El gigante, que es el pueblo trabajador, se levanta nuevamente para mostrar en los momentos más difíciles su solidaridad, su unidad y su atención diligente. Sus bolsillos son los más golpeados por la crisis económica, que se ha venido agudizando por la pandemia del Coronavirus, la falta de trabajo y los malos salarios; sin embargo, no se ha quedado anquilosado ni mucho menos se ha mostrado desinteresado: frente al olvido de los gobiernos morenistas federal y estatal, el pueblo le tiende la mano a sus hermanos en una de las tragedias más dolorosas: las inundaciones en Tabasco.
Las fuertes lluvias provocadas por la tormenta tropical Eta, a inicios del mes de octubre; el frente frío no. 9 y el huracán Lota, a finales de ese mes; así como el desfogue de presas, principalmente la de Peñitas, provocaron que Tabasco lleve poco más de dos meses bajo el agua, con un saldo de 302 mil 498 damnificados (de una población de 2.3 millones de habitantes), 899 comunidades afectadas y más de 99 mil viviendas dañadas, según el reporte oficial de la coordinadora nacional de Protección Civil México, Laura Velázquez Alzúa. Como era de esperarse, el gobierno federal morenista, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, y el de Tabasco no dieron respuesta pronta ni actuaron estratégicamente para atender y prevenir la tragedia, al contrario, optaron por inundar las zonas indígenas, las más empobrecidas y vulnerables, para "salvar” a la capital del estado Villahermosa, como justificó el mismo presidente de la República a través de un video que grabó, a mediados de noviembre, durante un sobrevuelo por las zonas afectadas, aunque muchos usuarios, a través de las redes sociales, denunciaron que en realidad fue para salvar su obra faraónica: la refinería Dos Bocas, y que fue una de las primeras críticas a la decisión del mandatario. De todos modos el cometido no se logró, pues varias colonias de la capital, también están bajo el agua. Otra crítica que también le hicieron fue el que no previniera a la población para que pudiera evacuar y evitar una tragedia mayor. Ese ha sido el señalamiento más reiterado, incluso por tabasqueños que votaron por López Obrador. Cito una entrevista publicada en el periódico de circulación nacional El Universal, a una tabasqueña con residencia en Nueva Jersey: "Es criminal saber que vas a abrir las compuertas de una gigantesca presa y vas a inundar las casas de miles de familias, que va a provocar muertes, damnificados, pérdidas materiales y no hacer algo por ellos antes de eso que llamaron: ‘Necesaria acción&rsquo, para no inundar Villahermosa [capital de Tabasco]”.
Esta actuación del gobierno morenista se suma a la lista de acciones que exhiben su parvedad política, su falta de conocimiento científico de la realidad, su inacción e indiferencia ante el sufrimiento de sus semejantes (a pesar de que Tabasco es el estado que lo vio nacer). La situación que se presenta es el resultado de un fenómeno más grande: una política retrógrada que ha dejado indefenso al pueblo y cada día con menos posibilidades de acceder a los recursos, que aporta con sus impuestos, a través de apoyos que mejoren su situación de pobreza. Para muestra, sólo hablando del problema aquí tratado, está la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), uno de los fideicomisos eliminados a petición del gobierno de López Obrador y aprobado por los diputados de Morena. Este fideicomiso tiene vigencia hasta el 21 de diciembre del presente año, por lo que aún se liberaron recursos para que el gobierno federal los utilizara para atender la problemática (aunque no hay datos concretos de cuánto y en qué se utilizó el recurso). Ante esta situación, nos surge la pregunta: ¿y cuando desaparezca el Fonden, cómo le van hacer? Otra acción que muestra la política rancia del GSobierno morenista, es el apoyo con vales canjeables de 10 mil pesos a los damnificados, entregados en 37 mil apoyos, o sea ni a una cuarta parte de la población damnificada (302 mil 498) se benefició, además de que esa cantidad no alcanza para comprar los electrodomésticos y utensilios básicos para una cocina humilde, menos para comprar comida en dos meses.
Son muchas las peroratas del presidente López Obrador, con relación a la actuación inmediata en el problema; no obstante, la realidad refuta sus discursos vanos, desnuda su inacción ante el desastre y expone su falta de compromiso con el pueblo que le dio el voto a cambio de un mayor bienestar. Frente a esta estratagema de gobierno, el pueblo se está levantando, se está quitando la venda de los ojos y, en estos momentos, se muestra solidario con las familias desamparadas de Tabasco. En contraste a la actitud del gobierno morenista, está la unidad, la solidaridad y la fraternidad del pueblo organizado en el Movimiento Antorchista y de miles de familias mexicanas, quienes unieron esfuerzos para llevar a cabo una campaña nacional de acopio de víveres en apoyo a nuestros hermanos tabasqueños, y quienes a pesar de la difícil situación hicieron un esfuerzo sobrehumano para poder aportar un granito de arena y enviar apoyo a quienes hoy quedaron en el olvido de sus gobernantes. Nuestro agradecimiento a todos los compañeros antorchistas y no antorchistas que se sumaron a esta gran tarea, pues aunque sabemos que nuestro apoyo no resolverá el problema, sí le permitirá a muchas familias tener un poco de comida, víveres de higiene, un traje que vestir, ahora que lo han perdido todo.
Termino citando el mensaje que un habitante de Huitzilan de Serdán, Puebla dio luego de llevar un poco de despensa al centro de acopio ahí instalado, y que demuestra que el pueblo trabajador es solidario, fraterno y sensible con sus hermanos de clase: "Yo apoyo con lo que puedo, porque todos somos pobres; los huitziltecos ya sufrimos en el 99, y ahora nos toca ayudar". Esas fueron las palabras de Beto.
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