Hace algunos días el gobierno federal, a través del subsecretario de prevención y promoción de la salud, que depende de la Secretaría de Salud Federal, Hugo López-Gatell, anunció que estamos en plena fase 3 de la pandemia del covid-19 y dijo que ésta fase, es de un rápido ascenso en el número de contagios y, por tanto, se incrementarán los pacientes en hospitales y se podría saturar el Sistema Nacional de Salud. También comentó algunas medidas generales, para que los contagios sean los menos posibles, entre ellas mencionó, que se debe reforzar la jornada nacional de la sana distancia, mantener la disciplina en la reducción de movilidad, evitar la concentración de personas en espacios públicos y centros laborales, lavado frecuente de manos, estornudo de etiqueta, no tocarse la cara, nariz, boca y ojos, limpiar y desinfectar superficies y objetos de uso común, así como el saludo a distancia evitando estrechar manos y dar abrazos y terminó el anuncio diciendo, que se espera el incremento de la curva epidémica de casos confirmados y que el punto más alto se prevé entre el 8 y 10 de mayo.
Llama la atención que el anuncio no menciona, ni por equivocación, la situación de riesgo que enfrentan diariamente, los médicos, enfermeras, camilleros y todo el personal de la salud, en su noble trabajo de atención a los pacientes contagiados por el virus, por no contar con el equipo necesario y adecuado para que estos valerosos hombres y mujeres, que son quienes se encuentran en la primera línea de fuego ante ésta pandemia, hagan su trabajo de mejor manera y sobre todo se reduzca al mínimo el riesgo de contagio, como sucede en muchos otros países.
En México los hospitales no cuentan, ni con los insumos básicos, como cubrebocas, guantes, gel antibacterial, batas, etc., menos con los medicamentos y el equipo tecnológico como los respiradores, tampoco tenemos camas suficientes para los enfermos contagiados; otro aspecto que evidencia el desprecio de las autoridades hacia los trabajadores de los nosocomios, es la total falta de capacitación y enseñanza delos protocolos para el manejo de los pacientes infectados.
Estas son las razones de que nuestro país tenga el porcentaje más alto a nivel mundial de contagios en trabajadores de la salud que llega al 10 por ciento del total de los pacientes infectados y, el gobierno finge no darse cuenta de tan delicada situación, que ya está cobrando factura, como tenía que ser y se refleja en el número de decesos de doctores y enfermeras de hospitales públicos, doy algunos ejemplos, como el del director de la clínica 86 del IMSS de Monclova, Coahuila, que es el quinto fallecimiento de personal de salud de esa entidad; el de la enfermera del hospital Tacuba del ISSSTE; el del subdelegado médico del IMSS en Guerrero; el de la jefa de radiología del ISSSTE en Culiacán, Sinaloa, entidad que reporta 58 casos de personal médico contagiados; el del enfermero de San Luis Río Colorado; así como el de la enfermera del hospital de especialidades pediátricas de Chiapas.
Todos los casos mencionados tienen la misma causa: falta de equipo adecuado y desconocimiento del protocolo científico para manejar a los pacientes infectados. Surge la pregunta obligada ¿de seguir así, quién atenderá al pueblo mexicano en esta crisis sanitaria, que todavía no llega a su punto más álgido?
Esta situación ha provocado que los trabajadores del sector salud de distintos hospitales y de diferentes estados del país, de manera totalmente justificada hayan alzado la voz manifestándose en la vía pública, para exigir que las autoridades les brinden las condiciones necesarias para realizar con eficiencia su trabajo. La respuesta del gobierno federal es intolerante y represiva, no acepta los señalamientos y las exigencias reales y justificadas; por eso en vez de atenderlas con sensibilidad como es su obligación, se va encima de los que protestan con furia desmedida, pruebas de esta actitud represiva, son el despido de un doctor de la clínica 30 del IMSS en Mexicali, B.C. y la amenaza mediante un memorándum, de represalias administrativas, civiles y penales para todo el personal que proteste por la falta de condiciones para atender a pacientes de covid-19, en el Hospital General La Perla, ubicado en Nezahualcóyotl, Edo. Méx.
Por desgracia, no es todo el mal trato que reciben los héroes anónimos que velan por la salud de los mexicanos, también hay casos que son del dominio público a cerca de las agresiones físicas que han sufrido trabajadores de la salud, por parte de ciudadanos, con el pretexto de que son portadores del virus y los pueden contagiar, como los de las enfermeras, de la Unidad de Gineco-Pediatría 3A del IMSS en la CDMX y la del Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer de Querétaro, comportamientos violentos increíbles, que cuesta trabajo digerir y, saltan otras preguntas ¿son realmente irracionales quienes actúan así?, ¿deberas no entienden que los trabajadores de la salud también son víctimas?. Independientemente de la razón de fondo, no es correcto que se presenten estos lamentables sucesos entre los mexicanos, la ciudadanía debe entender que los verdaderos culpables, son las autoridades que arguyendo una austeridad republicana mal entendida y un ficticio combate a la corrupción, no han cumplido con su deber de invertir los recursos necesarios, para mejorar las deficiencias, que de por sí, ya presentaba el sector salud, por el contrario los disminuyeron, pero aun así, el verdadero problema es la negligencia en el actuar gubernamental, que por un lado dice tener ahorros y en la realidad no los aplica.
Esta crisis sanitaria, que amenaza ya, con extenderse a crisis alimentaria, deja ver con claridad que el gobierno de López obrador raya en el cinismo, cuando se atreve a decir que estamos preparados para enfrentar la pandemia, que vamos bien y requeté bien, aunque los datos arriba señalados le den en pleno rostro.
El Movimiento Antorchista guanajuatense, por mi conducto, se solidariza plenamente con los trabajadores de la salud y eleva su voz de protesta contra el maltrato de que son objeto.
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