MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Por don Manuel Serrano, Berenice Bonilla y Omar Lugo

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A los antorchistas nunca se nos olvida la razón por la que luchamos.A saber: el cambio de modelo económico a partir del gobierno del pueblo que convierta a nuestro país en uno más fuerte, independiente y justo para todos los mexicanos, a través de la organización y educación popular que sostenga e impulse ese mismo cambio que se busca.

Aun así, los antorchistas tenemos fechas simbólicas que nos hacen revitalizar nuestra acción diaria, nuestro compromiso con las causas más nobles, que no nos deja doblegarnos porque valoramos el esfuerzo no solo de quienes hoy son nuestro ejemplo, sino de quienes ya no están físicamente pero que se han quedado en nuestra memoria colectiva y son motor para seguir adelante en este complicado camino de la lucha por un país mejor.

Me refiero al seis de junio, día en que conmemoramos a nuestros "mártires antorchistas", inmortales luchadores sociales.

Pero esta vez quiero resaltar a octubre como importante para los Ixtapaluquenses y los antorchistas de la nación por dos acontecimientos que se dieron en años distintos, pero en este mismo mes.

El primero es que se cumple un año más de la desaparición forzada y posterior asesinato de don Manuel Serrano Vallejo, padre de nuestra dirigente, la licenciada Maricela Serrano Hernández.

Lo que no debemos olvidar nunca es el contexto en que se dio este hecho lúgubre, para advertir que no fue un acontecimiento aislado, como decenas que ocurren diariamente en el país, sino que tuvo claras razones políticas.

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Ocurrió después de una campaña por la presidencia municipal de Ixtapaluca en el 2012 llena de lodo, manchada por la propaganda negra y amenazas contra la licenciada Maricela Serrano, su familia y nuestros compañeros antorchistas.

No hubo día en que no se le calumniara, se le ofendiera, se le amenazara con que si no se retiraba de la contienda algo muy grave le ocurriría.Hubo compañeros golpeados por difundir volantes con la imagen y propuestas de nuestra representante; vehículos robados durante eventos multitudinarios de campaña; hasta se sabotearon los frenos de un autobús del grupo danza que acompañaba la gira de nuestra candidata buscando un accidente mortal, y cómo olvidar las coronas fúnebres que le hicieron llegar a varios integrantes de la planilla con sus nombres en muestra de lo que podría pasarles.Todo esto está documentado.

Tras el triunfo democrático en las urnas, los ataques no solo continuaron, sino que arreciaron.Los ixtapaluquenses no olvidamos el famoso grito "Ahí vienen los antorchistas" del cinco de septiembre de ese año, que se escuchaba en los altavoces de las patrullas de la policía municipal y estatal; a los directores por órdenes de supervisores sacando a los alumnos de las escuelas; gente desconocida corriendo por lugares públicos advirtiendo el supuesto peligro.Pero que al final del día, dijeron en las noticias nocturnas, "se trató de rumorología muy bien planificada para someter a la ciudadanía al pánico".

Ya en el 2013, con la licenciada Maricela como presidenta municipal, las amenazas seguían llegando por mensajes anónimos, por llamadas, por carteles en cadáveres sembrados y en todas se leía la consigna de "fuera Antorcha".El transporte público dominado por el gobierno estatal también adoptó en sus unidades la misma consigna.Una avioneta que sobrevoló el cielo de Ixtapaluca dejó caer miles de panfletos virulentos que incluían "fuera Antorcha".

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En la autopista México-Puebla aparecieron "como hongos después de la lluvia" (diría el maestro Aquiles en su artículo "Los elocuentes espectaculares" publicado el 6 de noviembre de 2013), decenas de anuncios custodiados por la policía estatal con la mencionada consigna y acusaciones nunca probadas contra el antorchismo.

Y a toda esta "guerra de liquidación" se le suma el hecho brutal y devastador del secuestro de Don Manuel Serrano el seis de octubre de 2013 a las siete de la mañana, cuando se disponía a abrir su puesto de periódicos y revistas en el municipio de Tultitlán, como desde décadas antes lo venía haciendo.

Días y noches de protesta, cadenas humanas y movilizaciones a la Secretaría de Gobernación para que interviniera y den con los culpables; intransigencia gubernamental y burlas abiertas por parte del entonces gobierno del Estado de México; impotencia, pero tenacidad para no rendirnos y continuar la búsqueda.

Es fecha en que la justicia no les llega a los autores intelectuales.Uno de ellos, señalado por los autores materiales, incluso ya murió asfixiado por el coronavirus.Pero la justicia mexicana solamente se quedó mirando cómo le exigíamos algo en lo que no intervino.

El otro hecho, más reciente, también se dio en un contexto de calumnias y epítetos contra la organización.Tras haber ganado en las elecciones de julio de 2018, López Obrador se dedicó, en cada lugar del país que pisaba, a lanzar calumnias y mentiras contra el Movimiento Antorchista Nacional.Nos acusó de ‘huachicoleros', de robar el dinero del pueblo, de vivir de ‘moches', de enriquecimiento ilícito.Muchas veces, nosotros y otros sectores a quienes también injuriaba el presidente electo, se le hizo el llamado a no calumniar, a no hablar sin conocimiento de causa pues aquello tendría repercusiones concretas, sin embargo, continuó (y sigue) la fétida verborrea obradorista contra Antorcha.

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El seis de octubre de 2018, un par de jóvenes, Berenice Bonilla y Omar Lugo, fueron arrollados por un vehículo que iba a exceso de velocidad mientras colectaban, con el fin de comprar vestuario para un concurso de danza, en un semáforo en Culiacán, Sinaloa.Si hubo un trasfondo político nunca se sabrá.Pero la circunstancia ahí está, y el contexto tampoco se nos debe olvidar.

Ambos son hechos que, al recordarlos, nos sigue sobresaltando, nos sigue llenando de coraje, sentimos la herida abierta todavía, en carne viva, cuya resignación seguramente nunca llegará.

Pero, como decía al principio, pese a la ausencia de don Manuel Serrano, Berenice Bonilla, Omar Lugo y la de todos los que han dejado la vida en la lucha, que físicamente ya no están con nosotros, hoy se han metamorfoseado y se han convertido en un símbolo de lucha y convicción, en una estrella que no nos permite perder el norte y que nos impulsa, que nos llena de fortaleza, de energía y firmeza para no doblarnos, para continuar luchando para que sus vidas, para que sus muertes no sean en vano.

Nunca olvidaremos su ofrenda.Mirar en fotografías los ojos amables y tiernos de don Manuel, la sonrisa juvenil de Berenice, la alegría de Omar, es otra razón para luchar, para vencer.Y lo haremos, por todos los que han dado sus vidas, venceremos.

 

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