Más allá de la discusión sobre los semáforos verde, rojo, amarillo, naranja etc. la pandemia continua y se despliega en todos los países sin excepción, sean ricos o empobrecidos y como siempre las autoridades de cada uno de ellos no actúan, no reaccionan como una sola unidad contra la amenaza, unos subestiman los efectos globales, (ahí tenemos las declaraciones del primer mandatario de México Andrés Manuel López Obrador, minimizando otra vez lo que a nivel mundial advierte la OMS sobre la variante Ómicron ) y otros si se la toman en serio con mínimas medidas en sus fronteras para cuidar a su población. La preocupación es real ante los efectos de las nuevas cepas como Ómicron y Delta que postergan el fin de la pandemia. Y como siempre los que más sufren son las clases trabajadoras. Sin embargo, es necesario reflexionar que ¡se sufre no solo por lo situación sanitaria!
Nos hemos enterado, por medio de organismos internacionales y porque así lo han reafirmado algunos gobernantes de los diferentes países del mundo que la humanidad está en peligro más allá de lo sanitario, o a causa del calentamiento global y el cambio climático.
Pero poco se dice de los cada vez más visibles males que nos ha traído el modelo capitalista de producción en nuestra época: entre los que destaca la explotación de la fuerza de trabajo, el saqueo de los bienes comunes, el empobrecimiento extendido y excesivo de las mayorías trabajadoras y la concentración de la riqueza cada vez mayor en unas cuantas manos, explicando la realidad de una desigualdad social incrementada.
¿El incremento de la desigualdad se debe solo a la crisis sanitaria? Tajantemente ¡no!
Los que imaginaron el fin de la crisis sanitaria y el repunte de la economía, con la superación de los impactos económicos sociales de la caída del “negro 2020”. La realidad los desmiente. Veamos algunos comparativos.
El marco mundial. En el “sistema de libre empresa”, (capitalismo) se manifiesta la extrema concentración de la riqueza que hoy existe en el mundo. Según un informe reciente de la Organización Global para el Desarrollo (OXFAM), los 2 mil 153 milmillonarios que hay en el mundo poseen más riqueza que 4 mil 600 millones de personas (un 60% de la población mundial). La desigualdad en el mundo está profundamente arraigada y ha alcanzado un nivel escandaloso. El número de milmillonarios en el mundo se ha duplicado en la última década. Amitabh Behar, director ejecutivo de Oxfam India, que está en Davos representando a la confederación Oxfam, ha señalado: “La brecha entre ricos y pobres no puede eliminarse sin la adopción de políticas contra la desigualdad. Pero muy pocos Gobiernos se han comprometido a adoptarlas”. Veamos la nota: www.larepublica.co/
La situación nacional. Según la ONU México es el segundo país de América Latina donde los más ricos concentran la mayor cantidad de ingresos nacionales, advirtió el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). De acuerdo con información de la Base de Datos Mundial sobre la Desigualdad, en promedio el 10% de los deciles más altos de la economía captura el 49% de los ingresos nacionales y el 1% más alto, el 21% la región de América Latina y el Caribe está atorada en una trampa de alta desigualdad y bajo crecimiento de la que no ha podido escapar, advirtió el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Esto trae sus consecuencias amables lectores pues “El poder de mercado, se asocia con pérdidas de bienestar en toda la economía a través de aumentos de precios que afectan principalmente los ingresos de los hogares pobres. En las zonas urbanas de México, la pérdida de bienestar en las familias más pobres es de 19.8% que en las más ricas y se deriva del monopolio en los mercados de alimentos como tortillas de maíz, carnes procesadas, pollo, huevos, leche.”
Algunos otros estragos del modelo capitalista en México son sin duda, las cifras que ha alcanzado la pobreza en México, según algunos investigadores el 85%, o sea, unos 90 millones en total. El desempleo abierto, que es determinante en el problema de la pobreza, anda ya casi en el 5% de la población en edad de trabajar; (Tasa de desempleo respecto de la/ Población Económicamente Activa (PEA) Tercer trimestre de 2018: 3.3% noviembre de 2021: 4.2%) Fuentes: Comunicados INEGI, 13 de noviembre de 2018 y 22 de noviembre de 2021. Pero no debe olvidarse que esta cifra no incluye a quienes laboran en la economía informal, los famosos “vendedores ambulantes” que, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional hechas en 2006, representan entre el 50 y el 60 % de la población económicamente activa. El déficit de vivienda en 2014 se calcula en tres millones, o sea que unos 15 millones de mexicanos (calculando 5 miembros por familia) hoy tal déficit se lleva a los 9 millones que carecen de un lugar para vivir; muchos miles más no tienen acceso al agua potable, a los servicios de salud, a la energía barata, al drenaje, al pavimento, a la recreación, al deporte y al descanso entre otras cosas.
Estos estragos enumerados de la pobreza también son una consecuencia del modelo “neoliberal”, que no se ha acabado por decreto como lo anuncio el creador del “4T”. No hay duda, pues, que, a la luz de tales cifras, el modelo económico, el fundamentalismo de mercado de los funcionarios, la política fiscal del gobierno y la forma en que se ejerce el gasto público, salen absolutamente reprobados.
¿Qué hacer? La respuesta no ofrece dudas hay que cambiar el actual modelo económico por uno que acepte y ponga rigurosamente en práctica los siguientes 4 puntos económicos: a) crear empleos suficientes para todos los mexicanos en edad de trabajar y que deseen hacerlo; b) elevar sustancialmente los salarios (Pues el aumento al Salario Mínimo en el 2022 se prevé en México será del 22%, lo que significa un incremento de los 141.70 a los 172.87 pesos al día, sin embargo, esto es solo por persona y no alcanza para librar lo que se necesita para la canasta básica de una familia promedio de 5 personas). c) cambiar la política fiscal del gobierno por una que, en vez de recargarse en las mayorías de menores ingresos, obligue a pagar más a quienes ganan más; d) reorientar el gasto público de modo que se invierta un 40% o más en los sectores más bajos y un l0% en los más favorecidos. Esto daría como resultado inmediato una distribución más equilibrada de la renta nacional.
Para hacerlo no hace falta más que organizar al pueblo trabajador que padece directamente las consecuencias del modelo actual y que, por lo mismo, está lógicamente interesado en su transformación positiva, despertarlo y educarlo políticamente para que aprenda a luchar de manera resuelta y decidida por ese cambio, pero dentro de los marcos de la ley y con pleno respeto a los derechos de todos.
¿Tienen respeto ante esto los gobernantes?
Hago el llamado primero a los gobernantes, a respetar los derechos políticos del ciudadano: libertad de prensa, de opinión, de reunión, de organización, de petición y de protesta, y poner en ejecución una política social que procure, y poco a poco alcance, el progreso y el bienestar social. Esto ayudara a que se fomente la distribución más equitativa de la riqueza que atenué la inestabilidad social. En segundo lugar, a los miembros del Movimiento Antorchista Sudcaliforniano en particular y a la población en general, a que sigamos dejando constancia con nuestra lucha tenaz y persistente dentro del marco legal, que será siempre nuestra mejor arma por construir una patria más justa para todos los humildes.
La Paz, BCS a 4 de diciembre de 2021.
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