MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Qué bueno que ya se va

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Por terminar, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y la clase trabajadora, esa que sufre todos los días; continúa igual por un lado y, por otro, peor que antes.

Aquí unos ejemplos: la desatención en los centros de salud, la falta de recursos económicos suficientes para que sus hijos en edad de educarse puedan acceder a educación de primer mundo, colonias sin energía eléctrica, sin agua potable, sin drenaje sanitario, sin drenaje pluvial, sin áreas recreativas para sus hijos, con trabajos pocos y mal pagados, sin una vivienda digna.

Aún dentro de los límites de nuestra pobreza, se deben tomar decisiones posibles a realizar; pasar de la idea a la acción, porque la existencia de los humildes vale tanto o más que la de los poderosos.

Tristemente, nuestro gobierno federal nunca alcanzó a ver la viga en el ojo ajeno, menos la paja en el propio; nunca se autocriticó, siempre con altanería consideró tener la razón en su decir y hacer.  

El gobierno recién electo, que está por tomar posesión del mando y que encabezará Claudia Sheinbaum Pardo, no puede ni debe perder de vista a la clase obrera del campo y de la ciudad, que en el sexenio de Obrador la carencia se dejó notar.

Se gastó dinero en exceso en grandes obras que no funcionan ni benefician a la mayoría; además, el presupuesto programado para realizar dichas obras se incrementó de forma inconcebible y lo remunerado ha sido menor, mucho menor, para la población mexicana trabajadora.

“En las tres obras emblemáticas de esta administración federal, se gastó muchísimo más dinero del que se dijo originalmente que se iba a gastar. El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, construido bajo la dirección del ejército, costaría, según se anunció en el presupuesto de obra, 70 mil millones de pesos; terminó costando 104 mil 531 millones de pesos, 20 mil 531 millones de pesos más, un sobrecosto del 24 %. El Tren Maya fue presupuestado originalmente en 150 mil millones de pesos; todavía no se concluye y ya lleva gastados 480 mil millones de pesos, o sea, un 275 % más. En cuanto a la refinería Olmeca, se presupuestó en ocho mil millones de dólares (estos son dólares, subrayo); todavía no produce ni un barril de combustible y la última estimación oficial de gasto ya es de 16 mil millones de dólares, un 100 % de sobrecosto”. (Revista Buzos de la Noticia, agosto 24 de 2024 “La democracia y la corrupción”).  

El presidente de México acaba de decirnos a todos en su último informe que México avanza viento en popa, que su economía a nivel mundial se encontraba en el número 15 de los países más ricos del orbe, pero que ahora nos encontramos siendo la economía número 12.

El gran problema es que esta riqueza no fluye, no aterriza en los estratos más pobres de todo México y, por supuesto, de Nuevo León. Entre otras cosas, mencionó que el sistema de salud superó los estándares de Dinamarca y que hoy, en este rubro, estamos mejor que ellos con el proyecto Instituto Mexicano del Seguro Social. 

IMSS-Bienestar, sin hechos que lo puedan demostrar, y la mega-farmacia inoperante, modelo con el que ha acabado con el tráfico de influencias, tanto de gobernantes, administradores y empresarios. Como por arte de magia, emulando el buen comportamiento del líder moral.  

Verdaderamente inaudita la desfachatez y la soberbia con que dice tener autoridad moral para querer callar voces que no están de acuerdo con él; que le reclaman su mal actuar por decir lo menos.

Tal actitud se traduce en desatención a millones de familias humildes que no tienen la forma de defenderse de manera individual, que los condiciona a vivir como viven, sin más oportunidades, quedándose con alternativas de resignarse a vivir como hasta ahora, sin darse cuenta de que si se unieran organizadamente, con una idea clara de lo que se puede hacer, cambiarían su modo de vivir por uno más digno como ser humano.

Es claro que nadie se preocupa por la clase trabajadora, por nosotros. ¿Qué nos queda? No hay más remedio que cuidarnos nosotros mismos.

Aun dentro de los límites de nuestra pobreza, se deben tomar decisiones posibles a realizar, pasar de la idea a la acción, porque la existencia de los humildes vale tanto o más que la de los poderosos.  

Ante la depravación y la irracionalidad, es perentorio impulsar un pensamiento humanista con bases científicas en colectivo, entre el pueblo sencillo, humilde y trabajador; aun en quienes no hayan tenido la oportunidad de asistir a la escuela. Todo ser humano mentalmente sano es capaz de aprender y asimilar los fundamentos de toda ciencia.  

Es indispensable que el pueblo, en colectivo, aprenda a razonar científicamente y así entender los fenómenos naturales, sociales y económicos, para poder aplicar con rigor lógico a lo que se ve o se escucha y poder entender y distinguir entre mentira y realidad, entre falso y verdadero. Pudiendo así garantizar una mejora en su forma de vivir y de concebir el mundo.

Entonces, y sólo entonces, será capaz de transformarlo. ¿Qué vamos a extrañar del presidente? Yo digo que nada: pasará a ser un mal recuerdo. 

Mientras tanto, el pueblo sí debe educarse y politizarse para que se organice y, por la vía democrática, tome el poder político de esta nación y desde ahí cambiar el modelo económico de raíz y mejorar verdaderamente las condiciones de todo mexicano.

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