Muchas veces se puede llegar a culpar al pueblo, al proletariado, por su falta de cultura para tomar decisiones más certeras en cuestiones de carácter social y políticas, como el hecho de salir a votar por determinado candidato o partido político. Llegamos a pensar también que, por unas migajas como despensas, apoyo para mejorar la vivienda, una beca, medicamento, con esto se deja comprar o, como se dice comúnmente, vender su voto; y llegamos a la conclusión de que el elector es un traidor por haber elegido mal a la hora de emitir su voto.
Pero lo que sucede realmente es que no alcanzamos a ver el porqué el pueblo actúa de esta manera, hasta donde somos responsables para atraer a ese pueblo y hacerlo reflexionar, no alcanzamos a ver que su actuar obedece a un patrón, a una educación política de muchos años que lo hace pensar que esa es la única forma que le queda si quiere seguir sobreviviendo o morir de hambre, su conducta obedece a su entorno social que lo ha formado de esa manera, pero al mismo tiempo obedece, en primerísimo lugar, al sistema económico en el que vivimos, en donde se nos ha impuesto la idea y el pensamiento del sistema capitalista de producción, donde todos debemos aprender a sobrevivir por sí solos, no importando que otros se mueran de hambre, sed, soledad o de cualquier otra forma, y es aquí también donde debe entrar el razonamiento científico para analizar esta situación social y política para cambiar este actuar de la gran masa proletaria, esta conducta no es más que el reflejo y la escuela de la clase social en el poder, por lo tanto, quien puede llegar a entender más de estas cuestiones tiene que buscar el método o mecanismo para hacer cambiar las decisiones de los que actúan hoy de esta manera y esto no se logrará si no actuamos en consecuencia.
Es decir, tenemos que organizarlos en función de una sola ideología, una ideología que vaya acorde con sus intereses de clase, ya que el no poder unificarse de pensamiento y acción es porque carecen de esa ideología proletaria, de esa conciencia de clase, de esa claridad que los identifique y los una en torno a un solo proyecto, la organización ideológica es un aspecto fundamental para lograr una verdadera unidad en el pueblo y esta tarea la viene llevando a cabo desde hace tiempo, el Movimiento Antorchista Nacional, una tarea que muchos no están dispuestos a realizarla por su alto contenido de esfuerzo y paciencia, pero nuestro pueblo no tiene otro camino más que su ideologización, su politización en torno a un solo objetivo y que se corresponda con sus sueños y anhelos para construir una nueva sociedad, pero sin clases sociales, es una tarea titánica seguramente pero se debe de hacer, para lograr esto se necesita de hombres y mujeres dispuestos a cumplir con esta tarea, y con esto estaremos realizando al mismo tiempo una verdadera unidad de hierro y a prueba de todo tipo de aceptar migajas y compra-venta de votos en cada etapa electoral.
Debemos penetrar en la conciencia del pueblo, del proletariado, debemos politizarlo para que razone y reflexione, que no siga actuando como hasta hoy, tiene que convertirse en una masa rebelde, crítica y analítica para que no le sigan recetando la misma medicina política como la que viene implementando el Gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador respecto a la pobreza franciscana, esta frase debe ser un llamado a la rebeldía, a la protesta pública, para hacerle saber que la pobreza franciscana es regresar al pasado, él que tanto culpa al pasado, pues la pobreza franciscana es precisamente eso, un paso hacia atrás y no adelante, es obligar al pueblo a que coma menos y trabaje más, que ya no se eduque, que ya no se cure, que se conforme con lo poco que tiene, que es nada.
Ante eso, la pregunta es entonces, ¿Realmente con esta medida México va camino al progreso?, el pueblo debe convertir esta frase en un acto de protesta, de rebelión, porque más pobres no puede ni debe haber, necesitamos un gobierno que piense en el progreso y no en la pobreza, porque de la pobreza queremos salir, pero si López Obrador quiere seguir aferrado a esta fraseología, lo podrá hacer seguramente, pero el pueblo sabio está gestando el reemplazo de su gobierno por uno con verdadero sentimiento humanista y de progreso y así tiene que ser. Que salga pues el pueblo a gobernar porque nadie lo hará mejor que el propio pueblo.
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