626 mil 770 trabajadores perdieron su empleo en agosto de este año, según una nota aparecida en El Financiero este 4 de octubre.
Con esa cifra, el desempleo en México alcanza un 3 % que representa el nivel más alto en un año. Las plazas de trabajo que se perdieron, 468 mil 356, corresponden a personas que trabajaban por su cuenta, es decir, que estaban en el sector informal.
¡Sólo falta que alguien salga a presumir que “estamos combatiendo la informalidad”! ¡Dejando en el vil desamparo al que se autoemplea!
Debemos convertirnos en gente capaz de dudar de todo aquello que nos dicen los políticos y compararlo con lo que vemos en la calle, en el trabajo y en la vida cotidiana.
Lo preocupante es que todo parece indicar que los empleos, tanto formales como informales, se van a seguir perdiendo debido al cambio de Gobierno que, como todos sabemos, cada seis años afecta la marcha normal de la economía.
“Este efecto económico depresivo se conoce como el ‘ciclo político de la economía’, y ha estado ininterrumpidamente presente en las últimas cuatro décadas. Por lo que lo menos que se puede esperar en este cambio de Gobierno es un debilitamiento de la actividad económica, la cual podría convertirse en contracción económica si empeora el clima de negocios y arrecia la incertidumbre ante las primeras acciones del nuevo Gobierno y la falta de experiencia en el manejo de la política y administración de riesgos”, señala Alfredo Coutiño, director para América Latina en Moody’s Analytics en un trabajo publicado este 2 de octubre en Expansión.
En lo que respecta al crecimiento económico, la misma nota de Expansión advierte del riesgo de una recesión, ya que, citando a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en un pronunciamiento de la semana pasada, indica que este organismo redujo su perspectiva de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano, del 2.0 % en mayo, colocándola en 1.2 % al cierre de 2025.
Esta situación viene a empeorar el oscuro panorama que dejó el anterior Gobierno a consecuencia del grave endeudamiento de 6.6 % en que hundió a nuestro país.
Como puede verse, a pesar de las promesas del nuevo Gobierno, la realidad es muy distinta a la que nos pintan nuestros gobernantes, quienes siempre apelan a la confianza ciega y a la buena fe que han logrado sembrar en la mente de los mexicanos. Desgraciadamente, al pueblo trabajador no nos conviene ignorar esa realidad con la que tendremos que lidiar todos los días.
Es necesario insistir una vez más en que no hay más tiempo que perder, que debemos convertirnos en gente capaz de dudar de todo aquello que nos dicen los políticos y compararlo con lo que vemos en la calle, en el trabajo y en la vida cotidiana; porque nosotros somos quienes nos tendremos que dar de topes con esa realidad si las cosas salen mal.
Además de eso, debemos mantener la unidad para exigir en el momento oportuno el cumplimiento de los compromisos de campaña y el respeto que tenemos como mexicanos al derecho a una vida digna.
Al mismo tiempo, tenemos que ir construyendo y fortaleciendo nuestra organización, que es la que tendrá que edificar esa sociedad más justa y más humana que todo mundo promete pero que nadie nos cumple.
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