Aun cuando en nuestro país de 2000 a 2012 la inversión pública en educación pasó de 4.4 a 5.2 por ciento del PIB, con lo cual nos acercamos al promedio de los países que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el presupuesto destinado por alumnos sigue siendo bastante bajo. México invirtió en el año 2012, dos mil 600 dólares por estudiante de primaria, tres mil por cada uno de secundaria y ocho mil 100 dólares por cada alumno de educación superior. Estas cifras están muy por debajo del promedio de la OCDE que la componen 32 países, cuyo gasto por estudiante ese año fue de: 8 mil 200, nueve mil 55 y 15 mil dólares, respectivamente.
Del gasto total mexicano para educación en 2012, sólo el 2.5 por ciento se destinó a capital, es decir, activos que duran más de un año como: construcción, renovación y reparación importante de edificios escolares; porcentaje mucho menor al promedio de 7.1 por ciento, que en este rubro invierten Brasil, Colombia y Suiza.
De 2005 a 2012, los mexicanos de 24 a 34 años que habían alcanzado la educación media superior aumentaron de 38 a 46 por ciento; si bien hubo un incremento, México está lejos del promedio de la OCDE, que es de 83 por ciento. Además, sólo uno de cada tres adultos de 25 a 64 años de edad terminó este nivel de educación.
Si bien estos indicadores estadísticos no son recientes pues no contamos con datos más actualizados, las mediciones sobre la educación en nuestro país no han mejorado para bien. Y, si ya de por sí, de acuerdo con estos datos estadísticos la situación educativa ya es preocupante y explica en buena medida el repetido atraso educativo y vergonzoso de México a nivel mundial al ocupar siempre los últimos lugares, la situación se agrava aún más, si juzgamos la política discriminatoria y tendenciosa de gobernantes como los de la CDMX, contra el Movimiento Antorchista que finca buena parte de sus esfuerzos en lograr una buena educación para los más pobres de esta capital.
Por más de cinco años, jóvenes estudiantes de la escuela secundaria Wenceslao Victoria Soto, de la delegación Gustavo A. Madero, vienen soportando estudiar en condiciones muy precarias en aulas con techo de lámina de cartón, debido a la forma de actuación partidista de atender sólo a los suyos del gobierno de la Ciudad, negando soluciones a quienes no se pliegan a su forma autoritaria de tratar los asuntos de la población .
Desde hace más de cinco años el Movimiento Antorchista logró a través de sus diputados que los representan en la legislatura federal, recursos por seis millones de pesos para la construcción de las instalaciones de dicha escuela, y al llegar este recurso a manos de la Secretaria de Finanzas del Gobierno de la CDMX se utilizó para una obra diferente. Por esta razón hasta el día de hoy la escuela sigue funcionando en condiciones materiales pésimas que indignan al no contar con baño y menos con aulas definitivas. Se han utilizado para no construir sus instalaciones "argumentos" (¿?) o artimañas de que la escuela no cuenta con la clave del centro de trabajo (CCT), mismo que también se les solicitó, y después de múltiples reuniones infructuosas en las que sólo se dieron largas y nunca la clave, recurrimos a la SEP federal quién, después de una ardua lucha de los estudiantes apoyados por Antorcha, al fin logramos obtener la CCT para esta secundaria que puede atender hasta 700 estudiantes de las inmediaciones del plantel.
Ya echados abajo todos los pretextos, ¿que otro se inventará para no aplicar los seis millones de pesos por el que las autoridades de la Capital no han movido ni un solo dedo? Es repudiable la forma de gobernar de la actual administración, que recibe uno de los presupuestos más elevados entre todos los estados de la república. Un Jefe de Gobierno, Miguel ángel Mancera que está creando inconformidad y una gran pérdida de confianza en una ciudad, ya que se conduce atendiendo y solucionando las demandas del partido que gobierna y a los demás no se les atiende, ni cuando gestionan sus propios recursos como a nosotros. Un gobierno con una política que favorece a los poderosos, a los dueños del dinero y sobre los débiles ha añadido más carga sobre sus espaldas, debido al olvido en que viven sin servicios básicos, como la escuela secundaria a la que hoy me refiero.
Las necesidades para una vida mejor de los habitantes de la CDMX crecen en la medida en que su vida empeora. Los políticos ya preparan sus próximos saltos a mejores puestos, pero los pobres de la ciudad ya les están tomando la medida como políticos a los que sólo les interesa el poder y los beneficios económicos que de él se obtienen. Pero, ya sin la confianza de los citadinos ¿quién los llevará al poder?
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