de insumos médicos en el IMSS, dejando ver una de las fracturas que ya comienzan a ser comunes en el gobierno de la 4T.
Parece ser que al gobierno del estado le queda claro lo difícil que es para las familias bajacalifornianas estar en cuarentena cuando se vive al día, ya que por su cuenta, el gobernador Bonilla puso en marcha un plan de contingencia alimenticia desde el 31 de marzo y que consiste en dos programas: a) Programa de Salud en Casa, que consiste en entregar despensas a los domicilios registrados; b) Programa de Prevención en Marcha, que consiste en que todo aquel que tenga una necesidad de una despensa puede llamar y se la llevan hasta su domicilio. Las llamadas más frecuentes son en primer lugar por desempleo a causa de la pandemia (20.5 por ciento); en segundo lugar, marcan adultos mayores (19.4 por ciento); en tercer lugar, madres solteras (17.9 por ciento); y, en último lugar, pequeños comercios (16.9 por ciento). El total de despensas entregadas del 31 de marzo al 30 de abril es de 501 mil 784 en todo el estado. El desglose semanal incluyendo los dos programas son: semana 1,65 mil 232 despensas; semana 2, 80 mil 944; semana 3, 123 mil 691; semana 4, 153 mil 828y 78 mil 089 en la última semana del mes de abril.
Ahora bien, cabe preguntarse ¿serán suficientes las medidas que está tomando el gobierno estatal? Está claro que no, es un paso importante pero no suficiente. A estas alturas todos sabemos que Baja California es el segundo estado con más contagios por COVID-19, y a pesar de que se conozca el dato a nivel nacional no hay apoyo, estamos rebasados por el número de gente contagiada en los hospitales, sigue sin haber insumos y no hay protección para los doctores, la gente sigue muriendo antes de ser atendida, al grado de que algunas ambulancias dicen que sería lo mismo esperar en casa que afuera del hospital.
Mientras que en algunos estados como en el caso de Baja California están tratando de salir victoriosos de la pandemia, ocupándose de resolver el problema alimenticio que cada vez se agudiza, el presidente sale a decir con la conchudez y la risita irónica que lo caracteriza, que todo marcha bien. Y no contento con eso, plantea modificar la Constitución General de la República para disponer del Presupuesto de Egresos de la Federación a su conveniencia. Queda claro que ante la cuestión ¿su imagen o la vida de miles de mexicanos? él elige su imagen, pues el aeropuerto de Santa Lucía, el rescate a Pemex (?), la construcción del Tren Maya, siguen en marcha antes que cualquier plan que ataque en serio el problema alimenticio que hoy atraviesan millones de mexicanos. Sin este plan todo esfuerzo estatal será insuficiente.
Es por eso que desde este medio me dirijo al señor gobernador Jaime Bonilla para preguntarle lo siguiente: los antorchistas de Baja California al mismo tiempo que agradecemos el apoyo que se está brindando a las familias pobres, le decimos que no dejaremos de exigirle al gobierno federal un plan nacional de alimentación, pero tampoco dejaremos de exigirle a cualquier gobierno que erradique la pobreza de nuestras vidas, origen de todos los males que con el coronavirus sólo se está manifestando con mayor crudeza. ¿Estará dispuesto a llegar a las últimas consecuencias para defender al pueblo bajacaliforniano como lo manifiesta en sus conferencias de prensa o sucumbirá ante los caprichos presidenciales? Usted tiene la última palabra.
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