En los días que corren, la nota es la misma. Me refiero a la nota que está ocupando espacios en casi todos los medios locales de información, es decir, el aumento excesivo, -según se denuncia-, del salario neto que se adjudicaron los diputados de la Quincuagésima Octava Legislatura del Estado de Colima, salario que asciende ahora, a más de 200 mil pesos mensuales.
Las declaraciones de descontento, en apariencia, han sido muchas y de muchos personeros de la política, la economía, los medios de comunicación, los sindicatos y hasta de los mismos funcionarios de los gobiernos estatal y municipal; pero sólo algunos pocos representantes de la sociedad, se hicieron presentes en el recinto del Congreso, donde, con gritos y sombrerazos exigieron a los diputados, que se reforme la Ley Orgánica del Poder Legislativo para desaparecer de él lo que llaman "fondo para Previsión Social Múltiple", eufemismo que representa poco más de 65 mil pesos que los diputados reciben sin tener que rendirle cuentas a nadie de su gasto. Sin embargo, hasta el día de hoy, poco o ningún caso han hecho los diputados para atender este nuevo reclamo de la ciudadanía. De los reclamos de los funcionarios, políticos y de empresarios ya poco se sabe. Pero hace unos días leí en uno de los principales medios de circulación estatal: "Los diputados locales se aferran al sueldo de los 200 mil pesos mensuales que se asignaron, el cual es una afrenta a la población" y más adelante se descubre cómo, este medio incita a la protesta: "es plausible que ciudadanos estén saliendo a las calles a protestar contra el aumento desmedido que se dieron los legisladores" (Diario de Colima, 11/08/2016).
Bien por las movilizaciones, he de decir que me declaro ferviente partidario de la movilización del pueblo en causas justas, porque la movilización siempre educa y organiza, pero en este caso, sinceramente pienso que habría que dirigir el reclamo a otro lado, pues no me parece congruente y nada se gana reclamar en el Congreso, como quien dice a Poncio, de lo que hizo Pilatos.
En las redes sociales, que es a donde ahora el pueblo puede tener acceso a la información, también se puede leer que la separación de poderes o división de poderes del estado, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial es una aplicación inspirada por las ideas liberales más progresistas del siglo XVIII, acerca del estado, ideas contenidas en una de las más destacadas obras escrita en 1748 por el gran filósofo, escritor, político, novelista y abogado Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède, mejor conocido como Barón de Montesquieu, llamada "Del Espíritu de las leyes" (De l&039;Esprit des Loix); en esta obra según Montesquieu, el Estado existe con la finalidad de proteger al hombre de otros hombres. El hombre, entonces, sacrifica una completa libertad por la seguridad de no ser afectado en su derecho a la vida, la integridad, la libertad y la propiedad. Sin embargo, la existencia de ese Estado no garantiza la defensa de los derechos de la persona. Muchas veces el hombre se encuentra protegido contra otros hombres, más no contra el propio Estado, el cual podría oprimirlo impunemente mediante las facultades coercitivas que le ha otorgado la propia colectividad.
Con esta idea, es decir, para prevenir que esto no suceda, es decir, que una rama de la división del poder se convirtiera en suprema, y para inducirlas a cooperar, los sistemas de gobierno que emplean la separación de poderes se crean típicamente con un sistema de controles y contrapesos, lo que se refiere a varias reglas de procedimiento que permiten a una de las ramas limitar a otra, por ejemplo, mediante el veto que el presidente [o gobernador] de los Estados Unidos tiene sobre la legislación aprobada por el Congreso, o el poder del Congreso de alterar la composición y jurisdicción de los tribunales federales. Cada país que emplee la separación de poderes tiene que tener su propio mecanismo de controles y contrapesos. Cuanto más se aproxime un país al sistema presidencial, más controles existirán entre las distintas ramas del poder y más iguales serán en sus poderes relativos.
Bien, pues esta es la teoría, es decir, lo que debería de ser en cuanto a la separación o división de poderes; sin embargo, lo que practican muchos gobiernos, en la actualidad, suele ser muy distinto. Todo esto lo comento porque llama la atención, que quienes están saliendo a la calle y a los medios a protestar, contra lo que se considera un abuso del Poder Legislativo, son precisamente sólo algunos grupos representativos de la sociedad, es decir, una parte del pueblo; y aunque esto no esta mal, yo me pregunto: ¿qué dice de todo esto el Poder Ejecutivo y el Judicial? ¿No deberían ser estos los contrapesos, como dice la teoría de la división de poderes, en contra del Legislativo? ¿Por qué permiten que los diputados se aumenten ostentosamente el salario cuando la situación financiera, según declara el Gobernador, es grave?
Tal como lo escribí líneas más arriba; en mi calidad de representante estatal de todos los Antorchistas colimenses, opino que nada ganamos al reclamar a los Diputados de los que se considera un exceso de su parte, pero tampoco creo que convenga guardar silencio; somos muchos los colimenses, a los que se nos niega el apoyo gubernamental con el argumento de la crítica situación económica del estado. Los antorchistas creemos que debemos pedir la inmediata intervención del Gobernador en este caso, es él quien representa el Poder Ejecutivo en el estado, y a diferencia del Judicial, su poder emana, como lo dice la Constitución del Estado, directamente del pueblo, y en nombre de él lo debe de ejercer. Nadie como el Gobernador, tiene el poder necesario para fungir como el contrapeso necesario ante los abusos del Poder Legislativo.
En relación a los Diputados, no nos engañemos, el problema está en los Partidos Políticos; ellos los propusieron, ellos los coordinan y ellos deben de responder. Y aquí, también nos equivocaríamos tratando de hacerlos entrar en razón solo con gritos y denuncias. Si los Diputados no hacen caso al relamo del pueblo, es porque sus partidos así se lo permiten y porque una parte del aumento del salario, seguramente también va a parar a sus arcas financieras. Esto no se puede remediar por ahora, pero sí se puede en el próximo proceso electoral; no más votos para el que abusa del poder. El pueblo pobre tiene en sus manos la herramienta necesaria para crear políticos honestos y trabajadores, pero la organización y la educación política son necesarias para eso. Los antorchistas hacemos un llamado respetuoso a los colimenses inconformes con la política actual, los llamamos a la lucha pacífica, organizada y consciente para una vida mejor. "El día en que Antorcha prenda en el pueblo este país va a cambiar, algunos dicen que lo vamos a incendiar, yo digo que lo vamos a iluminar". Aquiles Córdova Morán.
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