El 30 de septiembre de 2024 es la fecha en la que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), actual presidente de México, entregará el mando a su sucesora, la presidenta electa Claudia Sheinbaum, del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Después de que concluya su mandato, el aún presidente de México ha manifestado su deseo de retirarse a descansar, no inmiscuirse en la política nacional, y lo hace satisfecho de haber dejado un país mejor, lleno de felicidad y bienestar.
Por ello, pretende hacer una gira del adiós por el país, finalizando con un “pachangón” en el Zócalo de la Ciudad de México.
AMLO se va, pero los problemas nacionales se quedan; no es verdad que se hayan erradicado, es mentira que deja un país feliz.
Al parecer, al presidente se le está olvidando mencionar algunos detalles de su paso por la presidencia del país, situaciones que seguramente le molestan que se mencionen, que se ventilen, pues eso representa una sombra letal a los resultados que cada día trata de venderle al pueblo.
La realidad es otra y se debe decir con todas sus letras, aunque, como ya dije, eso le moleste al inquilino de Palacio Nacional.
AMLO se va, pero los problemas nacionales se quedan. No es verdad que se hayan erradicado, es mentira que deja un país feliz, basta con revisar algunos datos.
Para empezar, el discurso de AMLO se basó en “primero los pobres” y, de acuerdo con el Coneval, en México la pobreza sigue siendo muy alta.
Tenemos 46.8 millones de pobres, y en este sexenio los hombres más ricos de México duplicaron sus fortunas, como recientemente lo informó el periódico La Jornada el pasado 16 de enero de 2024, al publicar que los cinco hombres más ricos multiplicaron su fortuna en el Gobierno de AMLO. Y esto lo ha reconocido él mismo, lo que demuestra que no fueron los pobres la prioridad de su Gobierno.
También se sintió el incremento de los precios de bienes, productos y servicios, situación que es preocupante. La canasta básica de 22 productos, en 2018, tenía un costo de 697 pesos; para 2023, su costo casi se duplicó, rondando los mil 250 pesos, más lo que se ha acumulado.
El precio de la tortilla, el huevo y la carne ha aumentado casi el 100 por ciento, y el incremento de los servicios anda por las nubes. ¿Quiénes son los que más padecen el incremento en los alimentos?
Por supuesto que quienes más lo sufren son los más pobres. Siendo así las cosas, ¿aún se puede creer que “primero los pobres”?
En su campaña, AMLO prometió que la gasolina iba a costar diez pesos, y ha sido todo lo contrario. En 2018, el litro costaba 19.31 pesos y, en abril de 2024, el costo por litro es de 23.54 pesos, más lo que se siga acumulando.
¿Y qué decir del tema de seguridad y su estrategia fallida de “abrazos, no balazos”, convirtiéndose en el sexenio más violento? En temas de salud seguimos sin ser como Dinamarca; en educación seguimos sin rumbo, sin una estrategia efectiva que nos saque del rezago.
En corrupción tenemos a la misma familia del presidente recibiendo sobres amarillos; en cultura y deporte, tenemos los pobres resultados de los recientes Juegos Olímpicos.
López Obrador, como buen populista, sabía que prometía lo que no podría cumplir, lamentablemente aprovechándose del voto de muchos mexicanos incautos que le dieron el voto de confianza.
Es así como va a terminar este Gobierno, con pésimos resultados y sin reconocer sus fracasos. Toca el turno al nuevo Gobierno, que tiene mucho que hacer para limpiar el desastre que va a dejar esta administración, error garrafal del 2018.
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