La Unión Europea (UE), en un acto de supuesta actitud valiente y desafiante, que pretende demostrar poderío, impuso un precio máximo de 60 dólares por barril para, según ellos, golpear al Kremlin. La supuesta justificación de semejante medida está basada en la idea de golpear las finanzas rusas para debilitarlo en el contexto de la guerra contra Ucrania, en otras palabras, los 27 países que conforman la UE creen que con esa medida van a debilitar a los rusos en cuanto a su capacidad de abastecer de armamentos y mantener al ejército en sus funciones de defensa de la patria y del mundo entero. Cuán equivocados están los europeos y no se dan cuenta de que con esas acciones se están echando un tiro en el pie.
Los rusos, de inmediato, dieron una respuesta contundente. Si el precio del petróleo ruso les parece caro, entonces dejaremos de abastecer de petróleo a Europa, dijo el Kremlin. Ahora bien, el problema para la Unión Europea es que se avecina uno de los inviernos más crudos, más fuertes y tanto la falta de gas natural como la falta de petróleo van a reflejarse en dos cosas: un incremento de los precios del petróleo, golpeando a la población en uno de los periodos inflacionarios más duros de los últimos tiempos; además, ello provocará escasez del producto fundamental lo cual implica que los europeos pasarán un invierno muy difícil, sobre todo las clases más bajas.
Se puede leer, con relativa facilidad, la táctica que está siguiendo la UE contra Rusia y podemos describirla como sigue: la UE anuncia “sanciones” contra Rusia diciendo que sólo le van a comprar el petróleo a 60 dólares y no a 65 como es el precio de mercado que ofrece Rusia. Con ello creen que pueden ahorrarse 5 dólares por cada barril; sin embargo, en una economía de mercado cabe la posibilidad de que Rusia, como hemos dicho, no le venda petróleo a la UE.
Claro, al propio tiempo pretenden echarles la culpa a los rusos, pues si los rusos no les venden petróleo a los europeos, los señores poderosos de la Unión Europea dirán: “ya ven, son los rusos los que no nos quieren vender”; o si venden, pero los rusos no respetan la sanción, van a decir: “ya ven, son los rusos los que nos venden caro el petróleo”. Es una estrategia para buscar pretextos para seguir echando la culpa de sus deficiencias y errores estratégicos a los rusos y lo único que demuestran con ello que siguen siendo lacayos de las decisiones de los norteamericanos, pues en realidad no se dan cuenta de que estas 'guerritas' lo que hacen es debilitar a la Unión Europea y favorecer a los Estados Unidos, pues si la UE abriera los ojos y se aliara con Rusia, entonces quienes tendrían las de perder serían los norteamericanos y parece que los europeos no se percatan de esta maniobra norteamericana o si se dan cuenta y la aceptan sin cortapisas, quedan evidenciados como verdaderos lacayos de los intereses de Estados Unidos (EE. UU).
Vale la pena recordar que el conflicto de Ucrania tenía el propósito de arrinconar militarmente a Rusia, incorporando a Ucrania a la OTAN, organismo militarmente dominado por los norteamericanos. Permitir que Ucrania fuera parte de la OTAN, significaría, por parte de Rusia, renunciar a su soberanía y sus derechos fundamentales, pues con los cohetes nucleares apuntando desde Ucrania a las principales capitales rusas, significaba aceptar la derrota definitiva y el sometimiento a los designios de los norteamericanos. Pero, como siempre, el valiente e inteligente pueblo ruso que salvó en una primera ocasión al mundo del poderío imperial de Napoleón en 1812 y en una segunda ocasión, de los nazis al expulsar a los ejércitos de Hitler con el heroico triunfo de la batalla de Stalingrado y la Gran Guerra Patria, por la que perdieron la vida 27 millones de rusos, descubrieron la maniobra y se dieron cuenta de las acciones del manipulado gobierno de Ucrania, dirigido por un comediante y por ello lanzó su ofensiva para evitar la debacle, aquí el carácter magnánimo de Rusia, no sólo de su pueblo sino de todos los pueblos del mundo. Rusia claramente manifestó que esta guerra no era una lucha contra Ucrania, sino contra la intención de imponer un mundo unipolar, en el que todo se decidiera desde EE. UU.
Resulta, ahora, que los países fundamentalistas del libre mercado, que tanto han defendido, que tanto han refrendado como una política que todos los países deben seguir, por las buenas o por las malas, ahora que se afectan los intereses de esos fundamentalistas, resulta que se les olvidan sus principios y rompen el esquema neoliberal y ahora sí están de acuerdo con la distorsionadora política de los precios máximos. Con ello revelan, además, que no conocen la teoría del valor de Marx y que los precios no los pueden definir de manera arbitraria, sino que deben alinearse en el mercado los trabajos privados, con lo que se establece un rasero social que establece el precio de los productos; en otras palabras, se establece el promedio social, de tal suerte que no respetar la ley del valor conlleva a los que la violen creyéndose impunes, a condenar sus pueblos a sufrir consecuencias, desde muy simples hasta catastróficas.
Cuando los intereses económicos se sobreponen a los intereses de la sociedad y particularmente, a los intereses de las clases trabajadoras, entonces, se toman decisiones absurdas como las que describimos en esta columna. Es por ello por lo que los pueblos del mundo debemos descubrir la navaja que los poderosos imperialistas ponen en el centro del pan. Debemos percatarnos de que se trata de una trampa en la que quieren que caigamos haciéndonos ver que los rusos son los malos de la película, cuando son los norteamericanos, los europeos de la UE y, por supuesto, el gobierno con características nazistas de Ucrania que le sigue la corriente a los poderosos de los Estados Unidos porque, entre otros intereses, el hijo del propio Biden tiene inversiones de Gas Natural en Ucrania, como lo ha documentado el periodista francés Thierry Meyssan. De ese tamaño. Apoyar a Rusia significa estar del lado de un mundo multipolar, donde las naciones cooperemos y nos pongamos de acuerdo para la construcción de un mundo mejor; estar en contra, significa defender los intereses de los poderosos de siempre, de los ricos más ricos del mundo que harán de nosotros esclavos con la falsa ilusión de que somos libres. ¡Cuidado!
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