En estos tiempos modernos un pronóstico es lo más cercano a una profecía, siendo esto el anuncio de lo que sucederá en el futuro, puede ser un futuro a corto, mediano o largo plazo, sin importar el tiempo que tarde en ejecutarse dicho pronóstico, tarde o temprano sucederá.
Para esto primero debe entenderse que dicho pronóstico no se basa en ocurrencias o en simples suposiciones, más bien un pronóstico serio que cuenta con un proceso científico matemático que respalde la teoría y compruebe la lógica de la misma hasta llegar a un porcentaje de comprobación que garantice el pronóstico.
Es necesario aclarar que un pronóstico político siempre tendrá como base la coyuntura política actual, así como las variables que pueden ser detonantes para que ese escenario ocurra.
Ahora bien me centro al tema en cuestión, en el año 2017 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales de los Estados Unidos teniendo como candidatos a Hillary Clinton y Donald Trump.
Este último considerando por los analistas políticos como un loco, que pondría en riesgo la economía y la estabilidad social del país más poderoso del mundo. Y recomendaban a la población estadounidense que analizaran su voto para darle continuidad al desarrollo económico.
Sin embargo, pese a que los analistas y críticos llamaban a razonar el voto e, incluso, anunciaban una derrota de Donald Trump, esto jamás sucedió y el empresario se convirtió en el nuevo presidente de Estado Unidos de América.
Los americanos festejaron la sorprendente victoria de Trump, con voces de alegría gritaban que EE. UU. volvería a surgir, pues lo veían como el patriota, el nacionalista y el proteccionista. Ese personaje políticamente incorrecto e irreverente que decía lo que quería sin miramientos, con ese personaje se identificaron, pues la coyuntura política de aquel entonces le favorecía y siendo sus principales votantes aquellos que grupos vulnerables que están en contra de Barack Obama, favoreciéndole el voto de castigo.
Pasaron cuatro años y en medio de una crisis sanitaria, política, económica y de división social como nunca antes, se llegó el momento de buscar un segundo periodo como presidente de la nación más poderosa del mundo, pero ahora los resultados fueron contundentes, perdió de forma sorprendente ante un político de la vieja escuela llamado Joe Biden que representa la figura de lo que en el 2017 los estadounidense repudiaban.
Tal parece que la profecía anunciada por los críticos del presidente de Estados Unidos se cumplió en su totalidad. Pues la economía de ese país bajó de forma considerable con respecto a años anteriores, así como su mal manejo ante la pandemia convirtió a EE. UU. en el primer lugar a nivel mundial de contagiados y muertos por Coronavirus.
Los estadounidenses tuvieron que comprobar en carne propia lo que en su momento se les fue anunciado por los analistas y críticos políticos. Las consecuencias fueron considerables, pues durante tan sólo cuatro años se cometieron errores graves que provocaron daños estructurales a las políticas públicas e internacionales.
Pasaron cuatro años para que los americanos entendieran lo importante que en su momento fue un pronóstico, pero mientras avanzaban los meses se convirtió en una profecía que continúa anunciando la decadencia de una gran nación.
Ahora bien, en nuestro país tenemos un fenómeno parecido a lo ocurrido en el país vecino, pues en el 2018 fue electo Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien duró 18 años como candidato presidencial hasta alcanzar su meta. Durante todo ese tiempo los analistas políticos y críticos especializados en economía y en otras ramas, daban por hecho que de ser elegido electo existiría un riesgo en la estabilidad del país, pues la falta de criterio y su autoritarismo traería consecuencias negativas.
Hoy, a dos años de su gobierno AMLO ha dejado sumida la economía con un crecimiento económico de -18%, con más de 100 mil muerto por Covid-19 y miles de muertos por la violencia causada por la inseguridad que azota al país.
Ante tanta similitud con Donald Trump sólo queda esperar que los mexicanos reconsideren su apoyo y no se dejen engañar con programas electorales que lejos de solucionar su situación económica, viene a complicarla, pues crea dependencia, a la vez ahoga la finanzas del país, que por cierto hoy recauda menos impuestos que antes. Y gasta más que nunca en proyectos faraónicos que vienen a desestabilizar la raquítica economía mexicana.
El tiempo ha dado la razón y la profecía se cumplió.
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