MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Teatro y revolución

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El teatro es una de las manifestaciones artísticas más antiguas y primarias que conoce la humanidad. Desde sus inicios ocupó un gran lugar en la sociedad; podía exponer en forma de ritual, tragedia o de comedia aquellos elementos que caracterizaban la vida de las comunidades. En palabras del Ing. Aquiles Córdova Morán, líder del Movimiento Antorchista Nacional, “ninguna de las manifestaciones artísticas sintetiza, como el teatro, el poder estético de las artes plásticas, de las pictóricas y de las artes habladas”.

El teatro es una herramienta de transmisión de conocimiento, ya que las obras de teatro representan la realidad de las distintas etapas históricas en las que vivieron sus autores; etapas que muchas veces son desconocidas para los que vivimos el presente y, particularmente, para quienes no tuvimos una educación suficiente. Obreros, campesinos, estudiantes, maestros y soldados, llenos de pasión revolucionaria, ven en el teatro su propia vida, aprenden y se inspiran con él.

Darío Fo, dramaturgo y director teatral italiano, consideró que el teatro “ha sido siempre el medio principal de expresión y de comunicación pero también de provocación y de agitación de ideas. El teatro era el periódico hablado y dramatizado del pueblo”.

Distintas sociedades que han logrado transformaciones sociales y económicas importantes a lo largo de la historia, le dieron al teatro un papel preponderante. En China, el teatro se originó mucho antes de la época de Esquilo y Sófocles, 2000 a.C. Durante las Dinastías el teatro alcanzó buen desarrollo, pero por el alto grado de analfabetismo de la población, la mayoría no lo aprovechaba. Los chinos aportaron el Teatro de Sombras que es reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Ahora, el presidente Xi Jinping ha pedido a los artistas del teatro que cuenten adecuadamente las historias de China y ha reconocido sus contribuciones a la prosperidad para defender la posición del pueblo e innovar sobre la base de los logros  y ayudar a enriquecer la vida cultural de las personas. China tiene casi 2,500 teatros modernos, en 2016 tenía 1,213. Los ha duplicado en poco tiempo.

Cuando triunfó la Revolución Socialista de Rusia, en 1917, el 80% de la población de este país era analfabeta. En 1914 Rusia solo tenía 200 teatros; para 1921 había más de 6,000 teatros y, para 1924, había en las ciudades y aldeas más de veinte mil grupos teatrales de todo tipo, formados por campesinos que eran grandes artistas del pueblo. La práctica y las representaciones teatrales se extendieron fuera de los pomposos teatros a los que asistía la aristocracia; el teatro salió a las calles, plazas y avenidas de las ciudades. La visión era acompañar a la revolución social de una revolución teatral. Para finales del primer Plan Quinquenal en 1932 se impulsaron los concursos de los grandes Teatros de Masas Proletarios, donde hubo propuestas muy innovadoras para su posterior edificación. Ahora solo entre Moscú y San Petersburgo hay 300 teatros de diversos géneros, sin contar las salas de conciertos.

En Cuba, a partir del triunfo de la Revolución de 1959, el teatro fue orientado hacia el teatro clásico y contemporáneo, a representar las grandes experiencias y realizaciones del campo socialista. Un teatro de creación nacional que profundiza en las tradiciones y rescata los valores culturales de América Latina y el Caribe. En Cuba, el teatro ha sido orientado al desarrollo de la sensibilidad y del pensamiento crítico en el pueblo. Asimismo, en 1960 surgió la idea de fomentar un movimiento teatral infantil en el país, creando el Departamento Nacional de Teatro Infantil y de la Juventud.

En México, Antorcha impulsa, año con año, el Encuentro Nacional de Teatro. Los días 24, 25 y 26 de marzo se reunirán grupos teatrales populares de jóvenes, campesinos, estudiantes y obreros de todo el país que expresarán sus sensibilidades e interpretaciones de algunas de las obras teatrales más importantes de la humanidad.

Este magno evento cultural se realizará  en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario en Texcoco, Estado de México. Lugar emblemático donde vivió Nezahualcóyotl, que además de ser el tlatoani de Texcoco, fue también un gran pensador y poeta. La preparación de un nuevo orden social requiere también de seres humanos nuevos.

Con su trabajo cultural, el Movimiento Antorchista está formando mujeres y hombres nuevos que participarán en la construcción de un México más culto, más sensible y más humano.

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