Cada vez que el Movimiento Antorchista impulsa alguna lucha por las demandas legítimas de sus representados, mediante la realización de manifestaciones públicas; o cada vez que ocurre algún acto relevante de justicia en favor de los más desprotegidos entre los potosinos adheridos a la organización que represento, a través del cual se pretenda resolver alguna necesidad social; cada vez que, al hacer estas manifestaciones o actos, se protesta legalmente ante algún funcionario de Gobierno, dada su tozuda negativa a resolver; salta a la palestra Armando Acosta Díaz de León, como verdadero amanuense del poder oficial (a veces acompañado de colegas suyos de la misma calaña), aprovechándose de su puesto editorial para calumniar a los antorchistas y en particular a un servidor, de "chantajistas", "extorsionadores", "vividores, "invasores de terrenos", "nefastos", que "medramos a costa de la necesidad" de quienes defendemos, etc., etc.
Estas expresiones, aparentemente críticas, espontáneas y desinteresadas, son la respuesta del Gobierno a nuestra lucha; son verdaderas campañas mediáticas de calumnias que las hace Acosta con el fin de desvirtuar nuestra lucha, de manchar nuestra imagen y crear artificialmente un ambiente de linchamiento mediático y de odio desmedido entre la opinión pública, contra nosotros, y justificar, así, por una parte, la negativa del Gobierno para resolver nuestras legítimas demandas y, por otra, alentarlo para que, llegado el caso, se justifique la represión en nuestra contra, mediante el uso de la fuerza pública, o se nos encarcele porque estamos cometiendo actos "fuera de la ley".
Se trata, pues, de una campaña contra el derecho de los pobres a protestar contra los abusos e indiferencia del poder oficial; por lo que este mercenario de la pluma, forma parte de los cancerberos del sistema, enemigos del pueblo trabajador. Pero además, todo ello lo hace Acosta vendiendo sus calumnias ante dicho poder oficial, tal y como lo hemos demostrado los antorchistas en anteriores ocasiones.
Acosta no tiene autoridad ni política ni moral para que alguien en su sano juicio le crea, pues, como es del dominio público, desde su época de "estudiante universitario" ha sido golpeador por consigna y por paga, en ese tiempo, como porro juvenil, y ahora como flamante coordinador editorial; además, ¿cuántas denuncias públicas existen contra este personaje, él sí, por chantajista y extorsionador; por intimidar a ciertas personas y pedirles dinero a cambio, para dejarlos de golpear mediáticamente?
Pero si nos ocupamos del caso se debe a que Acosta es el mono de ventrílocuo que dice lo que ciertos funcionarios del Gobierno quieren que diga, para negarnos la solución a los problemas ancestrales de los humildes potosinos y justificar la represión en nuestra contra.
Veamos. Hoy mismo, debido a la falta de responsabilidad y de honestidad de la Sagarpa, campesinos antorchistas están en plantón indefinido ante la delegación estatal de esa dependencia federal, que se pone de acuerdo con la Sedarh para negarle a los pequeños productores del campo los apoyos mínimos indispensables para garantizar la producción agrícola de frijol, que es su única posibilidad de sustento, y luego negarles el seguro catastrófico cuando lo poco que llegan a sembrar no se da por las heladas, o sequías, o por exceso de lluvia; a los campesinos pobres no les queda otra camino más que protestar como lo permite la ley, porque quedarse sin defender sus derechos, sin pelear legalmente lo que les corresponde, es condenarse a la miseria.
También, pobladores de los municipios de Villa Hidalgo, Armadillo de los Infante y Villa de Arriaga, encabezados por sus autoridades municipales antorchistas, legalmente constituidas, se encuentran en plantón indefinido ante la CEA y la Conagua, porque estas dependencias se niegan a respetar el derecho universal del agua potable y drenaje de miles de habitantes pobres; no respetan este derecho ni cumplen con su obligación de lograr que hasta al más humilde y lejano asentamiento humano debe llegar el agua potable y el drenaje como condiciones indispensables para la vida y la salud.
Los habitantes de la Margarita Morán, colonia fundada por el antorchismo, están en pie de lucha por lograr la regularización, la certidumbre jurídica sobre sus terrenos que nunca fueron invadidos (como lo vomita Armando Acosta, cada vez que le untan la mano), sino que los adquirieron de buena fe.
Es claro que hay funcionarios de Gobierno, (y eso también es del dominio público y está documentado con estadísticas) que nunca les interesa la suerte de los más desprotegidos, que sólo les interesa quedar bien con los dueños del pueblo, que no les importa que se aumente y se profundice la pobreza en el campo, ni que la gente tenga acceso a las condiciones mínimas para un vivienda digna como el agua potable, el drenaje o la certidumbre jurídica patrimonial; y para estar a tono con esta política (que tarde o temprano se convertirá en su contra) y someter a los levantiscos, usan a sus calumniadores primero, para negarse a resolver justas demandas, y reprimir después. Así se explican las campañitas de Acosta.
En la antigua Atenas a los calumniadores profesionales se les llamó sicofantes o sicofantas. Generalmente cobraban del interesado en denunciar, que no deseaba hacerlo por sí mismo. Eran conocidos y temidos por las personas honradas que siempre podían verse envueltas en una denuncia falsa. Eran aquellos que hacían denuncias a la ligera, sin motivo o por motivos infundados o también con vistas a una ganancia ilegal. Fueron sicofantes los que acusaron con calumnias a Sócrates por lo que llegó a ser condenado a muerte por los gobernantes de aquella época, los cuales lo habían declarado su enemigo. Armando Acosta es, pues, un sicofante moderno.
Pero los antorchistas, a diferencia de Sócrates, no vamos a someternos, no vamos a claudicar, porque tenemos la razón, la fuerza política suficiente, la ley de nuestra parte y porque vamos de acuerdo con el desarrollo de la historia, la que pondrá en su basurero a los sicofantes de la actualidad.
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